Las grúas trabajando para retirar la cruz, en el parque Ribalta, CastellónEuropa Press

Malestar vecinal en Castellón por la retirada de una cruz por la Ley de Memoria Histórica

En la zona se concentraron más de un centenar de personas, entre ellos los miembros de la Fundación Española de Abogados Cristianos

Castellón vivió ayer momentos de tensión durante la retirada de una cruz en el parque Ribalta, a causa de la Ley de Memoria Histórica. Dos bandos antagónicos se manifestaron mientras se realizaban los trabajos de retirada del monumento.

La concentración fue convocada por la Plataforma de defensa de la Cruz del Ribalta, apoyada por la Fundación Española de Abogados Cristianos –que ha promovido un largo proceso contencioso contra la decisión del Ayuntamiento de Castellón de retirar el monumento–.

El proyecto global cuenta con un plazo de ejecución de seis semanas y un presupuesto de 58.900 euros, más IVA. La retirada y traslado de la cruz del monumento se desarrolló a lo largo del día de ayer en medio de insultos, rezos y lágrimas en una clara expresión de división entre los allí presentes.

El portavoz del equipo de Gobierno, José Luis López, manifestó que se retiraba el «vestigio franquista» en el parque Ribalta «en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática», y añadió que, además, el catálogo aprobado por las Cortes Valencianas «establece que este monumento es un vestigio franquista».

Desde la Fundación de Abogados Cristianos explicaron que hace unos días el juzgado rechazó un recurso contencioso y medidas cautelarísimas que habían presentado «porque no veía inminente la retirada de la cruz; sin embargo hoy vemos cómo los operarios la están encofrando y picando la base para trasladarla, por lo tanto no entendemos que no se viera la inminencia de ese derribo», lamentaron.

Según han explicado a los medios de comunicación, «la cruz es un símbolo religioso-cristiano y punto, no es nada más, y retirarla solo ha generado odio, división y crispación entre los castellonenses, por eso se tiene que quedar en el parque Ribalta porque no hace daño a nadie».

Desde el grupo municipal 'popular', su portavoz, Begoña Carrasco, indicó que la cruz «solo tiene un significado cristiano y fue resignifica en 1979 para que homenajeara a todas la víctimas de la violencia sin distinción», por lo que calificó la retirada de la misma como «un acto de revancha y de sectarismo». La 'popular' aseguró no entender por qué la Cruz de Vila-real que también fue resignificada no se retira y la de Castellón sí.

Vox ha informado en un comunicado que presentará una denuncia contra Verónica Ruiz –concejala de Memoria Democrática– por presunto delito de prevaricación administrativa en la retirada de la cruz, ya que alega la existencia de «numerosa jurisprudencia que afirma que aquellos monumentos que han sido despojados de su simbología franquista originaria cumplen con la legalidad vigente sobre memoria histórica y que lo que realmente pretende el Ayuntamiento es eliminar un símbolo religioso del espacio público».