Manzanares y TalavanteCarlos Gómez Litugo

Manzanares, tres orejas y Talavante, dos, doble puerta grande en Valencia

El de Alicante cuaja una tarde redonda en la que es su primera comparecencia en la Feria de Fallas, mientras que el extremeño cuaja una gran faena al que cerró plaza; Garcigrande lidió dos bravos toros y no tuvo ninguna opción con su lote, el diestro galo Sebastián Castella

La tarde tenía argumentos suficientes para concitar el interés de un público que llenó casi en su totalidad el coso de la calle Játiva, una terna de veteranos, en sazón, como son los reaparecidos Castella y Talavante, junto al alicantino Manzanares. Y, sin duda ninguna, la tarde fue para el de Alicante quien redondeó su primer paseíllo con el corte de tres orejas tras firmar una magna faena al segundo de la tarde e inventarse otra, al quinto, con menos opciones para el lucimiento.

Con este segundo, del hierro de Garcigrande, justo de presencia para una plaza de primera como es la de Valencia, el diestro firmó una de sus más rotundas actuaciones en esta plaza. Ante un astado que resultó bravo, el de Alicante lo recibió a la verónica meciendo su embestida con exquisita cadencia, preludio de lo que iba desarrollar el toro en las manos de José María y lo que daría de sí en la muleta.

A penas picado en el tercio de varas, quedó patente la calidad y nobleza del toro en las telas de un Talavante que toreó con gusto y primor por chicuelinas en su quite correspondiente. Anuló Manzanares la querencia a tablas que tenía el de Garcigrande en el comienzo de faena y con una tanda de tanteo y con el toro calibrado, comenzó a desplegar su toreo en redondo enganchando la embestida por delante, bajando la mano y acompañándolo con suavidad y, a la par, intensidad.

Faena sobre la diestra in crescendo, como la mejor de las sinfonías, llena de temple, profundidad y largura. Plasticidad toreando el alicantino con todo el cuerpo. Poder y temple, que no están reñidos, se aunaron en una obra que ganó enteros en los circulares interminables, capaces de parar el tiempo. Instantes eternos, a los ojos del público, con cambios de mano que fueron auténticos carteles de toros, y los de pecho, poderosos con el artista roto y entregado. Rugió la plaza rendida ante tamaña obra.

Una faena redonda que alcanzó su cenit, al natural, con un toreo caro y de mano baja acunando la embestida con largura y tempo. Toreó a compás varias tandas para el recuerdo hasta rebozarse el diestro con el toro entre los pitones. Armonía plástica, solamente al alcance de los elegidos. Sinceridad en la interpretación, sentimiento y entrega del alma, en una obra llena de verdad que queda para el recuerdo de esta plaza. Estocada en la cruz y doble trofeo, sin discusión.

Después, con el quinto, uno del Puerto de San Lorenzo que resultó el más idóneo para el toreo de los tres lidiados en esta tarde. Manzanares se inventó una faena donde muy pocos la esperaban. Con un toro que, por momentos, resultó poderoso y brusco en sus acometidas y, por otro, se mostró reservón e informal, el alicantino pidió calma al respetable y, con paciencia y mucha ciencia, fue afianzando al del Puerto hasta confiarlo en las telas. Trasteo lleno de sabiduría y preñado de experiencia y madurez. Fue de esas faenas que solo pueden hacer las figuras del toreo. Y Manzanares la hizo.

José María ManzanaresCarlos Gómez Litugo

Firmó un trasteo sobre ambos pitones en los que la rotundidad sobrevino en el toreo al natural, con momentos de mano baja, temple, ligazón y mucha calidad. Cuidó al toro, descompuesto en ocasiones, y aún le cuajó varias tandas en redondo que pusieron la plaza boca abajo.

Actuación premiada con una merecida oreja, tras rematar con una estocada entera, fulminante. Tarde pletórica, la de un Manzanares en sazón.

El otro gran triunfador del festejo fue Alejandro Talavante ante el otro gran toro de Garcigrande que cerró plaza. Serio de pitones, con el trapío propio para Valencia, nada que ver con algunos de los que saltaron al ruedo esta tarde. Desde el principio metió la cara en el recibo a la verónica con mucha calidad y nobleza. El tercio de varas fue un trámite, dada la poca pelea que hizo con el caballo, pero cambió a mejor en banderillas y, a partir de ahí, fue un torrente de embestidas. Estatuarios solemnes fueron el arranque del trasteo, con un Talavante templado, centrado y concentrado que fue a más, a medida que cuajó la obra.

De pronta embestida, alegre y codiciosa, Alejandro dio réplica al toro cuajando tandas en redondo profundas y llenas de empaque que abrochó con cambios de mano de auténtica locura. A más la actuación, el diestro fue reduciendo la embestida al ralentí, parando el tiempo con circulares eternos. Plasticidad, entrega, alquimia de un torero maduro que necesitaba un aldabonazo como el de Valencia con el que reafirmarse en su vuelta a los ruedos. Doblones majestuosos por abajo, en el final de su obra, llenos de enjundia que prologaron una estocada trasera y un tanto desprendida que le valió el doble trofeo.

Al tercero, del Puerto de San Lorenzo, justo de presentación y de fuerzas, poco pudo hacer. Faena en la que percibimos un Talavante acelerado y atacado por los nervios que armó un trasteo lleno de momentos improvisados, quizás en exceso, sin dotar de un argumento sólido a su actuación. Fue un despliegue de toreo efectista que llegó a los tendidos de forma intermitente, sin acabar de convencer. La poca emoción de las embestidas dificultaron, aún más, el lucimiento, el cual resultó premiado con una ovación, tras leve petición de oreja.

El más veterano del cartel, Sebastián Castella, sorteó el lote más deslucido de la tarde, uno de Puerto de San Lorenzo y otro de Domingo Hernández. Con el que abrió plaza, abanto y frío de salida, tuvo clase y nobleza pero no fueron suficientes para una faena de entidad. Lo intentó el galo por ambos pitones, porfiando hasta que el toro se rajó. Imposible el lucimiento. Y con el cuarto, lo más brillante lo firmó en el recibo a la verónica que, siendo pulcro y bien interpretado, no terminó de calar en el tendido. El toro de Hernández llegó muy afligido a la muleta y su actitud acabó por contagiar a Castella que lo intentó, nuevamente, sin éxito. El torero galo no tuvo suerte en su reencuentro con la afición valenciana.

Ficha del festejo

  • Plaza de toros de Valencia. Jueves 16 de marzo de 2023. 5º festejo de la Feria de Fallas. Casi lleno en tarde soleada con brisa. Se lidiaron tres toros de Puerto de San Lorenzo (1º, 3º y 5º); dos de Garcigrande (2º y 6º), y uno de Domingo Hernández (4º), desiguales de presentación, algunos, como el segundo, no debieron saltar al ruedo valenciano por su trapío. 1º manso; 2º bravo; 3º manso y deslucido; 4º desrazado y sin casta; 5º manso venido a más en la muleta, y, finalmente, 6º bravo en la muleta.
  • Sebastián Castella: silencio en ambos.
  • José María Manzanares: dos orejas y oreja.
  • Alejandro Talavante: saludos tras petición y dos orejas.
  • Incidencias: Saludó tras banderillear al primero de la tarde el torero de plata Rafael Viotti. El festejo comenzó con unos minutos de retraso por no llegar a tiempo del paseíllo Alejandro Talavante.