La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, en la reunión mantenida con el jefe de la Policía LocalAYTO VALENCIA.

Comunidad Valenciana  La primera medida de la alcaldesa del PP de Valencia: devolver a la ciudad su nombre en español

La Junta de Gobierno devolverá a la ciudad su denominación bilingüe en castellano y valenciano e iniciará los trámites para que la Señera acceda de nuevo al Te Deum de la Catedral en el 9 de Octubre, Día de la Comunidad

María José Catalá ya trabaja desde su nuevo despacho como alcaldesa de Valencia, situado en la primera planta del edificio del Ayuntamiento levantino. En el mismo discurso de investidura pronunciado el pasado sábado, la popular ya aseguró que tanto ella como su equipo se pondrían manos a la obra para «devolver a Valencia la luz» que Sorolla pintó.

Horas después de asumir el cargo ya hizo una primera reestructuración de la organización del Consistorio, dividiéndola en siete grandes áreas y decretando de manera provisional la delegación de competencias en sus concejales. El objetivo era que el Ayuntamiento echara a andar cuanto antes.

Pero fue ayer cuando Catalá ejerció de alcaldesa de facto y sus primeros pasos como regidora han ido en consonancia con lo expresado en su intervención tras jurar el puesto ante la Corporación municipal. Así, sus tres primeras llamadas telefónicas fueron a Luis Miralles, presidente de Casa Caridad, Nacho Grande, director de Cáritas Valencia y a Nieves de Dios, presidenta local de Cruz Roja.

«No vamos a dejar a nadie atrás»

El número de personas que se ven obligadas a recurrir a este tipo de asociaciones ha aumentado considerablemente en la ciudad durante los últimos años, por lo que la regidora les ha trasladado a todos ellos que la asistencia a los más desfavorecidos es una «prioridad» de su Gobierno, por lo que trabajarán «conjuntamente». También se ha comprometido a poner su disposición todos los Servicios Municipales: «No vamos a dejar a nadie atrás y desde el Ayuntamiento vamos a trabajar con ONG y asociaciones valencianas» para combatir la exclusión social, ha apuntado.

Del mismo modo, Catalá también se ha reunido con el jefe de la Policía Local de Valencia de cara a «empezar a trabajar en la mejora urgente de la seguridad en la ciudad». Este es un tema capital para la alcaldesa y muestra de ello es que ha sido uno de los ejes no solo en la campaña electoral, sino durante su trabajo en la oposición los ocho años en que Joan Ribó ha estado al frente de la alcaldía.

Especialmente en los últimos años, la criminalidad en la capital regional ha experimentado un aumento nunca antes visto, entre los que destacan los delitos relacionados con agresiones sexuales, robos con violencia o reyertas. Esta situación la vienen denunciado los sindicatos policiales desde hace tiempo, advirtiendo del incremento de la criminalidad en las calles y reclamando mayores medios personales y materiales a un Ribó que ha hecho caso omiso a las peticiones y que deja en herencia una Valencia casi aparejada a la Barcelona que ha gestionado Ada Colau.

Con tal de revertirlo, Catalá prometió que en Valencia habrá quinientos agentes locales más y reforzará la Policía de Barrio, algo en lo que ha venido insistiendo que era necesario hacer. De hecho, ayer lunes miembros de la Unidad de Proximidad y Convivencia(UPIC) han vuelto a patrullar a pie. Igualmente, se reforzará la coordinación entre vecinos, comerciantes y el Cuerpo mediante una aplicación móvil que permitirá informarse mutuamente de los incidentes sucedidos en los distintos barrios y que, por tanto, permitirá ser más ágiles a la hora de solucionarlos o mediar.

María José Catalá, durante una de sus primeras llamadas como alcaldesa de Valencia.AYTO VLC.

Por otra parte, hoy mismo la Junta de Gobierno aprobará sus primeras medidas. Entre otras, hay dos especialmente significativas que serán una prueba de lo que prometió Catalá en su toma de posesión: «sacar la ideología de este Ayuntamiento». Una es devolver a Valencia su denominación bilingüe, tanto en castellano como en valenciano. Una de las iniciativas que Ribó se apresuró a hacer cuando accedió al cargo de alcalde en 2015 fue la de borrar el nombre oficial de la ciudad en español para dejarlo únicamente en la lengua autonómica. Valencia pasó a ser a efectos administrativos e institucionales València.

Siguiendo esta línea de abandonar el sectarismo que Compromís instaló en el Consistorio, el nuevo Equipo de Gobierno iniciará los trámites para que la Real Señera acceda al Te Deum de la Catedral el 9 de Octubre, Día de la Comunidad Valenciana. Desde la primera festividad tras la llegada de los nacionalistas, Ribó modificó el itinerario de la procesión cívica que tradicionalmente tiene lugar por las calles del centro de la ciudad para que la enseña regional no entrara en el templo.

Como excusa, el ya exalcalde alegó que España es un país aconfesional y que, en tanto en cuanto un Ayuntamiento también es Estado, no puede haber simbología ni representación institucional en esta clase de actos. Esta actitud en contra de las convicciones católicas ha sido constante en las dos legislaturas que el de Compromís ha estado gobernando.

Así, ha felicitado la Navidad obviando su nombre y aludiendo al «solsticio de invierno» o ha recuperado un acto de 1937 que en plena Guerra Civil sirvió como plataforma propagandística en favor de Manuel Azaña, Largo Caballero o Iósif Stalin. Lo llaman las Magas Republicanas, cuentan con raquítico apoyo entre los valencianos, con más mofas que respaldo, y se caracteriza por pronunciar unos discursos desde el balcón del Consistorio plagados de ideología. Con la llegada de Catalá también llega el final de todo ello.