La ministra de Igualdad, Irene Montero, junto a la exvicepresidenta valenciana Mónica OltraMÓNICA OLTRA/INSTAGRAM

Comunidad Valenciana  Fin del falso feminismo: Compromís termina la legislatura del apoyo a Oltra y a la ley del 'solo sí es sí'

La coalición siempre ha respaldado a la nacionalista y ha denostado a la menor abusada sexualmente, a la par que se ha opuesto a reformar el proyecto estrella de Irene Montero

Compromís forma parte de esa 'privilegiada' clase política que se arroga el patrimonio de los buenos sentimientos. Bajo esa particular visión adanista de la vida pública, determinados partidos son los que han traído a España toda una serie de virtudes frente a la supuesta apocalipsis en la que se vivía hasta su reciente aparición.

En uno de sus siempre entretenidos duelos parlamentarios, el expresidente Mariano Rajoy le espetó al por entonces líder –sin estar en la sombra, como ahora– de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias: «Usted es estupendo. A veces pienso si me gustaría ser como usted porque es la quintaesencia de todas las virtudes: no se confunde nunca, acierta siempre…».

Esa autoerigida superioridad moral es la que permite a Compromís, UP y tantos otros creerse los importadores cuando no generadores de los valores de la nueva sociedad. Entre ellos están la sanidad pública, el salario mínimo o la lucha contra el cambio climático, pero uno a los que más rédito le están sacando es al feminismo.

Este es omnipresente en los discursos de la izquierda y en la legislación que impulsa, metiendo con calzador la tan manoseada perspectiva de género hasta en las matemáticas. Sin embargo, esa obsesión en la defensa de las mujeres no se traslada a la vida real y Compromís es buen ejemplo de esa disonancia feminista.

Desprecio de Joan Ribó

El pasado jueves se celebró en el Ayuntamiento de Valencia el último Pleno municipal de la legislatura. En él se abordaron multitud de temas y uno de ellos trató una moción presentada por el Partido Popular para pedir la destitución de la ministra de Igualdad, Irene Montero, así como la reprobación del Gobierno por la ley del 'solo sí es sí'.

La posibilidad, por mínima que fuese, de que PSPV-PSOE y Compromís hicieran autocrítica por aprobar el texto ni se sospechaba. Sin embargo, el desprecio ante el clamor social fue de tal magnitud que ninguno de los dos partidos se dignó a tomar la palabra en ese punto de la sesión.

Esa actitud se la reprochó la portavoz del PP y candidata a la alcaldía levantina, María José Catalá, que calificó su «silencio» como «una bofetada a todas las mujeres que han sido víctimas de agresiones y violaciones».

Que el alcalde de Valencia, Joan Ribó, se hiciese el sueco, como si el tema no fuera con él, no ha sido el único desplante que Compromís ha hecho al movimiento feminista respecto al ‘solo sí es sí’, ya que tanto en el Congreso como el Senado la coalición ha seguido la misma senda.

Tan solo hace unos días, su diputado nacional, Joan Baldoví, votó en contra de las enmiendas a la reforma del texto. Lo hizo por mero sectarismo y el propio parlamentario, aunque sin mentar ese término, así lo explicó. Según él, se negó modificar la ley porque los cambios se habían pactado entre PSOE y PP, algo que enfureció sobremanera al nacionalista porque, a su modo de ver, no era «manera de hacer las cosas».

Es decir, Baldoví jamás, en ningún momento, antepuso el bienestar y la seguridad de las mujeres. Por contra, sí lo hizo con su ideología, que es el alfa y omega de este tipo de representantes públicos. Le dio igual que pudieran seguir las rebajas de condenas y las excarcelaciones de abusadores sexuales, pederastas y asesinos porque lo importante era no votar lo mismo que el PP.

También votó en contra de la reforma de la ley del 'solo sí es sí' el senador de Compromís, Carles Mulet. Con su posición se alineó con su compañero de filas, demostrando que el ideario y la doctrina del pensamiento único, como el papel, todo lo soporta, incluida la puesta en libertad de depredadores sexuales.

Ahora bien, Mulet no quiso cambiar la ley. Esto era previsible, tanto por formar parte de la coalición valenciana como por su trayectoria en la Cámara Alta. No se preocupó este miércoles por la defensa de las mujeres que tanto predica, pero últimamente ha centrado sus esfuerzos en preguntar al Gobierno si contaba con un plan de actuación ante un «apocalipsis zombi». Igualmente, el senador llegó a afirmar que le «sangran» los ojos cuando ve los nombres de los pueblos escritos en español.

Mónica Oltra, en la fiesta montada en su honor por Compromís tras su imputación.EFE

Las menciones y loas al feminismo por parte de Compromís son tan constantes como inverosímiles y el máximo exponente de ello es el caso Oltra, que obligó a la todopoderosa vicepresidenta valenciana a dimitir de todos sus cargos públicos y orgánicos tras ser imputada.

El motivo no fue otro que, presuntamente, haber tenido conocimiento de los abusos sexuales de su marido a una niña de catorce años a cuyo cargo estaba en un centro de menores de la Generalitat y encubrirlos.

Ante la gravedad de los hechos, la presión política y mediática se centró en la dirigente nacionalista, que ha basado toda su trayectoria política en ejercer la doble función de justiciera y árbitro de la moral.

La sociedad española se indignó cuando Ione Belarra, Irene Montero o Pablo Echenique entre otros cargaron contra los «fachas con togas» desde el momento en que comenzó a aplicarse la ley fetiche de Igualdad.

No obstante, ese relato no cogió de nuevas a nadie en la Comunidad Valenciana, puesto que era -y sigue siendo- exactamente el mismo que utilizó Compromís para defender a Oltra. Tampoco este aspecto resulta raro porque comparten el fondo y las formas de su proyecto de ingería social.

Que se sepa, hasta el momento no hay confirmación oficial de que las inseparables compañeras de Montero, es decir, Ángela Rodríguez 'Pam', Isa Serra y Lilith Verstrynge, hayan llevado al despacho de la ministra otra tarta, esta vez para celebrar las excarcelaciones. En cambio, Compromís sí organizó una fiesta en honor a Oltra en el antiguo cauce del río Turia días después de la imputación.

Por tanto, aunque hay más casos, tan solo con estos dos episodios queda de manifiesto que el discurso feminista de los nacionalistas valencianos es radicalmente falso. Eslóganes como 'hermana, yo sí te creo' nunca estuvieron en su escala de valores porque la lucha contra la violencia de género requiere acuerdos transversales, huérfanos de ideología y ni Baldoví ni Oltra están a esas cosas. La legislatura ha acabado y lo ha hecho derrumbando ese gran castillo de naipes que era el feminismo de Compromís.