Melchor, Gaspar y Baltasar, dirigiéndose a la Adoración al Niño Jesús durante la Cabalgata de Alcoy, en Alicante.

Melchor, Gaspar y Baltasar, dirigiéndose a la Adoración al Niño Jesús durante la Cabalgata de Alcoy, en AlicanteAYTO. ALCOY

Comunidad Valenciana  Alcoy se prepara para su tradicional Cabalgata de Reyes, la más antigua de España

Su origen se remonta a 1866 y lleva celebrándose de manera ininterrumpida desde 1885

La del 5 de enero es la noche más mágica del año. En ella, Melchor, Gaspar y Baltasar reparten ilusión y regalos a los niños por toda la geografía nacional. Para los pequeños –y no tan pequeños–, la tradicional Cabalgata de Reyes que se celebra la tarde-noche de ese día es un momento único, esperado todo un año.

Estos desfiles siempre tienen un toque típico del sitio donde tienen lugar que los hacen especiales, aunque en la localidad alicantina de Alcoy la Cabalgata se vive de una manera incomparable, ya que es la más antigua de España.

Su origen se remonta al siglo XIX, concretamente al año 1866, si bien se viene celebrando desde 1885 de manera ininterrumpida. En ella, Sus Majestades de Oriente van acompañados de más de mil vecinos de Alcoy, que van caracterizados de pajes, antorcheros, servidores y escoltas de los Reyes Magos.

Además, todas las carrozas que participan en el evento están minuciosamente decoradas y engalanadas para la ocasión, a lo que se unen música y danzas tradicionales del municipio, que hacen que los niños vivan una experiencia inolvidable.

En el Campamento Real antes de entrar

En Alcoy, la Cabalgata no se reduce únicamente al desfile en sí. Antes de que los Magos lleguen a la localidad, durante el día 4 de enero se anuncia la llegada de su embajador mediante 'el pregón del tío Pam'. Posteriormente, el emisario recoge las cartas de los niños en el Bando Real para ser pronunciadas en dicho bando.

Inmediatamente después, es el turno de las burras, que recorren el municipio con unos buzones en los que los más rezagados aún pueden depositar la carta con los regalos que desean.

Desde hace unos años, la mañana del día cinco, los Reyes instalan junto a los pajes sus jaimas en la sierra de Mariola, en el llamado Campamento Real. Desde la ciudad se pueden divisar, aunque también hay quien prefiere acercarse hasta una distancia algo menor.

Los Reyes Magos, en el instante de la Adoración al Niño Jesús.

Los Reyes Magos, en el instante de la Adoración al Niño JesúsAYTO. ALCOY

Así, a mitad tarde, Sus Majestades entran solemnemente en Alcoy acompañados de sus ayudantes y dromedarios e inician el recorrido.

Marcado por la luz que desprende el fuego de las antorchas, se hace más especial si cabe ver la reacción de los niños cuando suben a las carrozas para que su Rey favorito les coja unos instantes y les bese. Uno de los aspectos más curiosos de esta Cabalgata es que Baltasar no es el tercer Rey, sino que es el segundo y va en el centro.

Otro rasgo distintivo es que los centenares de pajes que acompañan a los Reyes utilizan unas escaleras para subir por ellas e ir entregando los regalos que los niños habían pedido entrando por los balcones de sus casas.

Un paje, subido a una escalera para darle un regalo a un niño en su casa.

Un paje, subido a una escalera para darle un regalo a un niño en su casaAYTO. ALCOY

Sin duda, el momento más emotivo es cuando los Magos llegan a la plaza de España. Ahí, se bajan de sus dromedarios, se sientan en sus respectivos tronos y se dirigen a una recreación del Portal de Belén y el Nacimiento que hay a unos metros.

Portando oro, incienso y mirra, proceden a caminar lentamente hacia el portal, conscientes de que se encuentran ante el Hijo de Dios, mientras se interpreta el 'Mesías' de Haendel. Tras entregar los presentes a la Virgen María y San José, rezan delante del Niño, momento en que los fuegos artificiales se disparan con mayor intensidad y las campanas comienzan a repicar.

Dirigiéndose de vuelta a sus dromedarios, los Reyes Magos continúan saludando a la gente y retoman el recorrido de cara a una noche en la que, seguro, harán felices a los más pequeños.

Si la ilusión ante la visita de Sus Majestades de Oriente siempre está presente, esta ocasión se vivirá con más emoción tras dos años en los que las restricciones impidieron que se disfrutara con la normalidad y devoción habituales.

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