Gerona
20 años buceando en el mercado negro para recuperar la joya gótica más valiosa de Cataluña: «Es única»
El abogado Carles Mascort ha conseguido ya 25 de las 30 piezas de la preciosa arqueta de Banyoles
La noche del 11 de enero de 1980, el ladrón de arte más famoso de Europa, Erik el Belga, entró a escondidas en el monasterio de Sant Esteve de Banyoles (Gerona) y se llevó la que tal vez sea la obra de orfebrería gótica más valiosa de Cataluña: la arqueta de san Martiriano, un precioso relicario recubierto en plata que el ladrón nocturno desmontó pieza a pieza sin que nadie lo viera.
«La arqueta es única, y tras el robo, el estado en el que quedó era un desastre absoluto, solo quedaba la estructura de madera», explica a El Debate el abogado Carles Mascort, que acaba de publicar el libro Una nit i trenta anys («Una noche y treinta años»), en el que relata su periplo por toda Europa buscando restaurar las treinta piezas que componían la arqueta.
Se trata de una investigación que le encomendó el obispado de Gerona en el año 2005, con el apoyo del Ministerio de Cultura. Mascort, inasequible al desaliento, tejió por toda Europa y EE. UU. una red de anticuarios prestamistas, detectives y galeristas para localizar las piezas. «Entre 2005 y 2009 conseguí recuperar 23 piezas —tras lo cual se restauró la arqueta y se presentó en público en 2010, de ahí el título del libro—, y en 2018 dos piezas más, una en Londres y otra en Bruselas», explica Mascort.
Trenes y almacenes abandonados
«Siempre he tenido colaboración de la policía cuando la he necesitado, pero no lo he usado mucho, porque cuando los coleccionistas privados que tienen las piezas ven intervenir a la policía suelen ponerse a la defensiva y las piezas desaparecen», explica Mascort, y detalla que, aunque desde 1993 hay una directiva europea que permite que la policía pueda requisar piezas robadas, en el caso de la arqueta no se aplica, porque el robo fue en 1980. Así, la dificultad ha estado más bien en ganarse la confianza personal de cada objetivo
Cada una de las recuperaciones tiene detrás su historia, pero al abogado reconvertido en detective se le quedó grabada especialmente la número 23. «Era la pieza principal de la arqueta, un relieve lateral de la Mare de Déu dels Àngels», explica, y detalla cómo en pocas horas le llegó la confirmación de que la pieza que había localizado era auténtica, prepararon el dinero para comprarla y voló a primera hora del día siguiente a Holanda.
«Al aterrizar recibí una llamada para que fuese en tren a otra localidad, allí me recogieron en coche y fuimos a parar a un local abandonado: allí hicimos la entrega de la pieza a cambio del dinero», relata. La emoción no acaba ahí: el día en el que se realizó esta venta era el 24 de octubre, día de la fiesta de san Martiriano en Banyoles. «Siempre me ha parecido algo casi providencial», explica.
Desde 2005, son casi 20 años de investigación que, no obstante, Mascort no da por cerrados. «Aún estoy trabajando en recuperar las cinco piezas que faltan, ese es mi deseo», señala, y confiesa que tiene a toda su red atenta a detectar cualquier movimiento en el mercado negro que haga que una de estas piezas salga a la luz. «Puede ser en cualquier momento, tal vez la semana que viene o dentro de dos años, pero confío en que podamos recuperar alguna más», concluye.