Comunidad Valenciana Ni rastro de la Valencia verde que prometió Ribó: menos árboles y más suciedad
La falta de poda y de limpieza en la ciudad son, junto con la inseguridad en las calles, las quejas más frecuentes de los vecinos
Sea del partido que sea, un alcalde quiere que cuando lleguen las elecciones sus vecinos vayan a votar y en el trayecto entre casa y el colegio vean una ciudad limpia, sin ninguna obra y por donde dé gusto pasear tranquilamente. En otras palabras, reluciente.
En lo que respecta a Valencia, o la gestión de su alcalde, Joan Ribó, da un giro de 180 grados en los cuatro meses que restan hasta los comicios o, como en tantos otros aspectos, el dirigente de Compromís volverá a demostrar que es la excepción que confirma la regla.
En las últimas dos campañas, el nacionalista se afanó en prometer una ciudad verde por los cuatro costados en contraposición a la supuesta Valencia gris y tenebrosa de Rita Barberá y el Partido Popular.
Lo cierto es que la maraña de obras que ha realizado en la capital levantina, lejos de agilizar el tráfico y favorecer la calidad del aire, lo único que ha conseguido es convertir la ciudad en un permanente atasco, bien se esté en las entradas y salidas o en el centro, con el consecuente impacto medioambiental que provoca.
Además de esta circunstancia, hay dos indicadores que demuestran que el paraíso verde al que se comprometió el primer edil está francamente lejos de convertirse en realidad. Estos son la suciedad y el arbolado.
Cucarachas y ratas
Respecto al primero, Antonio, un vecino del barrio de Abastos-Arrancapins, no vacila al afirmar que su zona y «otras muchas» de Valencia están hechas «una porquería».
«No hay prácticamente día en que los contenedores no estén llenos y con un montón de cajas y trastos fuera», indica. Para colmo, añade que en su barrio han quitado carriles al tráfico, dejando solo uno: «El camión de la basura pasa por la tarde y cuando para, los demás coches no pueden pasar. Mientras, está formando atasco durante más de un minuto. Ahora tenemos coches tocando el claxon y un camión como obstáculo. Un éxito», ironiza.
Además de la recogida de la basura, Antonio también advierte un deterioro generalizado en cuanto a la limpieza que «no se puede negar»: «Hay cucarachas, los alcorques están abandonados, las calles están sucias, los parques no se cuidan… Ahora porque es invierno, pero en verano hay mal olor y se ven ratas», lamenta.
En el plano político, respecto a la limpieza, el concejal del PP Carlos Mundina señala que las quejas vecinales al respecto «son una constante cada mes» y «siempre están en el top cinco». Así, reprocha al alcalde que la «falta de limpieza» esté provocando «situaciones inaceptables y lamentables» para los vecinos, que ven como los contenedores están «desbordados».
Como causa de ello, Mundina apunta a la «inacción de Ribó» y destaca un aspecto más que importante: «La contrata de limpieza está caducada desde 2020 y desde noviembre de 2022 está actuando sin prórroga, en una situación de expediente extrajudicial de reconocimiento de crédito».
En otras palabras, «se presta el servicio porque la ciudad no puede quedar desabastecida de un servicio tan fundamental, pero se hace sin contrato».
La consecuencia de ello es que se «agrava» el contexto «crítico» en el que ya se encontraba Valencia en este sentido, por lo que echa en cara al regidor su «ineficacia, falta de gestión, dedicación y trabajo» por no sacar a licitación el servicio.
«No es de recibo. Es un suspenso porque son los ciudadanos quienes están padeciendo la insalubridad que existe en muchos puntos de la ciudad», declara Mundina.
En la misma línea se expresa el portavoz de Ciudadanos en el Consistorio valenciano, Fernando Giner. Así, critica que el Equipo de Gobierno de Compromís y PSPV-PSOE «no tomara en consideración» el asunto de la limpieza y, por tanto, no iniciara los trámites para la adjudicación del servicio «con más antelación».
En su opinión, la «falta de previsión» de Ribó tiene como efecto que las cosas de nuevo «se hagan tarde y mal». Del mismo modo, Giner subraya que aunque el alcalde y su equipo «sabían de sobra que uno de sus principales contratos estaba a punto de acabarse», no fueron «capaces de sacar el nuevo concurso con un margen suficiente».
Respecto al arbolado en Valencia, llama poderosamente la atención que con Ribó, que pertenece a una formación autodenominada ecologista como Compromís, la ciudad tenga menos árboles que cuando entró a la alcaldía.
Como ejemplo, el portavoz de la Asociación de Vecinos del barrio de Penyaroja, José Tárrega, indica que, aunque tras las quejas del colectivo y su repercusión en medios como El Debate, el Ayuntamiento ha plantado algunos ejemplares.
De media, caen tres árboles al día
Sin embargo, considera que es una cantidad insuficiente. Además, apunta el problema que supone que haya un gran número de alcorques con malas hierbas, así como innumerables árboles solo con el tocón: «Algunos llevan así diez años y siguen. Casi podemos hacer una visita guiada por todos ellos», dice sarcásticamente.
En referencia a este asunto, Mundina asegura que a lo largo de 2022 la ciudad de Valencia perdió «un total de 1.136 árboles». En paralelo, el alcalde sigue con su plan de replantación que, paradójicamente, «apenas llegará a la mitad de los ejemplares caídos».
Según los datos que aporta el popular, en la capital «caen una media de tres árboles al día», algo que achaca a la «falta de mantenimiento».
Especial problemática es la de los naranjos, ya que las frutas caen a las vías y como el Ayuntamiento no las recoge, se acumulan, en palabras de Mundina, en «calles, carriles bici y aceras de toda la ciudad», habiendo momentos en que han estado «cerca de una semana sin que nadie las retire».
Otra vertiente polémica de la gestión del arbolado es la tocante a la poda. Giner denuncia que la falta de esta y de mantenimiento «obliga a los bomberos a intervenir constantemente en cuestiones que podrían ser perfectamente evitables». «Los jardineros son jardineros y los bomberos son bomberos», insiste.
Asimismo, el concejal ‘naranja’ asegura que la «incapacidad de gestión» y la «falta de prevención y previsión» está llevando a que algunas ramas se metan «en los balcones y en las casas» u otras que han crecido «descontroladas» queden «a la altura de la cara de la gente que pasa por la calle».
Tanto Mundina como Giner critican que haya cerca de 1.300 alcorques vacíos en toda Valencia. Mientras el popular destaca que la cifra de estos en dos años «ha aumentado en un 41%», el portavoz municipal de Ciudadanos recuerda que, debido a la «falta de mantenimiento de la vegetación urbana», estas zonas se han convertido «en un potencial foco de plagas, especialmente para la anidación de ratas».
Pese a todo lo descrito, resulta más que probable que Ribó presuma durante la campaña de lo verde que está dejando Valencia y, por qué no, diga que la va a hacer aún más verde. Es un misterio saber cómo dejará el responsable de Compromís la ciudad al final de su ejecutoria, pero por ahora son las encuestas las que pintan verde la reelección de Ribó como alcalde.