Comunidad Valenciana Joan Ribó, el alcalde de Valencia que desprecia las celebraciones católicas
El dirigente de Compromís ha hecho múltiples desplantes a las tradiciones católicas en actos de Navidad, el Corpus o la Virgen de los Desamparados
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, es un personaje que a muy pocos deja indiferente. Su particular manera de gestionar la tercera ciudad de España le ha llevado a granjearse la oposición de vecinos y muchos sectores de la sociedad.
Uno de ellos, y más que numeroso, es el de los católicos e, incluso, de los que, sin necesidad de ser creyentes, celebran y respetan las tradiciones de la religión mayoritaria en Valencia y en España.
Lo de Ribó con el asunto religioso se podría catalogar como de obsesión enmarcada en una ciudad cuyos índices de pobreza o delincuencia se disparan sin perspectiva de freno.
El último caso tiene que ver con la estatua de la Virgen de los Desamparados. Ubicada en un salón del edificio del Ayuntamiento de Valencia desde 1954, el dirigente de Compromís ha decidido que ha de salir de ahí y se le debe buscar otro sitio en el que colocarla.
La razón que Ribó ha esgrimido para ello es que, con motivo de unas obras que se están realizando en el Consistorio, la talla de la Virgen no puede seguir donde hasta ahora. Sin embargo, tal como denunció el Partido Popular, la redacción del proyecto de esa obra indica que sí puede continuar en el Ayuntamiento: «Será trasladada a una nueva hornacina ubicada a continuación y réplica de la original», dice exactamente el informe técnico.
Navidad, no; «solsticio de invierno», sí
El episodio con la Virgen de los Desamparados no es, ni mucho menos, anecdótico dentro del Gobierno de Ribó y su equipo. Naturalmente, es de cara a Navidad cuando los ejemplos al respecto tienden a multiplicarse. Para empezar por el propio nombre de la celebración, muy pocas veces citado por el primer edil, que la suele llamar «del solsticio de invierno».
Una de las 'aportaciones' de la izquierda que ascendió al poder municipal en Valencia en 2015 ha sido la de instaurar la denominada 'Cabalgata de las Magas Republicanas'. Para llevarla a cabo, el alcalde hace historia y se remonta a 1937, en plena Guerra Civil.
El relato defendido y difundido por el Ayuntamiento asegura que durante el conflicto se organizó un desfile en la capital levantina para que los niños se pudieran abstraer de lo que verdaderamente estaba sucediendo.
Sin embargo, esta versión se da de bruces con la realidad, ya que realmente fue un ejercicio de propaganda en la que jóvenes y no tan jóvenes exhibían monumentos, pancartas y lemas a favor del bando republicano, contra el nacional y siempre vanagloriando las figuras de Francisco Largo Caballero, Manuel Azaña y, muy particularmente, del tirano Iósif Stalin.
De este modo, y de vuelta al siglo XXI, Ribó contrata a razón de 25.000 euros anuales esta cabalgata en la que, para contrarrestar la original, la del 5 de enero, se ensalzan los valores republicanos frente a la tradición católica.
Una muestra fue el discurso del propio Ribó en 2016: «Con vuestra presencia, magas, queremos comenzar a recordar y celebrar un aniversario: los 80 años de Valencia como capital de la República. Este año es el aniversario del alzamiento del general Franco y de comienzo de la barbarie que significó la Guerra Civil y el franquismo».
Y continuó: «35 años después de la llegada de la democracia, seguimos siendo el segundo país del mundo en número de desaparecidos, solo después de Camboya». Y todo ello desde el balcón del Ayuntamiento, la casa del conjunto de valencianos, y con cientos de niños escuchando.
Capítulo aparte merecen las felicitaciones de Navidad. La primera que diseñó Compromís, en diciembre de 2015, no tuvo ni una sola mención a lo que realmente se celebra, ni en el texto ni en las imágenes. Las palabras eran las siguientes (en valenciano): «El Ayuntamiento de Valencia os desea alegría en estas fiestas y que el año nuevo sea siempre mejor». La ilustración era, simplemente, un conjunto de dibujos de padres con algunos niños a sus hombros.
La omisión del término Navidad y de todo lo relacionado con ella es la tónica habitual de Ribó. Sin embargo, su felicitación más polémica fue la de 2018. Más que algo alegre, la imagen parecía sacada de una película de terror. Sobre un fondo negro, y un discreto árbol, la figura central era la cara de una niña en blanco y negro y con gesto más bien de pena que de estar viviendo lo que la Navidad representa.
Tampoco los Reyes Magos y el Niño Jesús han sido objeto de respeto por parte del alcalde Valencia. En la ciudad, lo tradicional era que Sus Majestades de Oriente fuesen recibidos por el alcalde en el Ayuntamiento para, posteriormente adorar al Niño en el Nacimiento que había instalado en la misma plaza.
Sin embargo, Ribó decidió que el Belén, al igual que la Virgen de los Desamparados, no tenía que estar ahí y lo trasladó hasta la plaza de la Reina, a unos trescientos metros. En opinión de la portavoz del Partido Popular en el Consistorio y candidata a la alcaldía, María José Catalá, este hecho obedece a un único «motivo»: «Con la excusa de acercar el Belén a la Catedral, Ribó ya no tenía que adorar en la Cabalgata de los Reyes Magos al Niño Jesús», apunta.
Pero los desplantes hacia lo católico no se circunscriben exclusivamente a la época de Navidad. Otra de las primeras medidas que adoptó el alcalde levantino fue cambiar el recorrido habitual de la procesión cívica del nueve de octubre, Día de la Comunidad Valenciana, para que el Te Deum no entrara en la Catedral, por lo que tampoco lo hace la Real Señera.
Catalá también señala otras tres celebraciones en las que los valencianos han podido sentir la indiferencia de Ribó. Una es la festividad de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad y Alcaldesa Honoraria Perpetua, a raíz del tradicional tapiz floral que la solía presidir. «En 2021, en la primera Misa de Infantes con total normalidad tras la pandemia, fue sustituido por una lona con una imagen de la Virgen porque no habían convocado a tiempo el concurso», lamenta la popular.
Respecto al Corpus, y de nuevo con el correspondiente tapiz, la candidata a la alcaldía indica que el concurso «quedó desierto porque el presupuesto municipal no cubría el coste real del tapiz, situación que ocurre con demasiada frecuencia en el Ayuntamiento».
Por último, Catalá afirma que en otra festividad en la ciudad, como es la bendición de animales en San Antonio, Ribó prefirió no acudir en su última edición para, eso sí, presidir precisamente la cabalgata republicana.
Para la concejala popular, todo lo descrito responde al «sectarismo y la ideología de la izquierda», por lo que pide tanto a Compromís como al Partido Socialista que abandonen «sus prejuicios y sus caprichos» y respeten «la historia» de Valencia. «Denota la poca altura de miras del señor Ribó», concluye Catalá.
Por su parte, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Pepe Gosálbez, critica que el «alcalde destructor» tenga esa actitud con las celebraciones mencionadas de carácter católico y que, por ejemplo, se gaste más dinero en «subvenciones catalanistas» que en iluminación navideña.