El laberinto catalán
El congreso de ERC amenaza a Sánchez: tres de las cuatro candidaturas no garantizan seguir dándole apoyo
Solo Oriol Junqueras apuesta por el apoyo a los socialistas tanto en Madrid como en Cataluña
El 30 de noviembre es una fecha señalada en rojo en el calendario de la Moncloa, porque ese día su socio más leal, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), celebra su congreso. La situación interna en el partido independentista catalán se ha ido envenenando y en este momento hay cuatro candidaturas anunciadas aspirantes a hacerse con el control del partido, pero solo una de ellas, la liderada por Oriol Junqueras, garantiza a Pedro Sánchez y a Salvador Illa seguir contando con su apoyo parlamentario.
ERC, tras diversos batacazos electorales y el descubrimiento de que desde la dirección del partido se organizaban campañas de comunicación atacando a los hermanos Maragall o a Junqueras para victimizarlos y así ganar votos, es una olla a presión.
Tras las elecciones autonómicas, Junqueras dimitió con el objetivo confeso de volver. Su salida de la dirección fue un movimiento táctico con el fin de no quemarse, una vez más, siendo él quien negociara la investidura de Illa.
La de Junqueras es una de las dos listas con más opciones de salir vencedora, pero el ajustadísimo resultado de la votación interna con la que ERC decidió dar su apoyo al PSC hace imprevisible el resultado de un congreso que, como todos los de ERC, es asambleario. El hecho de que los casi 9.000 militantes puedan participar hace mucho más difícil controlar la asamblea.
La lista de Rovira
La otra gran lista anunciada que aspira a dirigir el destino de ERC es la de los seguidores de Marta Rovira. Esta lista cuenta con el apoyo del expresidente de la Generalitat, Pere Aragonés. Si bien, a priori, Rovira puede parecer una garantía para los socialistas, porque ha sido ella quien ha negociado la investidura de Illa, en Ferraz no tienen motivo para tenerlas todas consigo.
Los seguidores de Rovira pueden tener la tentación de aliarse con las otras dos candidaturas anunciadas con el fin de derrotar a Junqueras, y la realidad es que las dos listas minoritarias han manifestado su determinación, innegociable de romper cualquier lazo con los socialistas.
Una de estas listas, que se autodenomina Foc Nou («Fuego Nuevo»), la encabezan el ex consejero de exteriores de la Generalitat, Alfred Bosch, y Joan Puig. Bosch tuvo que dimitir de consejero acusado de acoso sexual y Puig saltó a la fama por una patética imagen intentando asaltar el chalet de Pedro J. Ramírez en bañador y con el carnet de diputado al Congreso en la boca.
La otra candidatura llamada «la independencia desde las bases» se organiza alrededor del colectivo Primer d'octubre, que ya obtuvo un importante respaldo en una consulta sobre la investidura a Illa al lograr el 44,8 % de los votos contrarios a la investidura, a pesar de la campaña de la dirección del partido a favor del acuerdo con el PSC.
Unir fuerzas
Algunas fuentes conocedoras de las interioridades del partido republicano apuntan a que los seguidores de Marta Rovira podrían unir fuerzas con las dos listas minoritarias y así garantizarse que Junqueras no vuelva a la presidencia del partido. Un cambio de estas características al frente de ERC podría modificar su estrategia tanto en Madrid como en Barcelona, y abandonar a Sánchez y a Illa.
No es la primera vez que sucedería algo parecido en ERC. En 2008 Esquerra Republicana también celebró un congreso profundamente dividido y, como ahora, con cuatro candidaturas. En aquel entonces el cónclave republicano termino con la decapitación de su líder, Josep-Lluís Carod-Rovira, que había sido el que había pactado con el PSC e ICV (hoy Comunes-Sumar) la formación del primer gobierno tripartito con el PSC al frente en Cataluña y el apoyo a Rodríguez Zapatero.
La salida abrupta de Carod de la dirección de ERC propició la llegada de Junqueras, que en su primera etapa priorizó los acuerdos con Artur Mas al frente de una Convergencia que vivía sus últimas horas.
La historia siempre se repite y Sánchez teme que el congreso de ERC siga el guion de 2008.