El expresidente de ERC, Oriol Junqueras, durante la presentación de la candidatura 'Militancia Decidim'
Política
Los 'roviristas' deslizan que Junqueras hace teatro y rechazan su victimismo: «Es, como mínimo, discutible»
Godàs asegura que, si gana, ERC no protagonizará campañas de las que se tengan que «avergonzar»
Todavía faltan más de dos meses para que ERC decida su futuro en el congreso nacional previsto para el 30 de noviembre, pero los ánimos están más que caldeados en el seno del partido, especialmente entre las dos candidaturas principales: Militancia Decidim y Nova Esquerra Nacional, afines —respectivamente— a Oriol Junqueras y Marta Rovira.
El expresidente de ERC y la secretaria general del partido han pasado de aliados a enemigos en unos pocos meses, y uno de los temas candentes entre ambos sectores es la polémica en torno a la estructura B del partido dedicada a organizar campañas de guerra sucia e incluso ataques de falsa bandera, como los dirigidos a los hermanos Maragall durante las pasadas elecciones autonómicas.
Junqueras lleva unos días tratando de sacudirse toda la responsabilidad y respondiendo que él solo pasaba por allí a cualquier periodista que le pregunta si, como presidente del partido, no debería haber tenido conocimiento de lo que ocurría en las cloacas del mismo. «Ni yo lo sabía ni tuve la oportunidad de saberlo, porque seguro que había quien quería que no lo supiera», aseguraba en una entrevista reciente con RAC1.
«Pa amb tomàquet»
Según el relato del exlíder republicano —así lo explicó en la presentación de su candidatura este fin de semana, en Olesa de Montserrat—, cuando en 2018 ingresó en prisión condenado por sedición y malversación de caudales públicos, se activó una dirección paralela en ERC, articulada a través de un grupo de Signal —una aplicación de mensajería similar a WhatsApp— llamado «Pa amb tomàquet».
Según adelantó Catalunya Ràdio, este grupo se llamaría en realidad «Pa amb tomàquet amb anxoves» («pan con tomate con anchoas», en catalán), debido a que era un plato que Rovira echaba de menos desde su «exilio» en Suiza. Allí estaban la propia Rovira y varios dirigentes de ERC cercanos a ella, como la portavoz parlamentaria de ERC, Marta Vilalta, o el defenestrado Sergi Sabrià, que fue viceconseller de Estrategia y Comunicación del gobierno de Aragonès, además de uno de los líderes de la estructura paralela.
De esta manera, Junqueras se refugia en la coartada de la prisión para ofrecer un relato según el cual la actual deriva del partido no es cosa suya, sino de los afines a Rovira, que lo habrían dejado aislado. Un relato que sus oponentes no compran, acusándole sottovoce de estar haciendo teatro: «Este aislamiento no ocurrió nunca. No había estructuras paralelas, las decisiones eran compartidas y avaladas tanto por el presidente [Junqueras] como por la secretaria general [Rovira]», aseguraba el martes la dirigente rovirista Marta Vilaret en RAC1.
«Lo que sabes y lo que podrías saber»
En esta batalla por el relato, el último en saltar a la palestra ha sido el principal adversario de Junqueras en la contienda electoral interna. El candidato de Nova Esquerra Nacional, Xavier Godàs, afeó las excusas de Junqueras y sus declaraciones de no saber nada sobre la trama B. «Si tú estás al frente de cualquier proyecto adquieres una responsabilidad, y esta comprende todo lo que pasa, lo que sabes y lo que podrías saber», dijo el miércoles en la cadena SER.
En el centro, Xavier Godàs, candidato a presidir ERC
El exalcalde de Vilassar de Dalt comentó que le parece «como mínimo, discutible» la versión según la cual Junqueras se enteró del escándalo por la prensa, como insistió el expresidente. En este sentido, ha asegurado que si él es el presidente de ERC, no se harán campañas o acciones de las cuales el partido se tenga que «avergonzar».
