Comunidad Valenciana El deterioro del barrio de la Malvarrosa: «Te llegan a ofrecer heroína en la calle»
Acoso, amenazas, consumo, venta de drogas y una convivencia «inaguantable» son el día a día de la zona
Cuando una persona da su testimonio a un medio de comunicación pidiendo y reiterando que no se dé su nombre, es que la situación que hay detrás es preocupante. Cuando, además, relata episodios de acoso vecinal, amenazas y agresiones, las razones por las que prefiere mantenerse en el anonimato son realmente graves.
Esto es lo que le sucede a un vecino –tampoco se especificará si es hombre o mujer– del barrio valenciano de la Malvarrosa. Conocido fuera de la ciudad por su extensa playa y sus restaurantes para disfrutar de un buen arroz de la tierra, la realidad para los residentes es radicalmente distinta.
El afectado relata a El Debate cómo es su día a día desde que llegó al barrio hace siete años: «Enfrente de mi casa tengo a una familia de etnia gitana con los que desde el principio ha sido imposible porque no saben convivir. Tenemos problemas en toda la zona porque no quieren respetar las normas de convivencia».
El testimonio señala que durante mucho tiempo no le dejaban «vivir ni descansar» porque viven «en la calle, la ocupan como si fuese su comedor, montan piscinas en la acera, en verano están tocando la guitarra hasta las tres de la madrugada, pasan de los vecinos…».
Ante estos hechos, un día decidió llamar a la Policía, momento desde el que sigue sufriendo un «acoso brutal». «Después de que recibieran una multa, un día al volver a casa, como conocen mis horarios, me insultaron, aunque pude cerrar la puerta».
El Ayuntamiento «no quiere saber nada»
Sin embargo, continua, fue en aumento: «Dos días después, salí a las nueve para trabajar y la mujer me cogió el brazo y con la otra mano me pegó». Tal es el clima de amedrentamiento que la gente «pasaba, lo veía, pero no querían tener problemas y nadie vino a ayudarme», se lamenta.
Preguntado por cómo se ha podido llegar a tales extremos, el testigo lo tiene claro: «Acosan, lanzan miradas intimidatorias para que les cojas miedo y no llames a la Policía».
Como ejemplos pone el caso de una vecina que ha tenido que salir del barrio porque la vida allí dentro es «inaguantable» y el de un hombre que fue «amenazado de muerte» al día siguiente de que denunciara «una pelea de gallos».
Respecto a cómo sobrellevarlo, la fuente se resigna al afirmar que la gente «ya no avisa a la Policía porque se han rendido» mientras otros «viven con medicación para aguantar a esta gente» o, directamente, hay vecinos «que se han ido».
El resumen, para el testimonio, es que se «han apoderado tanto del barrio» que no dejan «descansar, vivir de manera normal ni siquiera llamar a la Policía» porque eso es sinónimo de «exponerse a acoso».
No queda ahí el sufrimiento vecinal, ya que el consumo y venta de drogas está a la orden del día. Se está «volviendo a consumir heroína y eso provoca muchas peleas y gente adicta por la calle», y detalla: «Pasas por delante de un narcotraficante, que está tranquilo con su silla, y te ofrece».
Ante la magnitud de lo relatado, y ante la pregunta de qué acciones se están llevando a cabo para atajarlo, la respuesta del vecino no deja lugar a dudas: «Además de que faltan policías, el Ayuntamiento no quiere saber nada. Hemos pedido reunirnos con el alcalde –Joan Ribó- para exponerle nuestros problemas, pero no nos ha querido recibir», subraya.
El camión de la basura, con escolta
Sin embargo, este no ha sido el único desplante que ha sufrido por parte del Gobierno municipal formado por Compromís y PSPV-PSOE: «Acudí al último pleno para hablar de todo esto, conté que me amenazaban y acosaban llegando a las manos y mientras lo contaba, Ribó y la concejala de Servicios Sociales, Isabel Lozano, se estaban riendo».
Esta afirmación la corrobora el concejal de Ciudadanos, Narciso Estellés, presente en dicha sesión: «Ha venido dos veces al Pleno. En la primera no se le hizo caso y en esta segunda el alcalde hizo una mueca, como que le daba igual lo que estaba diciendo».
El propio Estellés declara que el barrio arrastra «un déficit histórico de inversiones», a lo que hay que sumar que está volviendo a ser «el epicentro de la droga con el retorno de la heroína desde hace un año y medio».
Ante lo que califica como «dinámicas de inseguridad que hay que atajar», tales como reyertas, la okupación, la delincuencia o la venta de sustancias ilegales, el edil 'naranja' propone «un plan integral para el barrio» alejado de las medidas «parche que no van a arreglar los problemas» de la zona.
Para ello, lo primero que exige Estellés es «coordinación con la Delegación del Gobierno en materia de seguridad» y quien ha de solicitarlo es «el alcalde porque estamos hablando de un punto calentísimo de la ciudad».
En cuanto al tema de la vivienda, el concejal pide que el Equipo de Gobierno municipal elabora unas líneas de actuación a la hora de demoler las casas previstas: una para los «titulares de los domicilios, otra para los que están okupándolos y la tercera para quienes, además de okuparlos, están delinquiendo».
Por último, el representante de Ciudadanos insta a dotar al barrio de «equipamientos y servicios», para lo que tendrían que empezar por abrir una biblioteca que Ribó prometió hace casi ocho años y que, a día de hoy, no hay noticias de ella. «Los vecinos quieren igualdad de oportunidades, nada más», insiste Estellés.
En esta línea coincide la portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia, María José Catalá, que urge al alcalde a redactar y ejecutar «un plan de acción integral» en el que destaquen las actuaciones en «bienestar social, Policía Local y regeneración urbana».
Así, cree que actualmente es «imposible» que eso sea una realidad debido a la «descoordinación entre Compromís y PSPV-PSOE» porque solo les preocupa «su parcela electoral» y por eso «no han hecho absolutamente nada».
Respecto a Vox, su portavoz en el Consistorio valenciano, Pepe Gosálbez, «se deben tomar medidas serias y contundentes ya» con tal de que se vuelva al «respeto, a la autoridad, a la Ley, al orden y a la Policía».
Así, el edil resalta la gravedad de lo que se vive en la Malvarrosa y narra un episodio que pudiera parecerle surrealista a quien no conozca la situación del barrio: «El camión de la basura ha tenido que ir escoltado», asegura.
Por tanto, para Gosálbez y su formación, «sin duda, hay que limpiar Valencia de delincuencia ya» y no se debe «esperar ni un segundo más», por lo que reclama «mano dura».