Seguridad
El gobierno catalán dice ahora que el día del retorno de Puigdemont también se temía un ataque yihadista
La consellera Parlon revela que los Mossos estaban preocupados por un ataque terrorista ligado al radicalismo islámico o a la «ultraderecha»
La consellera de Interior, Núria Parlon, ha revelado que el 8 de agosto, fecha del pleno de investidura de Salvador Illa y de la performance de retorno y posterior fuga de Carles Puigdemont, los Mossos d’Esquadra tenían un cuarto objetivo: evitar un posible atentado terrorista. Parlon señala que había una amenaza «moderada» de un ataque por parte de grupos yihadistas o de organizaciones «de ultraderecha».
Hasta ahora, su departamento había dicho que los agentes tenían tres misiones aquel día –garantizar la normalidad en el Parlament, evitar el conflicto entre la manifestación independentista y la constitucionalista y detener a Puigdemont–, pero en un informe hecho público este martes por el digital El Món se revela esta cuarta motivación.
El documento en cuestión es una respuesta parlamentaria a la CUP, de dos folios y medio, en el que Parlon dice a los cupaires que no puede darles la información facilitada al juzgado que investiga la desaparición de Puigdemont, pero que sí quiere dar «información genérica sobre el objetivo del dispositivo», así como sus antecedentes y resultados. Pese a esta declaración de intenciones, Parlon omite hablar del presidente de Junts en su escrito.
Amenaza terrorista
La consellera justifica el uso de gas pimienta para controlar a los manifestantes independentistas que se agolpaban en la puerta del parque de la Ciutadella, y recuerda que aquel día «el nivel de amenaza terrorista del acto era moderado, dentro de la situación establecida actualmente de un nivel 4 sobre 5».
En este sentido, Parlon recuerda que «las organizaciones cercanas al movimiento yihadista global han intensificado la llamada a atacar intereses occidentales, especialmente las democracias». La consellera también apunta como moderada la amenaza del terrorismo «de ultraderecha», y asegura que todos los que participaban en el acto de investidura eran «potenciales objetivos».