El presidente valenciano, Ximo Puig, con el expresidente catalán, Carles Puigdemont

El presidente valenciano, Ximo Puig, con el expresidente catalán, Carles PuigdemontEFE

Comunidad Valenciana  La jerga nacionalista se impone en la Comunidad Valenciana

El tripartito de izquierdas ha interiorizado expresiones y actitudes como las utilizadas en el círculo independentista catalán

El lenguaje y su uso son unos instrumentos más que útiles, si no los que más, a la hora de confeccionar un relato político, consolidarlo y que, finalmente, llegue a triunfar. De ello se ha valido constantemente el nacionalismo allá donde ha tenido presencia. Cataluña o el País Vasco son los ejemplos más recurrentes en España, pero no son los únicos.

En el caso de la Comunidad Valenciana, la jerga nacionalista se ha consolidado en los siete años y medio de tripartito de izquierdas –PSPV-PSOE, Compromís y Podem- y se han ido interiorizando conceptos y esquemas mentales.

El más evidente es la propia denominación de la Región, que no es otro que Comunidad Valenciana, según recoge el Estatuto de Autonomía. En cambio, en la izquierda valenciana ese nombre no goza de demasiada admiración y, por tanto, sus partidos prefieren usar el término «País Valencià». Así, por ejemplo, el PSOE es el Partit Socialista del País Valencià, Izquierda Unida es Esquerra Unida del País Valencià y ERC tiene su sucursal que se llama Esquerra Republicana del País Valencià.

Tomando el Estatuto como documento base, en su preámbulo explica que la designación de Comunidad Valenciana surge «como integrador de las dos corrientes de opinión que enmarcan todo aquello que es valenciano en un concepto cultural propio en el estricto marco geográfico que alcanza».

Esas dos corrientes que nombra son la de la «tradición valenciana proveniente del histórico Reino de Valencia» y la «concepción moderna de País Valenciano». Por tanto, darle rango de oficialidad a esta última denominación choca frontalmente con el espíritu de la autonomía.

Silencio ante los ataques secesionistas

Pero si insistir en el término 'País Valenciano' va en contra de lo marcada estatutariamente, pasar a la siguiente pantalla y usar la expresión 'Países Catalanes' pulveriza la integridad territorial valenciana y la convierte en una provincia bajo la preponderancia catalana.

Sin embargo, este hecho no ha merecido el rechazo de la izquierda valenciana, que guarda escrupuloso silencio ante los ataques del Govern de Cataluña.

De hecho, lejos de hacer algún reproche, el PSPV-PSOE se pone de perfil ante las reivindicaciones anexionistas, mientras que las otras dos patas del tripartito no disimulan en mostrar públicamente sus preferencias ante esos postulados.

Además, las tres formaciones subvencionan a entidades soberanistas en la Comunidad Valenciana para que su mensaje vaya calando. Solo entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia han destinado más de diez millones de euros a este tipo de asociaciones.

Otra muestra de que la izquierda en la Región ha comprado el lenguaje y el marco mental secesionista imperante en Cataluña es la obsesión por la Comunidad de Madrid.

Uno de los principios del nacionalismo es la búsqueda y construcción de un enemigo sobre el que descargar todas las culpas y justificar cualquier acción, por muy desproporcionada que esta pudiera ser. De este modo, Madrid es dicho enemigo y su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, a quien insisten en mostrar como la quintaesencia de todos los males sin mezcla de bien alguno, es el objetivo a derribar.

Aragonés y Armengol, compañeros de viaje

De ahí que Puig, ya desde que comenzó la pandemia, tenga entre ceja y ceja a Díaz Ayuso y constantemente haga referencias a su gestión y la contraponga a la que él lleva en la Comunidad Valenciana.

Cabe decir que en esa tarea el socialista ha encontrado a dos homólogos que están encantados de acompañar al valenciano en ese viaje. Así pues, entre el catalán Pere Aragonés y la balear Francina Armengol, Puig cuenta con aliados de cara a fortalecer el discurso nacionalista.

Por ejemplo, si se puede evitar decir la palabra España, mejor. En cambio, el libro de estilo del nacionalista recomienda sustituir ese término por otros como «el Estado», continuando de ese modo la costumbre que se inició en el País Vasco décadas atrás.

Para no nombrar España, Puig se ha adherido a la corriente de pasar, directamente, a la expresión «Madrid», matando de esa manera dos pájaros de un tiro.

Dentro de su espíritu federalista, el presidente valenciano viene repitiendo desde hace meses frases como «España es mucho más que la M-30» o en las que se muestra contrario al «kilómetro cero», en relación a la Puerta del Sol de Madrid.

Desde el punto de vista de los partidos, en el PP lamentan que no «se esté respetando el nombre de la Comunidad Valenciana», así como que se utilicen otros términos «para denominar lo que representamos y lo que somos». «Estamos muy orgullosos de ello y lo vamos a seguir defendiendo», apuntan.

En la misma línea, la portavoz adjunta de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, Merche Ventura, que con partidos como el PSPV-PSOE, Compromís y Podem «poco más hay que decir» y pone el acento en los socialistas, que son los que lideran el tripartito, y se autodenominan «con palabras nacionalistas».

Para Ventura, esto viene producido por una ley de Educación «donde se prima al nacionalismo y el hablar una lengua sobre otra» que desemboca en «empoderar» el independentismo. Según la diputada de Ciudadanos, «estamos ante una izquierda nacionalista, con un Partido Socialista que es un nacionalista acomplejado».

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