Un casco y una espadaPexels

Historias de Cataluña

El prado catalán donde un conde asesinó a un arzobispo y esparció sus sesos por el suelo

En 1194, la localidad de Moncada i Reixach fue testiga de un deleznable crimen a manos de un noble

Hasta 1917, en la localidad de Moncada i Reixach (Barcelona) se alzaba un castillo: el edificio desapareció junto con el santuario de Santa María de Moncada cuando la cementera Asland, propiedad de Eusebio Güell, empezó a explotar la montaña en la que se ubicaba.

Siete siglos antes, no obstante, aquel castillo fue testigo de un crimen de altos vuelos: el asesinato en el campo de Matabous de nada más ni nada menos que el arzobispo de Tarragona, Berenguer de Vilademuls, que fue abad de Sant Feliu en Gerona, delegado apostólico y consejero en la corte del rey Alfonso el Casto.

Berenguer de Vilademuls era hijo de Arnau de Vilademuls y hermano de Ramón II de Vilademuls, señor de Llers y Pals. Su hermana Blanca se casó con Guillem II de Castellvell. En 1173 estableció una concordia por los derechos reales y eclesiásticos en el dominio compartido de Tarragona. En 1177, ayudó al monarca castellano Alfonso VIII, con soldados de Tarragona, a conquistar Cuenca.

En 1178 tomó posesión del arzobispado de Tarragona y en el 1185 pactó en nombre de Alfonso II de Aragón con Ramón de Tolosa, conde de Tolosa en el Llenguadoc. Se llegó a una paz y el rey aragonés le entregó el condado a su hijo Alfonso II. Asimismo, Berenguer de Vilademuls condenó a los cátaros, como fue norma entre los religiosos de aquel tiempo.

El asesinato del arzobispo

Los hechos de su asesinato ocurrieron el 16 de febrero del 1194, cuando se encontró con Guillem Ramon I de Moncada, señor de Moncada y de Castellvell, vizconde de Bearne, de Gabardan y de Brulhois. Se casó en 1193 con Guillema de Castellvell, su prima, que a su vez era sobrina de Berenguer de Vilademuls.

Berenguer de Vilademuls iba hacia Roma y pasó por Moncada i Reixach, es posible que para ver a su sobrina. Parece ser que, en un primer momento, la conversación entre ambos fue amigable, pero en un momento dado –no se sabe si por un asunto familiar, económico o de otra índole– el señor de Moncada sacó su espada e hirió de muerte al eclesiástico.

Miquel Coll i Alentorn relata que Berenguer dijo: «Os pido que me dejéis confesar», a lo que su asesino respondió un lacónico «hacedlo». El arzobispo se confesó con un sacerdote que lo acompañaba, en tanto Guillem Ramon I de Moncada, en muestra de discreción, se alejó por el prado. Todo parecía ya en paz cuando, vete aquí que, terminada la confesión, regresó Guillem Ramon I de Moncada junto al arzobispo.

«¿Estáis en paz con Dios?», le preguntó. «Sí», respondió el arzobispo mientras besaba su cruz pectoral. Le soltó entonces un par de mandobles que terminaron con la vida del arzobispo. Y no contento con ello, Guillem Ramon I de Moncada no se le ocurrió otra cosa que esparcir el cerebro del arzobispo por el prado de Matabous.

Después del asesinato se marchó a sus tierras de Bearne, de donde era vizconde. Según la leyenda, cada vez que regresaba a Moncada i Reixach las desgracias se sucedían a modo de ejemplar castigo divino. Así los campesinos tuvieron que vivir sequías, inundaciones y malas cosechas. Al cabo de unos cuantos años se inició la construcción del monasterio de Santes Creus, por iniciativa de Guillem Ramon I de Moncada.

Confusión histórica

Esta versión final, no obstante, es un poco confusa porque no hablamos del mismo Moncada. La Casa de Moncada tuvo diferentes ramas familiares: el Moncada del que estamos hablando pertenecía a la Casa de Bearne, mientras que el que, en 1150 hizo donación a los monjes cistercienses de la abadía de la Grand Selva, de Toulouse, de unos terrenos en el lugar denominado Valldaura, cerca del actual municipio de Cerdanyola del Vallès, fue senescal de Barcelona y murió en el 1173.

Este tuvo cuatro hijos llamados Ramón I de Moncada, Guillem I de Moncada, Adelaida de Moncada y Berenguela de Moncada. De aquí nos tenemos que centrar en Guillem I, que se casó con María de Bearne. Del matrimonio nacieron dos hijos, Gastón VI de Moncada y de Bearne y Guillem Ramon I de Moncada y Bearne. Y es este último, nieto del fundador de la Casa de Moncada, quien asesinó al arzobispo de Tarragona.

Aclarado el tema, cabe concluir diciendo que los restos mortales de Berenguer de Vilademuls los llevaron a Tarragona, donde fueron enterrados. ¿Y Guillem Ramon? El 17 de junio de 1194, el día después del asesinato, el Papa Calixto II lo excomulgó a él y a sus cómplices. Para obtener el perdón debía ir a verlo y humildemente pedirle perdón. No fue hasta el 1215 cuando decidió ir a Roma, siendo Papa Inocencio III.

Se le aplicó la pena, después de pedir perdón, de ir a una cruzada a Tierra Santa. Diferentes asuntos personales en sus dominios le impidieron ir a las cruzadas. Otro impedimento es que murió en Olorón-Sainte-Marie en el 1224.