Colau alarga su estancia en México mientras en Barcelona piden una auditoría externa sobre su mandato

La experiencia mexicana de Ada Colau, donde acudió para la investidura de su amiga Claudia Sheinbaum, se ha alargado más de lo previsto. La exalcaldesa se ha quedado diez días en México: no para visitar el país o degustar su comida, sino para reforzar la visión populista que quiere exportar a nivel internacional.

Mientras ella estaba en México, la vida municipal barcelonesa seguía adelante, sin su colaboración. Cabe señalar, no obstante, que no ha pedido en ningún momento que se le descuente una parte del sueldo por ausencia. Todo lo contrario: a final de mes cobrará su sueldo íntegro, según recoge Metrópoli Abierta.

Estando en México hizo campaña, a mayor gloria de ella misma. A los congregados que la querían oír y escuchar, les comentó que «la propuesta humanista que ahora mismo está desarrollando México es exactamente lo que necesitamos para enfrentarnos a la extrema derecha y a las grandes corporaciones que tienen tomado el poder en Europa y en gran parte del mundo».

«No podemos entrar en política solo para resistir», les decía: «Hay que entrar en política para ensanchar los horizontes, para construir nuevos horizontes de transformación, para conquistar nuevos derechos y libertades y más posibilidades de que la inmensa mayoría de la población pueda ser feliz realizando su proyecto de vida personal y colectivo», añadió.

Huésped distinguida

Y es que Colau recibió un premio, de manos del hasta ahora jefe de gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, que será sustituido por la otra amiga de Colau, Clara Brugada, de la cual fue asesora durante la campaña electoral para la municipalidad de Ciudad de México. A Colau la condecoraron el 23 de septiembre como Huésped Distinguida de la Ciudad de México, y la toma de posesión tuvo lugar el 1 de octubre: unas mini vacaciones, que debemos suponer fueron a cargo de ella o del gobierno mexicano.

En su discurso, al recibir el premio, afirmó que «de hecho, yo aprendí mucho de los movimientos populares urbanos de esta ciudad, de las luchas sociales en las calles y en los barrios y les tengo que decir que me impresionan muchas cosas de esta ciudad maravillosa». Evidentemente, no pudo dejar de lado el conflicto generado por su amiga Shein al no invitar al rey Felipe VI.

Y con la humildad que la caracteriza pidió «disculpas como europea y como española. Creo que ha habido demasiada arrogancia y la arrogancia tiene un problema: uno, que es maleducada, digamos, ¿no?… Y no es bienvenida. Pero, aparte de ser un problema de mala educación y de trato desigual injustificado, además es una estupidez, porque cuando alguien es arrogante se pierde la oportunidad de aprender».

Colau, según afirmó, había aprendido mucho de México no solo como persona, sino como activista social y alcaldesa. Y ese aprendizaje le llevó a llamar sibilinamente estúpido al Rey y al Gobierno español. Señaló que México no se merece el trato recibido por parte de España, y que esta debe pedir disculpas por el colonialismo llevado a cabo durante siglos. Dicho de otra manera, Colau sacó a relucir su populismo en un país que la escuchó, cosa que cada vez ocurre menos en la Barcelona donde fue alcaldesa.

Claroscuros en Barcelona

Mientras que a nivel internacional hace ver que es una gran estadista y una de las personas que más saben de municipalismo, lo cierto es que su paso por el Ayuntamiento de Barcelona tiene sus claroscuros. Por eso, Gonzalo de Oro, regidor de VOX en el consistorio, ha pedido una auditoría externa para analizar los ocho años que estuvo como alcaldesa. Y es que su paso por el ayuntamiento no fue todo lo favorable que ahora quiere vender internacionalmente. La petición de VOX está vinculada a que la justicia ha anulado el Reglamento de Participación Ciudadana y el dentista municipal.

Los años de Colau al frente del ayuntamiento barcelonés llevan vinculaciones directas a aquellas asociaciones que la ayudaron a ser alcaldesa. También tenemos proyectos que nunca se han llevado a cabo: ha sido una de las políticas municipales que más recursos y trámites judiciales ha tenido en ocho años. La Generalitat quiso auditarlos, pero todo ha quedado en nada.

«Pedimos al alcalde Jaume Collboni que haga un ejercicio de transparencia y encargue esta auditoría, como ya exigió una asociación de vecinos del Bon Pastor hace unos meses», señala de Oro ante la desidia. Sobre la propuesta de dentista municipal, el concejal de Vox comenta que «ha sido una propuesta populista más de Colau que nunca ha llegado a existir, suponía competencia desleal y el consistorio no tiene competencias en la materia».

Y sobre el reglamento, de Oro afirma que «solo buscaba hacer consultas ideológicas y partidistas, vulnerando el principio de seguridad jurídica en muchos casos». El problema, en este caso, es que el actual alcalde de Barcelona no moverá un dedo, porque él era primer teniente de alcalde y gobernó esos ocho años con Colau. Con lo cual, la fracasada gestión de Colau y lo que pueda salir en la auditoría externa le involucra directa o indirectamente a él. Lo más fácil es dejar pasar el tiempo y que todo se olvide, aunque su mala gestión haya supuesto un importante derroche de dinero público.