Comunidad Valenciana La Comunidad Valenciana comienza el verano con la necesidad de reforzar la seguridad ante una temporada única
La región aspira a unos resultados históricos después de dejar atrás la pandemia, aunque ciertos datos de
delincuencia ponen en jaque la visita de un buen número de turistas
La Comunidad Valenciana se prepara para un verano de récord. Buena muestra de ello fueron los datos que se registraron en Semana Santa y los que auguran los del paro registrados durante el mes de mayo. Más allá del ámbito nacional, en la región se espera que el número de visitantes tanto nacionales como extranjeros sea superior al registrado antes de pandemia.
Sin embargo, para que todo salga como se desea la autonomía tiene que resolver de manera urgente uno de los problemas más acuciantes que le afectan, como es el de la seguridad. Desde 2019, la ciudad levantina es la capital de España en la que más ha crecido la delincuencia. Además, lo sigue haciendo en prácticamente todas sus tipicidades, entre las que destacan las agresiones sexuales con penetración, los robos con violencia o las reyertas.
Ante semejante situación, los hosteleros son los primeros que dan la voz de alarma. Un ejemplo es el de Jesús. Regenta un restaurante en el ensanche de Valencia, junto a la Gran Vía. Tal como relata, la venta ambulante es «constante» y lo «peor» es que muchas veces «no se puede controlar»: «Nosotros ofrecemos no solo buena cocina y buen producto, también un ambiente agradable en el que disfrutar. Al cliente no se le ha de molestar, pero no hay manera de que sigan haciéndolo», se queja.
«Fallo de la Administración»
No solo eso, sino que continúa relatando algún episodio vivido: «Ha habido gente que vende y ladrones en sí que han pasado por la terraza y sin que los clientes se den cuenta han chorizado tres móviles en diez segundos», lamenta. Ante eso, dice que no le queda «más remedio» que estar al lado de los afectados: «Suficiente disgusto se llevan ya… Nosotros invitamos porque a eso no hay derecho».
Una de las zonas más conflictivas de Valencia es la de la playa de la Malvarrosa. Ahí los crímenes son el día a día, sobre todo en barrios decadentes como el de Casas Rosas o adyacentes cono Nazaret. En la previsión de la delincuencia en esta zona es donde la Policía Local de Valencia advierte «claramente un fallo por parte de la Administración». Lo dice Jesús Santos, representante del Sindicato Profesional de Policía Local y Bomberos (SPPLB). Ante una «amplia ocupación», de esa zona «y alrededores no se ha puesto en marcha el dispositivo de playas», al menos hasta hace unos días.
Lejos de la dejadez manifiesta de Joan Ribó, el representante sindical cree que un dispositivo a la altura de lo que espera la Comunidad Valenciana tendría que asemejarse al que ponen en las islas: «La temporada tendría que empezar a partir de Semana Santa porque va a haber un incremento importante del turismo en esa zona y se trata de garantizar la seguridad de la ciudadanos», subraya Santos.
Entre las playas de la Malvarrosa y Las Arenas es Gloria, cocinera, quien relata su propia experiencia a El Debate: «Yo salgo sobre las cinco de la tarde. Cuando voy hasta la parada del autobús he visto de todo. Yo termino, pero los clientes se quedan tomando algo. Cuando vuelvo a las ocho de la tarde aún estaban esos mismos clientes denunciando a la Policía robos y cosas más graves», indica.
Según relata, en el paso marítimo «se roba a manos llenas»: «¿Acaso esto es nuevo? Llevamos así años y nadie nos hace ni caso. Lo que no puede ser es que nosotros apoyemos y aconsejemos a nuestros clientes más que la Policía porque nunca llega. No hay derecho», lamenta.
Aunque pueda llegar a partir de mitad de junio, la próxima alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha prometido poner en marcha todos los medios personales y técnicos para remediar semejante panorama. Así, una de sus primeras medidas será dotar a la Policía Local con quinientos agentes más.
Del mismo modo, la alcaldable popular volverá a instaurar la Policía de Barrio con tal de que haya una conexión constante y permanente entre vecinos, comerciantes y la autoridad para evitar o denunciar delitos.
Con todo ello, Valencia quiere volver a ser lo que antaño fue: una ciudad segura por la que se pueda ir y pasear sin miedo a un robo o a algo mayor como explica Ramón: «El pasado verano mis amigos y yo tuvimos que acompañar a nuestras novias hasta que se subieron en un taxi. Entre lo que hablaban de la sumisión química y que a un amigo le robaron dos semanas antes cuando volvía a casa, no podíamos dejarles solas… Y eran no más de cien metros», comenta.
Por tanto, la Comunidad Valenciana se enfrenta a una temporada turística de récord con un déficit en su seguridad, particularmente en su capital. Es cierto que este no se da en todas las grandes plazas, pero sí tiene especial intensidad en la capital.