Historias de Cataluña
El impostor catalán que embaucó incluso a Jordi Pujol: «Mentí porque me escuchaban más»
La vida de Enric Marco vuelve a estar de actualidad gracias a la película protagonizada por Eduard Fernández
Hace unos días llegaba a los cines la película Marco, dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño, y protagonizada por Eduard Fernández. Su protagonista, el barcelonés Enric Marco, era un impostor, un embaucador, una persona que renunció a la realidad para no ser más que un espejismo ficticio.
Alabado por todos, incluso por los políticos, acabó siendo uno de los grandes impostores de este siglo. Estaba tan valorado que incluso el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, lo premió en su día con la Cruz de Sant Jordi en 2001. A consecuencia de ello escribió un libro explicando su falsa vida. ¿Quién fue Enric Marco?
La mejor forma de resumir su vida es diciendo lo que no hizo: nunca fue deportado a la Alemania nazi, jamás estuvo en el campo de concentración de Flossenbürg y nunca luchó contra el franquismo, porque vivió muchos años en Alemania, como miles de trabajadores españoles.
Lo nombraron secretario general de la CNT y presidió la asociación Amical de Mauthausen. Creó una gran ficción que todo el mundo se creyó. Con todo, también hay que tener en cuenta lo que comenta Eduard Fernández en una entrevista:
Una vida de mentiras
Enric Marco Batlle nació en Barcelona el 12 de abril de 1921. Lo primero que se sabe de él, de su vida pública, es que fue secretario general de la CNT desde abril de 1978 hasta su V Congreso, en diciembre de 1979. Lo expulsaron del sindicato en 1980, y pasó a llevar una vida activa en el asociacionismo escolar, siendo elegido vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Cataluña en 1998.
En 2000 se acercó a las asociaciones que reunían a los españoles víctimas de la deportación a los campos de concentración nazis. Aseguraba haber estado en Flossenbürg. Cuando empezó a hablar del tema quedaban muy pocos con vida: de los 14 que estuvieron en ese campo de concentración, ninguno de ellos vivía para contradecirlo. En pocos meses se convirtió en secretario y después en presidente de la Asociación Amical de Mauthausen y otros campos.
En ese periodo Marco declaró haber estado exiliado en Francia durante la II Guerra Mundial, y que de allí fue deportado al campo nazi de Flossenbürg, en Baviera, por colaborar con la resistencia francesa. Marco dio un gran número de charlas, principalmente en centros de enseñanza, sobre su pretendida vivencia como superviviente de los campos nazis.
Apareció en varios programas de televisión presentando su testimonio sobre su participación en la guerra civil, el exilio republicano, la resistencia antinazi en Francia, la II Guerra Mundial y los campos de concentración. En enero de 2005 pronunció un discurso en el Congreso de los Diputados, en un acto que quería conmemorar las víctimas del Holocausto y los crímenes contra la humanidad. Marco dijo ser el preso 6.446 del campo de concentración de Flossenbürg.
«Nos ahogábamos en nuestros vómitos, en nuestras propias heces… la alianza, la pulsera, la cadena, la menor fotografía... Solo, desasistido, sin nada. Nos desnudaron y nos pegaron de arriba a abajo. Y después... ¿Cuál fue el después? Podéis imaginároslo», dijo entonces. Tenía que haber ido en mayo de 2005 a conmemorar los 60 años de la liberación de Mauthausen con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, pero antes se descubrió la verdad.
La verdad sale a la luz
El historiador Benito Bermejo Sánchez, en abril de 2005, demostró que Marco nunca había sido un exiliado republicano en Francia, sino que al terminar la guerra civil permaneció en España. Estuvo en Alemania como voluntario al servicio de la industria bélica alemana, pero nunca en un campo de concentración. Tampoco lo arrestaron nunca por ayudar la Resistencia francesa.
Bermejo encontró un documento donde aparecía Enrique Marco Batlle, pero como un trabajador de la industria de guerra de la Alemania nazi, en la empresa Deutsche Werke Werft de Kiel. Lo arrestó la Gestapo, en 1943, por repartir propaganda de orientación comunista. Estuvo tres semanas en la cárcel. Lo juzgaron, lo absolvieron y lo repatriaron a España. A pesar de todo esto, Marco viajó a Austria para participar en la conmemoración. Sin embargo, el 6 de mayo de 2005 manifestó sentirse indispuesto y regresó a Barcelona.
El 10 de mayo de 2005, Marco convocó una rueda de prensa y allí reconoció abiertamente que los relatos de su supuesta deportación no eran ciertos. Dimitió como presidente de la Amical, y también devolvió la Cruz de Sant Jordi. A posteriori declaró que sus intenciones eran buenas: «Mentí porque me escuchaban más y así mi trabajo divulgativo era más eficaz», decía. Además, afirmó que había conocido determinadas formas de represión y que «nadie puede decir si su sufrimiento era menor que el de los deportados».
Enric Marco participó en el documental Ich bin Enric Marco (Soy Enric Marco) de Santi Fillol y Lucas Vermal en 2009, donde visitó el campo de Flossenbürg. En 2014, Javier Cercas publicó la novela biográfica titulada El impostor, basada en sus conversaciones con Marco. Y, como hemos dicho, se acaba de estrenar Marco, con Eduard Fernández dando vida a un personaje que tocó la gloria con los dedos y cuya caída motivó un debate sobre otros personajes que habían declarado una falsa historia real llena de ficciones. En el fondo, Enric Marco, un personaje gris, empezó a mentir para ser admirado.