El presidente de la Comunidad Valenciana en funciones, Ximo Puig, en el parlamento autonómico.EP

Comunidad Valenciana  Ximo Puig lega una Comunidad Valenciana con el déficit más alto de España y la deuda disparada

El socialista presume de que todos los indicadores de la región «están mejor que en 2015», pero los principales datos macroeconómicos desmontan su idílica versión

En política hay expresiones, lemas o eslóganes que se suelen repetir hasta la saciedad con el fin de consolidar una determinada posición. Por ejemplo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no hay mitin en que no haga referencia alusión a una de sus frases fetiche: “Hemos pasado una pandemia, un volcán y tenemos una guerra. Si hemos sido capaces de hacer todo esto –anteriormente nombra aspectos como la reforma laboral o la subida del Salario Mínimo Interprofesional–, imaginaos lo que seremos capaces de hacer cuando el viento sople a favor. No hay acto sin esas palabras.

En lo que respecta a la Comunidad Valenciana, su presidente en funciones, Ximo Puig, también tiene su propia consigna. O al menos la tenía, porque los resultados de las elecciones autonómicas le dejan en la rampa de salida en cuestión de semanas. Esta era que en la región «todos los indicadores económicos y sociales están mejor que en 2015», año en el que el PSPV-PSOE volvió a gobernar la Generalitat. Sin embargo, una rápida mirada a los números macroeconómicos desmiente por sí sola el optimismo.

Respecto a la deuda, en la Comunidad que lega Puig esta asciende hasta los 55.439 millones de euros, uno de los registros más altos de toda España, tan solo superada por Cataluña, cuyos niveles se disparan hasta los 85.456 millones de euros. De hecho, los niveles valencianos se sitúan muy lejos de los de la Comunidad de Madrid bajo el mandato de la eternamente criticada por Puig Isabel Díaz Ayuso, con 37.495 millones, según los datos publicados por el Banco de España.

3,11% de desfase

Aunque es cierto que en el último año la deuda ha bajado un 0,7 %, representa el 43,7 % del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico, algo económicamente inasumible. De hecho, este dato convierte a la Valenciana en la comunidad más endeudada en relación a su riqueza, superando así a una Cataluña cuyos problemas financieros hace tiempo que pasaron a ser crónicos.

Si de lo que se habla es del déficit, la máxima de Puig vuelve a quedarse en una realidad paralela. El ejercicio del año 2022 la región lo cerró con un descuadre en sus cuentas públicas del 3,11 %, o lo que es lo mismo, un 2,11 % más de desvío en comparación con 2021. Al igual que con la deuda, la Comunidad encabeza una vez más un ranking económico en el aspecto negativo, siendo el déficit más abultado de todo el país.

La media nacional fue del 1,14 % de desfase, es decir, casi dos puntos menos que lo que Puig ha conseguido. Según el consejero de Hacienda, Arcadi España, en términos absolutos el porcentaje equivale a «2.795 millones de euros» y explica las causas de ello. Como para el tripartito de izquierdas siempre hay un culpable para cualquier tema, el responsable de la tesorería regional achaca gastar infinitamente más de lo que se ingresa a una falta de «extra FLA (Fondo de Liquidez Autonómica)» y a la infrafinanciación.

Lo llamativo es que ambos extremos se conocían en el momento de la elaboración de los Presupuestos de la Generalitat, se advirtió de ello por parte de la oposición y, aún así, se aprobaron bajo una atronadora ovación en las bancadas del PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos.

Otro de los puntos que cuestionan la Comunidad Valenciana idílica que Puig cree dejar en herencia a Mazón es el de la ejecución de lo previsto en las cuentas públicas. El socialista presume de las grandes cifras, cuantos más ceros tengan, mejor. En cambio, cuando las detalla se le suele pasar por alto que de lo calculado, su Gobierno se ha dejado sin invertir cerca de cuatro mil millones de euros. En términos relativos, solo ha llevado a cabo menos de un 6 %.

El presidente en funciones de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, saluda a su consejero de Hacienda, Arcadi España.GVA

Eso sí, en tan solo tres meses el presidente valenciano en funciones ya habría agotado todo el déficit «que tenía autorizado» para 2023. Al menos así lo denuncia el Partido Popular, que cree que la deuda «superará los 16.000 millones de euros», a lo que habría que añadir «1.200 millones de euros en imagos», según el portavoz de Hacienda del PP en la región, Rubén Ibáñez.

Esto último descrito se da especialmente en la Consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas. El área gestionada desde hace un año por la vicepresidenta en funciones, Aitana Mas, y con anterioridad por Mónica Oltra acumula millones de euros en deuda en sectores tan sensibles para la protección de los más vulnerables como residencias o centros en los que se tratan problemas de salud mental.

No obstante, Puig es puntual a la hora de pagar cuando quien recibe el dinero público son independentistas catalanes. Sin demora. En esos casos también impera la generosidad –rozando los trece millones de euros en total–, ya que asociaciones que abogan por los 'Países Catalanes' suelen ser agraciadas por las subvenciones de la Generalitat. Así, colectivos como Escola Valenciana, Acció Cultural del País Valencià o Plataforma per la Llengua, entre otros, habitualmente son receptoras de no pocos euros procedentes de las arcas públicas.

Por tanto, para Ximo Puig ir «mejor» es sinónimo de déficit desbocado, una deuda inasumible, impagable y disparada y, a cambio de todo lo anterior, unos servicios públicos más que deficientes y colapsados y unos separatistas encantados del rumbo en el que el tripartito ha puesto a la Comunidad Valenciana.