El Gobierno valenciano enarbola su unidad pese a la ruptura de Vox con el PP a nivel nacional

Tranquilidad absoluta. Ese es el clima que se respira en el Gobierno de la Generalitat Valenciana después de que Vox anunciase por sorpresa que rompía relaciones con el Partido Popular a nivel nacional, es decir, con Génova 13 y sus máximos dirigentes, por su respuesta institucional contra la ley de amnistía y el resto de acuerdos del PSOE con los independentistas. En la rueda de prensa en la que se anunció esa medida, el secretario general de los de Santiago Abascal, Ignacio Garriga, también quiso dejar claro que esa crisis no afectaba a los distintos ejecutivos regionales.

Esa circunstancia se puede comprobar en el caso de la Comunidad Valenciana, donde el Consell de coalición que lidera Carlos Mazón continúa con su hoja de ruta intacta y sobre la que en las últimas semanas ha dado importantes avances. Entre éstos, destacan la supresión definitiva de la tasa turística aprobada por el tripartito del PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos y la derogación de los impuestos de Sucesiones y Donaciones. Ambos fueron compromisos electorales y de investidura de ambos partidos, que verán en cuestión de días cómo salen adelante sus primeros Presupuestos.

Esa unidad la transmiten responsables de las dos formaciones tanto en público como en privado. De hecho, fuentes de la Generalitat consultadas aseguran a El Debate que la relación entre los 'populares' y Vox en la región «sigue siendo buena», a la par que se muestran «seguros» de que el pacto seguirá estable porque «está siendo eficiente». De puertas hacia fuera, el mensaje es el mismo: todo sigue igual y no hay polémica.

Cumplimiento de los pactos

De confirmarlo se encargan el portavoz del PP en las Cortes Valencianas, Miguel Barrachina, y el síndico adjunto de Vox, José María Llanos. Así, el primero subraya que el autonómico es un Ejecutivo «único y unido». Como ejemplo de ello pone que en la práctica totalidad de las votaciones que hasta la fecha han tenido lugar en las Cortes, los socios han mantenido el mismo criterio, salvo en alguna ocasión aislada fruto de tener «algunas posiciones distintas», algo que el portavoz ve «lógico y natural» por tratarse de partidos diferentes.

Por su parte, Llanos también mantiene que «desde luego» la ruptura de Abascal con Alberto Núñez Feijóo no afecta a la estabilidad del Consell porque «nada se dijo de las comunidades autónomas», valorando positivamente a su vez que en la Generalitat los pactos de gobierno «se están cumpliendo escrupulosamente».

La sintonía entre los miembros del Ejecutivo valenciano se ve también en contextos más ligeros y alejados de la tensión y la liturgia parlamentarias. Sin ir más lejos, la pasada semana en la entrega de los Premios Onda Cero Valencia, Mazón hizo un chascarrillo con el vicepresidente primero y consejero de Cultura, Vicente Barrera. En el saludo al comienzo de su intervención, el mandatario se dirigió al número dos de su Gabinete como «rejuvenecidísimo vicepresidente primero», aludiendo a un corte de pelo que éste se había hecho ese mismo día y que había sido más contundente de lo habitual.

Por otro lado, la falta de marejada interna en la Generalitat resulta también palpable cuando los partidos de la oposición no han podido hacer sangre tras el movimiento de Vox. De este modo, ni Ximo Puig o Rebeca Torró por parte del PSPV-PSOE ni Joan Baldoví o Aitana Mas por Compromís se han pronunciado en sus respectivos perfiles de redes sociales, un síntoma evidente de que la polémica ni siquiera ha llegado a ser una anécdota.

En términos del Ayuntamiento de Valencia, donde María José Catalá integró a los cuatro concejales de Vox en su equipo de gobierno local semanas atrás, la continuidad del Ejecutivo tampoco se pone en cuestión ateniéndose a que fuentes municipales indican que la brecha a nivel nacional «no tiene repercusión alguna» en la coalición local.