Rutas por Cataluña
Belleza, decadencia y paz: una ruta por los cementerios de Barcelona
Del Poble Nou a Montjuïch, pasando por Sarrià, Sant Gervasi o Sant Genís dels Agudells
En la ruta de esta semana viajaremos por los cementerios que hay en la ciudad de Barcelona. Al igual que otros muchos alrededor del mundo, merece la pena visitar los camposantos de Barcelona, porque en ellos encontramos obras de arte y estructuras llevadas a cabo por importantes arquitectos, en una época donde la burguesía catalana quería demostrar su poder económico y social también una vez muertos.
El cementerio más antiguo de la ciudad es el del Poble Nou, también conocido como Cementerio General de Barcelona, del Este, de Levante o Viejo. Fue inaugurado en 1775, ya que los cementerios parroquiales estaban llenos y se pensó en descongestionarlos abriendo este recinto fuera de las murallas. Era un lugar prácticamente deshabitado y su emplazamiento permitía que pudiera ser mayor que los parroquiales.
Historias de Barcelona
Esta estrecha calle de Barcelona fue durante siglos una de las más importantes de la ciudad
En 1813 las tropas francesas lo destruyeron, y fue reconstruido e inaugurado de nuevo en 1819. El esplendor de los panteones empezó en 1849. Como en Montjuïch, los mejores escultores y arquitectos de la época realizaron joyas artísticas. Éstas fueron pagadas por familias burguesas, ricos comerciantes y fabricantes adinerados que deseaban exhibir su opulencia y prestigio social.
Pasear por el recinto de los panteones es viajar a un tiempo que tuvo en la «fiebre del oro» su mayor esplendor. También nos adentraremos en la decadencia de una parte de la sociedad catalana. Entre los personajes ilustres enterrados aquí destacamos a Josep Anselm Clavé, Ramón Sabatés i Massanell, Mary Santpere, Casto Sendra, José Luis de Vilallonga, Lola Anglada, Josep Llimona, Xavier Benguerel, Narcís Oller, Narcís Monturiol, Valentí Almirall o Antonio Pérez de Olaguer. También está Francesc Canals Ambrós, conocido como «el Santet», del cual hablaremos otro día.
Sant Andreu y Sarrià
El segundo en antigüedad es el de Sant Andreu del Palomar. Situado en este barrio barcelonés, en el porche de entrada se encuentra una estatua de san Andrés elaborada por Antonio Ramón González en 1957. Dentro del cementerio se halla el Panteón del Soldado, un monumento erigido sobre la sepultura de los soldados del Ejército de Urgel.
El cementerio de Sarrià está enclavado en medio de este barrio barcelonés, rodeado de edificios. Fue inaugurado en 1843 cuando Sarria era un pueblo independiente de Barcelona. En él fueron enterrados algunos miembros de la burguesía y nobleza catalana, relacionados con Sarrià, como los Llanza, los Pignatelli de Aragón, los Belloch, los Planella, los de Borràs o los Margenat.
Sant Gervasi, Horta y Sants
El cementerio de Sant Gervasi se ve a simple vista si uno va en coche por la Ronda de Dalt. Está enfrente de la Universidad Abat Oliba CEU, y fue inaugurado en 1853. Como el de Sarrià, pertenecía al pueblo de Sant Gervasi de Cassoles. Entre los personajes ilustres destacamos a Joan Maragall Gorina, Conxita Bardem, Josep Guinovat, Xavier Montsalvatge y Xavier Nogués i Cases.
El cementerio de Horta fue inaugurado en 1867. De estilo neoclásico, destaca su capilla situada al fondo del recinto cerca del muro. Alrededor del pasillo principal se encuentran las tumbas más importantes, muchas de ellas, de familias nobiliarias.
El cementerio de Sants fue inaugurado en 1880. Está situado en el término municipal de L’Hospitalet de Llobregat. En un primer momento estaba ubicado al lado de la parroquia de Santa María de Sants. Cuando el barrio fue creciendo se decidió trasladarlo a unos terrenos conocidos como ‘La Coveta’ en L’Hospitalet. Este nuevo cementerio fue obra de Jaume Gustà i Bondia. En el antiguo cementerio se construyó una cochera para el tranvía.
Las joyas de Montjuïch
Situado en la parte opuesta a la montaña, mirando al mar, se encuentra el cementerio de Montjuïch. La floreciente actividad económica de la ciudad y de la burguesía hizo posible su construcción. Se iniciaron las obras en 1882 y se inauguró el 17 de febrero de 1883, con el primer entierro apenas dos días después, cuando fue inhumado José Fonrodona Riva. Ocupó el nicho número 14, en la Vía de Sant Josep.
El cementerio conserva verdaderas joyas artísticas construidas entre 1888 y 1936. Los mejores escultores y arquitectos de la época realizaron maravillosas obras de arte para perpetuar la figura del finado.
Las más importantes familias de Barcelona han tenido o tienen un panteón en este cementerio. Entre ellas Victoria de los Ángeles; Enric Borràs; Mario Cabré; Merce Capsir; Joseph Carner; Manuel Carrasco i Formiguera; Francesc Viñas; Lluís Companys i Jover; Herta Frankel; Joan Gamper; José Agustín Goytisolo; Àngel Guimerà; Carmen Kurtz; Hipólito Lázaro; Francesc Macià i Llusà; Pascual Madoz; Raquel Meller; Joan Miró; Salvador Puig Antich; Santiago Rusiñol; Jacinto Verdaguer; Ricardo Zamora; Isaac Albéniz; Ramón Casas; Josep Maria de Segarra; Joaquín Blume; Ildefons Cerdà; Ángel Pestaña o Francesc Cambó.
Les Corts y Sant Genís
El cementerio de Les Corts fue inaugurado en 1897. Pertenecía al municipio de Les Corts de Sarriá, y está delante del campo del F.C. Barcelona. Durante la Guerra Civil sus muros sirvieron para asesinar a más de un barcelonés. Entre los personajes ilustres destacamos a Ramón Calduch; Joan Capri; Ladislao Kubala; Ricard Maxenchs; Víctor Moya; Federico Riera-Marsá Llambí; Glòria Roig; José Luís Sansalvador; Josep Soligó Tena, Evarist Arnús; o Francisco de Paula del Villar.
La ruta acaba por el más desconocido de todos, que es el de Sant Genís dels Agudells. Está enclavado en la falda de Collserola, por encima de la Residencia Sanitaria de la Vall d’Hebrón. No es un lugar de paso, por eso ha conservado su autenticidad con el paso de los años. Es el único cementerio de Barcelona que no es municipal.
Se sabe del pueblo de Sant Genis dels Agudells desde el 931, cuando se consagró su iglesia. En el siglo XIV pasó a depender del monasterio de la Vall d’Hebrón. En 1867 pasó a Horta. Al lado de la iglesia encontramos el pequeño cementerio. Allí están enterrados miembros de la nobleza muy vinculada con el barrio, como los barones de La Barre de Flandes y en su momento la familia Sivatte, propietarios de la Torre del Baró. Durante muchos años estuvieron los restos mortales de Manuel Carrasco i Formiguera.