Entrevista
Hanan Serroukh: «El islamismo seguirá expandiéndose en Cataluña y el resto de Europa»
La autora de 'Coraje. El precio de la libertad' atiende a El Debate para alertar de la expansión del radicalismo islámico
De origen marroquí, la barcelonesa Hanan Serroukh Ahmed ha vivido en primera persona lo que sufren muchas jóvenes bajo la opresión del movimiento islamista radical totalitario suní conocido como salafismo. Lo explica en Coraje. El precio de la libertad, publicado recientemente por Sekotia: en él relata cómo su vida se convirtió en un infierno siendo una adolescente.
Nacida en 1974, atiende a El Debate para hablar sobre las vicisitudes que tuvo que pasar para ser libre y para alertar de ciertos comportamientos actuales, que pasan desapercibidos para muchos, pero que en un futuro no muy lejano serán un problema, no solo para la sociedad catalana o española, sino para Europa.
Cuando todo cambió
Su padre fue un inmigrante marroquí que decidió venir a Europa a ganarse la vida. Era una época en la que no existían los cayucos y donde la mentalidad de muchos era muy diferente. Estábamos en pleno franquismo y con ganas, consiguió un éxito personal, ganarse la vida. Gracias a esto pudo venir su esposa y en 1974 nació su hija Hanan.
Su vida cotidiana estaba muy apartada de la religión. Convivían de una forma normal con sus vecinos, y el padre tenía amistades catalanas y españolas. Iba al bar y era uno más. En ningún momento se sintió discriminado por ser de origen marroquí. Tampoco Hanan en el colegio. Todo aquello cambió cuando su padre falleció.
«Nosotros éramos una familia normal, integrada dentro de la sociedad catalana de aquella época. Mis padres vinieron y Cataluña se lo ofreció. En ningún momento pensaron en la idea de crear una mezquita», relata. Al poco tiempo hicieron casar a su madre con un hombre.
«El perfil de esa persona nada tenía que ver con nosotros. Tenía más formación que mi padres, los cuales no habían cogido un lápiz en su vida. Sabía leer y recitaba el Corán. Si se casaba con él, subiríamos en el escalafón social. No fue así». Aquel hombre era salafista. Las empezó a adoctrinar según su creencia. Las anuló como mujeres. Hanan dejó de ir a la escuela. Es más, se convirtió en un billete para que un amigo de ese hombre pudiera venir a Cataluña.
Matrimonio forzoso
Apalabró su matrimonio forzoso con ese hombre: «La sharía dice que la mujer es propiedad del hombre», explica. Es más, les impuso una distinción entre fieles e infieles. Los separó de sus antiguas amistades por infieles. Pasaron de tener libertad a vivir en una cárcel. «Nos teníamos que apartar de todos aquellos que, según él, no cumplían los preceptos».
Su mundo cambió. «Antes la religión no era el motor de nuestra vida. Recuerdo haber ido a la playa con mi madre llevando ella un bañador de color amarillo. Mi madre seguía Falcon Crest y yo, La Bola de Cristal. Con la llegada de ese hombre se cerró la televisión. Consideraba que nos tenía que corregir. Nos hizo taparnos la cabeza. Vivir dentro de sus preceptos».
Para recuperar su vida, aunque menor de edad, decidió huir, dejando atrás todo, incluso a su madre. «Soy una repudiada. Estoy bajo amenaza por haber deshonrado la moral de la comunidad. Desde que hui no he vuelto a ver a mi madre. Es peligroso. Sé de ella, pero no nos hemos visto nunca más. Para ellos estoy muerta por no haberme sometido».
Tutelada hasta los 18
¿Cómo sobrevivió? La encontró la Guardia Urbana de Barcelona y entró dentro del sistema de protección de menores. Eso la salvó. Estuvo tutelada hasta que cumplió los 18 años. Durante ese tiempo pudo recomponer a esa persona que estaba rota por dentro, gracias a un trabajo emocional. Aprendió a seguir adelante. Al cumplir 18 años dejó el centro, situado en Gerona, con 2.000 pesetas en el bolsillo. Decidió regresar a Barcelona, donde vivió en la calle, pero siempre buscó la libertad que un día perdió. Por encima de todo estaba su instinto de supervivencia.
