Una rata, en un árbol sin podar en Valencia.

Una rata, en un árbol sin podar en Valencia.A.VV. PENYAROJA

Elecciones 28-M  Suciedad, atascos e inseguridad: Ribó deja una Valencia muy parecida a la decadente Barcelona de Ada Colau

El nacionalista prometió una ciudad verde, aunque la ha transformado en una capital insegura, incómoda para circular y sucia, con innumerables plagas de ratas y cucarachas

En el último pleno celebrado en el Senado, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, le espetó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se estaba «podemizando», en referencia a la ley de Vivienda, los beneficios a los okupas y su asunción de los postulados de la coalición morada.

La mímesis del jefe del Ejecutivo no es la única que se da en España. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, lleva casi ocho años haciendo lo propio con la regidora de Barcelona, Ada Colau. Eso sí, hay una diferencia entre ambos casos: el nacionalista nunca dijo que no dormiría «tranquilo» con Podemos compartiendo gabinete porque Compromís comparte la misma hoja de ruta de ingeniería social.

En el mes de septiembre los dos alcaldes coincidieron en Valencia con motivo del aniversario de un diario afín y en el acto compartieron escenario. En él, se dedicaron a echarse flores mutuamente por sus respectivas gestiones y se pusieron como ejemplo para la construcción de un modelo de ciudad diferente.

Contenedores sin recoger en Valencia.

Contenedores sin recoger en ValenciaAA.VV. PENYAROJA

La Barcelona de Ada Colau nada tiene que ver con la ciudad que asombró al mundo en las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del XXI. Lo cosmopolita ha dejado paso al nacionalismo, del mismo modo que la calurosa acogida a turistas y residentes de toda España y el mundo ha derivado en el odio acérrimo al nacional, al propio catalán discrepante con los postulados secesionistas y en una fractura social que difícilmente puede cicatrizar.

Un 15 % más de delitos

Como alumno aventajado de la catalana, Ribó está transitando por la misma senda, añadiendo a su legado una Valencia caracterizada por unos hasta ahora desconocidos niveles de inseguridad, un tráfico agotador e insoportable y un grado de suciedad tan grave que hay innumerables plagas de ratas y cucarachas.

Respecto al primer asunto, la capital levantina viene sufriendo un progresivo y constante deterioro, agravado desde 2019, tal como se puede comprobar acudiendo a los datos de criminalidad proporcionados por el Ministerio del Interior. En el informe correspondiente al último trimestre de 2022 –el último disponible– se aprecia que Valencia es una de las capitales de provincia donde más se han incrementado los delitos en los últimos años.

En cifras, los ilícitos cometidos en el municipio de Valencia fueron 53.998. Estos datos suponen suponen un aumento del 15 % sobre el año anterior, 2021, y de un 21 % respecto a 2019, el último antes de la pandemia. Si el panorama ya es lo suficientemente importante per se, todavía lo es más si se tiene en cuenta que durante varios trimestres Valencia fue la primera de las grandes capitales con mayor subida de la delincuencia.

Imagen de uno de tantos alcorques descuidados por Joan Ribó en Valencia.

Imagen de uno de tantos alcorques descuidados por Joan Ribó en ValenciaAA.VV. PENYAROJA

Este dudoso honor hizo que la capital autonómica fuese la segunda de España con más criminalidad, solo superada por, precisamente, la decadente Barcelona. De nuevo, Ribó y Ada Colau, yendo de la mano.

Entre los subtipos de delitos, llaman alarmantemente la atención tres índices. Por ejemplo, los relacionados con el tráfico de drogas casi se han doblado en un año (+46,5 %), pasando de los 275 de 2021 a los 403 de los últimos doce meses.

Igualmente, se ha experimentado una notable subida de las ilegalidades referidas a sustracciones de vehículos (+32,8 %), así como de los robos con violencia e intimidación, con un incremento del 19,6 %.

Cruce entre las avenidas Pérez Galdós y el Cid en Valencia.

Cruce entre las avenidas Pérez Galdós y el Cid en Valencia.C.L.

Si la situación de la seguridad en Valencia es preocupante, la del tráfico se podría catalogar de tan desesperante como ideológica. A lo largo de sus dos legislaturas, el regidor nacionalista ha primado en todo momento su doctrina. Lo ha hecho en detrimento de una fluida circulación, de los intereses y bienestar de vecinos y comerciantes e, incluso, del medio ambiente en el que se suele escudar para consumar su imposición urbanística.

Así, Ribó ha logrado que en toda la ciudad haya interminables colapsos, especialmente a las horas puntas de la mañana y de la tarde, con su consecuente contaminación no solo ambiental por todo el tiempo de los coches y motos están en marcha sin avanzar, sino también acústica por el ruido de los cláxones.

La política de Movilidad del alcalde valenciano se podría resumir en un sinfín de proyectos sin sentido ni consenso, atascos por doquier y la construcción de carriles bici al mismo ritmo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, promete viviendas sociales al compás de la campaña electoral.

Decenas de naranjas esparcidas por el suelo y tras días sin recoger en Valencia.

Decenas de naranjas esparcidas por el suelo y tras días sin recoger en ValenciaAA.VV. PENYAROJA

A todo ello se debe añadir que las plagas de cucarachas y ratas han proliferado por toda la localidad. Hasta llegar a ese extremo se puede ir por varios caminos, pero parece que el dirigente de Compromís los ha recorrido todos.

En la Valencia de Ribó se padece una deficiente recogida de basuras, la más absoluta dejadez a la hora de podar árboles, permitiendo que los roedores trepen por las ramas e, incluso, se metan en las viviendas, así como el nulo mantenimiento de los alcorques, con miles de ellos descuidados y sin árboles.

En conclusión, el cambio que prometió Ribó dar a Valencia, se lo ha dado. Pero en una dirección radicalmente opuesta al día a día de su casi millón de habitantes. El 28 de mayo puede ir aparejado a un cambio de regidor o no, pero lo cierto es que la tercera ciudad de España hoy día es más insegura, más incómoda y más sucia.

En la avenida Pérez Galdós, Ribó ha pintado unas misteriosas rayas rojas que no entienden los vecinos.

En la avenida Pérez Galdós, Ribó ha pintado unas misteriosas rayas rojas que no entienden los vecinosC.L.

Triste legado para un alcalde que presume de ser el más social de la historia. El caos de Barcelona está al alcance y Ribó parece empeñado en pulverizarlo.

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