Comunidad Valenciana El «sablazo» de Ribó con los aparcamientos enfada a empleados y comerciantes
Las restricciones a la movilidad en coche aprobadas por el Ayuntamiento de Valencia no cuentan con el respaldo de los negocios en los barrios afectados
Se le atribuye al escritor estadounidense Robert Heinlein la frase de que los impuestos «no se ponen en beneficio de quienes los soportan». Algo similar debe de pensar Nuria, una joven monitora de gimnasio junto al centro de Valencia, en la zona del ensanche.
Vive en Rocafort, un municipio a quince kilómetros y a unos veinte minutos en coche de la capital. Cada día sale para comer a las 14 horas y ha de estar de vuelta en su puesto un poco antes de las 16. Hasta ahí ninguna novedad respecto a los casi cinco años que lleva en el centro deportivo salvo por la salvedad de que, desde hace quince meses, «más de cien euros» de su nómina mensual se le van en aparcar.
La razón no es que Nuria haya alquilado una plaza de garaje cerca de su trabajo, sino que, como muchos ciudadanos, está sufriendo la ordenanza del alcalde de Valencia, Joan Ribó –de Compromís– sobre el pago en las zonas de aparcamiento, la famosa y a la par odiada ORA. La propia Nuria lo explica.
«Lo que hacemos varios compañeros es comer por aquí, en la zona, porque cada uno somos de un barrio o un pueblo distinto y no sale rentable ir a comer a casa y volver con la comida aún en la garganta», explica la monitora, que continúa: «Hasta hace un tiempo era muy cómodo porque no teníamos que pagar la ORA, pero desde hace un tiempo nos sale a más de tres euros al día».
Lo que narra Nuria es completamente real, ya que el Equipo de Gobierno de Compromís y PSPV-PSOE decidió que ya estaba bien de que no se pagara la ORA de dos a cuatro de la tarde, por lo que quien aparque esas dos horas está obligado a pagar 3,30 euros.
Las alternativas, andar o pagar
«No han pensado en los trabajadores, solo en sus propios bolsillos. Somos miles y miles los perjudicados a los que nos supone un esfuerzo tener que pagar por algo que era gratis».
Así, la trabajadora subraya que el hecho de que no se tuviera que abonar el aparcamiento en esa franja no es que fuera «un privilegio, como lo quieren pintar», sino que considera que era «un gesto a los trabajadores que cada día tenemos que coger el coche y recorrer kilómetros» y asegura que esa medida no conllevaba «ningún daño a nadie y sí beneficios a empleados, comerciantes y vecinos».
En relación a las alternativas para ahorrarse esos cien euros en aparcamiento, el enfado de Nuria no se rebaja: «Puedo dejar el coche a quince o veinte minutos del gimnasio y venir y volver andando; puedo ir y volver a casa en coche y gastar en gasolina o pagar un bonometro a la semana y tardar la vida en llegar a casa».
El resumen de Nuria no puede ser más clarificador: «¿Tengo opciones? Sí, pero todas malas y a cada cual peor».
Situaciones como la de Nuria las ha denunciado en multitud de ocasiones la portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia, María José Catalá. La también candidata a la alcaldía de la ciudad relaciona directamente el aumento de las franjas de pago en las zonas ORA con el «afán recaudatorio» de Ribó que, según ella, «no tiene límites».
Para armar su opinión, Catalá explica que en lo que llevamos de año «el 20 % de las multas interpuestas por aparcar en zonas de pago corresponde a la franja de mediodía, de 14 a 16 horas».
Esto significa que se han impuesto 17.782 sanciones al respecto o, en otras palabras, que el Consistorio ha recaudado hasta octubre 253.415 euros en el tramo horario que anteriormente era gratuito. A estos ingresos extras habría que añadirles todos los pagos en esa franja que no han acarreado recargo, así como lo relativo al intervalo de 20 a 21 horas (otra hora que antes estaba exenta de pago), tanto con multa como sin ella.
