La torre en los jardines de La Tamarita, en Barcelona

La torre en los jardines de La Tamarita, en BarcelonaWikimedia

Historias de Barcelona

La lujosa torre de la zona alta de Barcelona que durante la guerra fue un oscuro centro de tortura republicano

Los jardines de La Tamarita tienen un oscuro pasado, del que hoy pocos son conscientes

En el barrio del Putxet de Barcelona, entre el Paseo de San Gervasio y la Avenida de la República Argentina, hay una calle con un nombre un poco raro. Es la calle Craywinckel, que se llama así desde el año 1863. Además, al principio de la Avenida del Tibidabo encontramos una torre y unos jardines conocidos como La Tamarita. ¿Quién era ese Craywinckel y que oscura historia esconde La Tamarita?

Aquella zona, una de las fincas más grandes de la parte alta de Barcelona, era propiedad de la familia Craywinckel que, desde el siglo XVII, fueron adquiriendo nuevos terrenos y la hicieron crecer. La propiedad principal era la conocida como El Frare Negre, que era la antigua torre de San Salvador del Mont, propiedad de María Manrique de Lara que, en 1553, la cedió a los jesuitas: por eso pasó a conocerse como Frare Negre («fraile negro»), vinculado a esta orden religiosa.

El bloque de viviendas El Frare Negre, en la actualidad

El bloque de viviendas El Frare Negre, en la actualidadWikimedia

En 1870, Juan de Craywinckel presentó un proyecto para urbanizar aquella zona. Inició su urbanización desde la calle Beltrán a la República Argentina, llamada por entonces Paseo de la Diputación. El Frare Negre estaba en el cruce de la actual calle Balmes con Paseo de San Gervasio.

Tiraron el edificio al suelo y en su lugar levantaron el edificio conocido como Grupo Residencial El Frare Negre. Las obras se iniciaron en 1933 y, como consecuencia de la guerra civil, la obra no finalizó hasta 1955. Delante encontramos otro emblemático: la torre modernista Andreu, conocida popularmente como La Rotonda.

Al otro lado del Frare Negre la familia Craywinckel tenían otra finca, que vendieron a principios del siglo XX al industrial algodonero Lorenzo Mata. Al morir este, en 1911, heredó sus propiedades su sobrino Alfredo Mata Juliá. En aquella finca se construyeron 3 casas, para los hijos del nuevo propietario, obra del arquitecto Melchor Vinyals; y la otra por el arquitecto Nicolás María Rubió y Tudurí, sobre la antigua y que es La Tamarita.

Pues bien, cuando el doctor Andreu decidió urbanizar la zona que estaba en la falda del Tibidabo, convirtiendo aquellos terrenos en un lugar residencial como en Inglaterra, la carretera que enlazaría aquellas casas pasó a llamarse Avenida del Tibidabo. Para ayudar a los vecinos a llegar arriba de todo de la calle se construyó un tranvía, conocido como Tramvia Blau, «tranvía azul».

En la parte de La Tamarita, que daba con esta avenida, se construyó el Pabellón del Tranvía del Tibidabo. Esto ocurría en 1907, siendo el terreno ya propiedad de Lorenzo Mata. El Pabellón fue derribado en 1925, por la poca afluencia de público.

Una cheka y un búnker

El edificio, que reformó y construyó Rubió y Tudurí, a partir de 1936 se convirtió en cheka. Era clave en la estructura del SIM. Estuvo dirigida por agentes estalinistas de nacionalidad rusa. Antes de convertirse en cheka fue hospital de campaña. Transformada en cheka, alcanzó siniestra fama. Durante el juicio a Laurencic, Rita Bermejo declaró:

«A las dos de la madrugada la llevaron a la calle Muntaner, 388; de allí, a Muntaner, 321, y dos días más tarde, a la calle de Zaragoza, donde estuvo 48 horas, al cabo de las cuales salió para la Tamarita, donde la encerraron en una habitación, especie de cuarto de baño; allí le echaron cubos de agua, y enseguida la tiraron en una carbonera, que tenía dos ventanucos: uno que daba al jardín, y otro por donde echaban el carbón»

A pocos metros de La Tamarita, en la Avenida del Tibidabo 17-19 estaba el Consulado soviético. Allí estaba el cónsul Vladímir Antónov-Ovséyenko. Allí cenó por última vez Andreu Nin antes de que lo trasladaran a Madrid para asesinarlo. El jardín del Consulado se comunicaba con el de La Tamarita y existía una escalera que comunicaba ambos.

Con lo cual, algunos de los detenidos o visitantes del Consulado podían acabar en La Tamarita de una manera discreta. Hoy en día, en el antiguo Consulado, se conserva el búnker construido para protegerse de los ataques aéreos que padeció Barcelona durante la guerra civil.

Tras la guerra los propietarios no volvieron a habitarla, utilizando solo el oratorio privado. Comprada por la inmobiliaria Núñez y Navarro, en 1993 pasó a ser de titularidad pública. En 1996 se convirtió en centro de formación de la Universidad Ramón Llull y sede de la Fundación Blanquerna.

La saga Craywinckel

La saga de los Craywinckel la podemos iniciar con Bartolomé de Craywinckel y de Maetyer, señor de Sombehe y Landeghen. Noble belga, nacido en Amberes en 1627, estaba al servicio de la Corona española. Llegó a ser gobernador de Yucatán y se casó con Juana Paula Hunnens. Bartolomé tenía tres hermanos más: José, que era gobernador y capitán general de la provincia de Sonorox y Sinaloa; Manuel, capitán de las Reales Guardias de Infantería, y Francisca, que se casó con Juan de Álvarez-Cuevas Banquero, oficial de la real Armada.

De los hijos que tuvo Bartolomé destacamos a Francisco y a Manuel de Craywinckel Hunnens. Ambos nacieron en Cartagena de Indias. Francisco de Craywinckel se dedicó al comercio, no solo en las llamadas Indias, sino también en Cataluña. En concreto se centró en la industria textil. Junto a sus hermanos José y Manuel recibieron el hábito de caballeros de la Orden de Santiago. Francisco murió en Barcelona en el 1772.

En la ciudad Condal vivía con su hermano Manuel, residiendo ambos en la actual La Tamarita. El patrimonio familiar lo heredó Manuel Felipe de Craywinckel y de Pechmann, en 1772. Este es el que les compró a los jesuitas El Frare Negre. Manuel Felipe falleció en 1815. La hacienda de los jesuitas tenía una extensión de 15 mojadas y una mundina. Esto significa que la propiedad tenía 73.753,53 metros cuadrados o 7,375 hectáreas.

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