Antiguo castillo de Cardona, hoy convertido en Parador Nacional de TurismoWikimedia

Leyendas de Cataluña

La leyenda del Parador de Cardona, embrujado por el fantasma de una doncella que murió de amor y pena

Cuentan que el espíritu de Adalés aún ronda por el edificio, en torno a la misteriosa habitación 712

En el castillo de Cardona (Barcelona) se encuentra la Torre de la Minyona (“torre de la doncella"), que se construyó en el siglo XI. Actualmente tiene una altura de 15 metros y una base de 10 metros de diámetro, pero originalmente tenía una altura de unos 24 metros de altura, que se redujo en 1812, durante la Guerra de la Independencia, al eliminarse el piso superior.

El castillo fue construido en el año 886 por Wifredo el Velloso. De estilo románico y gótico, incluye la denominada Sala Dorada y la Sala de los Entresuelos. Durante el siglo XV, los duques de Cardona fueron la familia más importante de la Corona de Aragón, sólo por detrás de la Casa Real: por eso se los denominaba «los reyes sin corona», pues disponían de extensos dominios territoriales en Cataluña, Aragón y Valencia, y vínculos dinásticos con las casas reales de Castilla, Portugal, Sicilia y Nápoles.

La genealogía sitúa los orígenes de la casa de Cardona en el 791, en su línea femenina, a partir de una hermana de Carlomagno, Argéncia, casada con Folch de Anjou. En 911 Ermemir I, fundador del linaje, aparece por vez primera documentado en el testamento del conde Wilfredo II Borrell. Fue el único de los linajes de la antigua alta nobleza que superaría la profunda crisis económica y política de finales de la Edad Media, y contaban con una considerable fuente de riqueza con la explotación de la sal de Cardona.

El 18 de septiembre de 1714, tras un asedio que destruyó en buena parte las murallas del castillo, fue uno de los últimos reductos en entregarse a las tropas borbónicas de Felipe V durante la guerra de Sucesión. Actualmente el castillo alberga el Parador Nacional de Turismo Duques de Cardona.

Sucesos paranormales

En la habitación 712 del Parador Nacional han ocurrido hechos que podemos calificar de poco normales. Los huéspedes empezaron a reportar fenómenos extraños dentro de ella, como ruidos inexplicables, sensaciones de presencias invisibles, sueños inquietantes y cuchicheos.

Para algunos, la experiencia fue todavía más intensa, ya que aseguraban que se habían despertado con muebles inexplicablemente reubicados en el centro de la habitación o que habían encontrado los grifos abiertos. Algunos consideran que es el espíritu de una joven cristiana del siglo XI, ya que esta habitación está cerca de la citada Torre de la Minyona.

Hay una leyenda al respecto, que se remonta a cuando Cataluña estaba conquistada por los musulmanes. Cardona era un pueblo amurallado con un castillo de piedra y arena. Las fiestas en el castillo estaban cercanas y todo el mundo hacía los preparativos. El duque de Cardona invitó al príncipe moro Abdalá a ir a la fiesta, y él accedió.

Durante la fiesta, la hija del Duque, Adalés, paseaba silenciosa y discreta por los jardines del castillo. Abdalá salió a dar un paseo, cuando le sorprendió la belleza de Adalés. Se enamoraron y se juraron amor eterno, y empezaron a verse de noche y a escondidas. Sabían que si los descubrían sus dos pueblos entrarían en guerra.

Las cosas no eran fáciles y un día fueron descubiertos. El duque estalló de ira al saber la noticia, y como castigo condenó a su hija haciéndola encerrar a pan y agua para siempre en una torre redonda que había en el castillo. A Abdalá, le prohibió entrar en sus tierras, al tiempo que le declaró la guerra.

Para que Adalés, la minyona, nunca pudiera hablar con nadie, el sirviente que le pasaba por el techo un poco de pan y agua cada día era ciego y mudo. Su padre, el duque, accedió a perdonarla escuchando los consejos de los nobles, pero cuando llegó a Cardona ya le esperaban los pajes para decirle que su hija estaba envuelta con mantas en la puerta de la torre. Había muerto de amor y de pena.

Cuenta la leyenda que la gente del pueblo cuando dirigía su mirada hacia el castillo a las doce de la noche, podían observar cómo el fantasma de Abdalá rondaba cabalgando con su caballo por la torre, desde entonces llamada Torre de la Minyona, hasta la montaña de sal. Venía a buscar a su amada Adalés.