Coincidiendo con Nuria, para Catalá esta medida está suponiendo «un sablazo que perjudica, sobre todo, a la clase trabajadora» y ha provocado que el Gobierno local de Compromís y PSPV-PSOE haya convertido Valencia «en un lugar hostil para la gente que necesita aparcar su vehículo».
En este sentido, la popular critica el modo de actuación el Ejecutivo municipal: «Eliminan las plazas de aparcamiento, las pocas que dejan son de pago, y todo sin dar alternativas a los vecinos. Por tanto, ni aparcamientos disuasorios ni transporte público de calidad», lamenta.
Así, Catalá insiste en que los ciudadanos no pueden pagar «por el simple hecho de acceder a su barrio y aparcar en sus casas», por lo que insta al alcalde a dar a revocar esta polémica ordenanza y que, por tanto, deje de «estar friendo a multas a los vecinos».
Ruzafa, ubicado en el centro de la ciudad, es uno de los barrios más dinámicos y con más ambiente de toda Valencia. Allí Jonathan es el encargado de un 'pub'. A él, como usuario de coche, también le afecta la política que está llevando Ribó respecto a los aparcamientos en el barrio: «Todas las calles hasta hace nada eran zona blanca, podíamos aparcar sin restricciones de horarios y gratis, pero ahora han puesto ORA, zona naranja y zona verde», señala.
Respecto a esto último, responde a que hace unos días entró en vigor otra ordenanza local, según la cual el barrio se divide en tres colores: la azul es para estacionamiento en zona de ORA, con los importes antes citados; en la naranja hay unos horarios restringidos y las plazas verdes son únicamente para residentes.
En la zona naranja, entre semana a partir de las siete de la tarde y los fines de semana excepto de 9 a 14 horas, cualquier vehículo que no sea de un vecino del barrio será multado y retirado, aspecto que a Jonathan le afecta de pleno: «Los viernes cierro a las tres y media al público, salgo a las cuatro y el sábado por la tarde tengo que volver. ¿Qué hago? ¿Dejo el coche en Malilla –un barrio a más de media hora a pie-, vengo andando y de madrugada otra vez voy a por el coche?», se pregunta enojado.
Preguntado por otras opciones que pudiera tomar, Jonathan señala: «Si hubiera metro, bien, pero los sábados el primero no pasa hasta las 5:30… No voy a estar una hora y media haciendo tiempo cuando tengo que volver al día siguiente ni voy a estar todos los fines de semana cogiendo taxi».
Acerca de las razones por las que Ribó ha decidido implantar esa norma, Jonathan no se cree la versión oficial dada por el Ayuntamiento: «Dicen que ha sido por petición del vecindario, pero hay una gran cantidad de plazas de aparcamiento libres. Los vecinos no necesitan tanto espacio y la muestra es que es que están las calles vacías».
La conclusión de Jonathan, al igual que la de su compañera de fatigas Nuria, no deja lugar a dudas: «Al final es pagar o pagar: metro, ORA o taxi… Pero pagar».
Por su parte, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valencia, Fernando Giner, también se muestra contrario a la política urbana de Ribó en cuanto a los aparcamientos y se centra en el mismo barrio que Jonathan, Ruzafa.
Al igual que Catalá, el concejal 'naranja' incide en el ánimo de «recaudar» del dirigente de Compromís y le pide que deje de enmascararlo excusándose en los «engaños» de la «sostenibilidad» y la «política verde».
En cuanto a las zonas de aparcamiento verdes y naranjas que ha apuntado Jonathan, Giner indica que se han puesto en marcha «con el rechazo de los comerciantes y falta de información para los vecinos y usuarios, que hasta el mismo día de la entrada en vigor seguían sin saber muy bien cómo proceder».
Asimismo, el concejal reprocha a Ribó que la nueva normativa en Ruzafa no haya contado «con la previsión, el acuerdo y la organización apropiados».