En 1997 creó Punto de Referencia, un lugar para jóvenes que estaban solos. Una pequeña institución que quería devolver a la sociedad lo que ésta le había dado a ella. También ha trabajado con los Mossos d’Esquadra en temas de víctimas. «Tienen detectados 200 casos de chicas a las que les ha pasado lo mismo que a mí. Ahora es difícil huir. Solo unas 10 o 15 lo han conseguido en los últimos tiempos. Muchas de ellas acceden pensando que luego se van a poder divorciar. El gran problema es que esas chicas no son autosuficientes, no tienen medios y no tienen formación. El divorcio no es el futuro. Muchas de ellas aparecen como víctimas de violencia doméstica», asegura Serroukh.
El Islam «no es una religión»
Serroukh es muy dura contra el Islam, que considera que «utiliza a la mujer como un instrumento. La acompleja y la somete, borrándole cualquier símbolo humano. Tiene que ocultar su feminidad, porque es algo peligroso. La mujer por ser mujer es peligrosa». Asegura que tapan su personalidad haciéndole cubrir el pelo: «Dejan de ser para convertirse en un instrumento al servicio de la comunidad. El Islam para mí no es una religión. Es un modelo socio político de controlar una población y que lo embadurnan como un elemento religioso, pero que no aporta nada de espiritualidad ni elementos de conciliación. Ninguna religión puede hablar de espiritualidad cuando su símbolo es una espada».
Con respecto a ciertos comentarios islamófobos de algunos políticos, al preguntarle sobre Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, responde que «si la escuchamos sin atención yo tendría que estar de acuerdo. En una base estoy de acuerdo. Ahora bien, ella lo utiliza como una cuestión política. No tiene la capacidad de diferenciar entre lo que es una población o la diversidad de una población catalana con lo que es esta amenaza política, a la sociedad occidental, a la democracia que es el salafismo. Tiene una visión cortoplacista. Para ella no soy catalana ni una buena catalana. Yo soy una catalana de a pie».
Su visión sobre el futuro es pesimista si no se actúa desde las instituciones. «El islamismo va a continuar creciendo y expandiéndose en Cataluña y el resto de Europa. Nuestro retos es el que seamos capaces de que no tengan la capacidad de captación, de encontrar adeptos en nuestra sociedad. Hemos de entender a lo que nos estamos enfrentando. Este es nuestro gran drama. El problema es que el islamismo está creciendo y arraigando con gente nacida en nuestro país», lamenta.
Críticas a ERC
Finalmente hablamos de la diputada de ERC Najat Driouech Ben Moussa, que luce hijab en el Parlament. «No hacen nada ahora porque creen que eso les da votos, pero están hipotecando nuestro futuro. Si ERC fuera honesta, consigo misma y con sus simpatizantes, tendría que ver que esta persona se presenta por un partido republicano, independentista, a la vez ella se somete con ese hijab, a una corriente, pero ella no ha renunciado a un país, a una identidad, regida por una monarquía».
Serroukh también recuerda que ERC anteriormente ya tubo «un político de convicciones, de trayectoria y militancia» como Chakir El Homrani, pero que él «nunca quiso ser un elemento folklórico, quiso ser simplemente un político al servicio de la ciudadanía. Esta persona que lleva la hijab está clara cuál es su función. Es el complemento folklórico de la política de ERC».
Con este libro, Hanan Serroukh ha recuperado a aquella niña que huyó de su casa para recuperar la libertad. Una experiencia personal, que ella ha podido contar, pero que muchas siguen y seguirán sometidas, al servicio de una comunidad que no las considera por el simple hecho de ser mujeres.