Can Felipa, en BarcelonaAyuntamiento de Barcelona

Sociedad

Un edificio único en el barrio de Poblenou: de fábrica textil a epicentro cultural

Un edificio histórico que, tras su transformación, sigue tejiendo la vida social y creativa del barrio con proyectos artísticos y comunitarios

Can Felipa se ha consolidado como un punto esencial en la vida social y cultural de Poblenou, con un proyecto artístico de gran relevancia en el ámbito de las artes escénicas. Bajo el sol otoñal de la tarde, la imponente fachada blanca de Can Felipa brilla con fuerza. Desde la plaza Josep Maria Huertas Clavería, su estructura se alza imponente: planta baja, primero, segundo, tercero y cuarto piso... ¡Incluso con buhardillas! Resulta difícil creer que alguna vez fue una fábrica, ya que su aspecto dista del estilo industrial manchesteriano que caracterizaba a Poblenou a finales del siglo XIX y principios del XX.

La arquitectura de Can Felipa recuerda al estilo Beaux Arts francés, con sus grandes ventanales de cuarterones y un tejado de pizarra con buhardillas que le confieren un aire distinguido. Esta apariencia fue reforzada en la reforma de 1991, llevada a cabo por Josep Lluís Mateo, que transformó su color original gris en blanco y adaptó el edificio para su nueva función como centro cívico.

Un vistazo a su historia revela que Can Felipa comenzó en 1856, cuando Felipe Ferrando estableció una pequeña fábrica de blanqueo en la confluencia de las calles Marià Aguiló y Peralada, aunque esta última desapareció con la creación del carrer de Pallars.

En 1877, la familia Vilà adquirió la fábrica y la expandió. En 1920, se convirtió en Manufacturas Reunidas del Textil y fue renovada bajo la dirección del ingeniero Lluís G. Cot Font. Más tarde, en 1955, pasó a llamarse Central de Acabados Textiles (Catex) tras la fusión de varias empresas familiares. Durante esta etapa, el ingeniero Benet Puig Pusiñol llevó a cabo nuevas reformas, creando el diseño que, en gran parte, se ha conservado hasta hoy.

Una fábrica para el barrio

A pesar de su crecimiento, Can Felipa no logró superar la crisis del sector textil. En 1974, la empresa despidió a 72 trabajadores y, finalmente, cerró en 1978. A partir de entonces, se convirtió en un símbolo de la lucha vecinal, con la Asociación de Vecinos del Poblenou liderando la campaña para que el edificio fuera reutilizado en beneficio de la comunidad. En 1984, se llegó a un acuerdo para construir una piscina, que fue inaugurada en 1989, y un centro cívico, que abrió sus puertas en 1991 tras la reforma dirigida por Josep Lluís Mateo.

Un espacio para el disfrute de los vecinos

Hoy en día, desde la acera de enfrente, se puede ver a vecinos de todas las edades entrando y saliendo de Can Felipa. Niños, jóvenes, adultos y mayores se reúnen en este lugar, que es un referente clave en la vida social y cultural de Poblenou.

Can Felipa, que en su día construyó su historia en torno al hilo textil, ha tejido su presente con una red diversa de asociaciones, grupos creativos y entidades. Además de contar con un CEM y organizar talleres y actividades para todas las edades, acoge el proyecto de arte contemporáneo La(b) Felipa, que promueve programas de artes visuales y escénicas, ofreciendo oportunidades a artistas emergentes.