Los portavoces del PSPV-PSOE y Compromís en las Cortes Valencianas, José Muñoz y Joan Baldoví, en el Parlamento regionalCortes Valencianas / José Cuéllar

PSPV-PSOE y Compromís, condenados a entenderse para empezar a hacer oposición a Mazón

Después de evidenciar la ruptura entre los antiguos socios por la configuración de la Mesa de las Cortes, socialistas y nacionalistas tendrán una única voz para la renovación de los órganos estatutarios y la Agencia Valenciana Antifraude

La labor de oposición que tanto el PSPV-PSOE como Compromís están llevando a cabo en las Cortes Valencianas frente al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, bien podría definirse como despendolada y sin control. Las elecciones autonómicas del 28-M supusieron para la izquierda un duro golpe, ya que le hicieron salir del poder ocho años después, pero ni siquiera tras casi un año ha sabido reponerse del batacazo y asumir su nuevo rol.

Quizás el ejemplo más clarificador de este contexto sea el de Ximo Puig, que renunció a su acta de diputado en el Hemiciclo regional con una hoja de servicios prácticamente sin estrenar en la presente legislatura, ya que son muy pocas las veces que ha asistido a sesiones plenarias.

El mandato de Mazón está siendo más tranquilo parlamentariamente hablando de lo que se podía imaginar dadas las más que complejas situaciones internas que envuelven a sus rivales. En cuanto a los socialistas, la voluntaria y nunca explicada espantada de Puig le ha evitado someterse a debates con su antecesor. Es cierto que la labor de líder de la oposición la asumió Rebeca Torró elaborando un relato más centrado en los ataques personales al 'popular' que en su gestión, pero no es menos verdad que esa estrategia duró poco. Tanto como quiso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que la fichó como secretaria de Estado en una maniobra en clave orgánica para dejar fuera de juego a Puig.

Diana Morant, en el horizonte

Lo mismo hizo con su número tres, Arcadi España, a quien también reclutó para Madrid ofreciéndole el mismo puesto. Con todo ello, el PSPV-PSOE en las Cortes es poco menos que un fantasma, una imagen muy alejada del músculo que exhibía antes de los comicios. Mientras Mazón va sacando adelantes toda una ristra de medidas orientadas a revertir la gestión del tripartito valiéndose de la mayoría absoluta que suma con Vox, el puño se muestra más que endeble, incapaz casi de sostener la rosa que le representa en su logotipo.

De hecho, los socialistas están llevando a término una estrategia alejada de lo institucional y mimetizada con la política espectáculo, con algún episodio polémico incluido, que no es sino la evidencia más palpable de que su discurso no está calando en la sociedad valenciana. En cuestión de días se empezará a comprobar si la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, que es la candidata fetiche de Sánchez, logra reconducir la mencionada deriva, pero mientras tanto no hay demasiados indicios que apunten hacia que José Muñoz vaya a conseguirlo con antelación.

El portavoz de Compromís en las Cortes Valencianas, Joan Baldoví, en el Parlamento autonómicoEuropa Press / Rober Solsona

Respecto a Compromís, no es que haya más luz en su horizonte. Con un paisaje interno tremendamente complicado que abarca desde las pugnas entre sus diferentes 'familias' hasta qué modelo de estructura debe adoptar, su día a día en las Cortes no está suponiendo problema alguno para Mazón. Los nacionalistas suelen tirar de su indudable habilidad para el show, por más que lo hagan en la tribuna de oradores del Parlamento.

Renovación de los órganos estatutarios

No obstante, ni el presidente de la Generalitat ni sus consejeros están cayendo en esa trampa. Su hoja de ruta es simple: no entrar al trapo y que Baldoví y los suyos queden retratados en el fondo y las formas. La coalición nacionalista está atravesando su peor momento en sus más de diez años años de vida. Y es que desde que su otrora líder todopoderosa Mónica Oltra fuera imputada por, presuntamente, haber encubierto los abusos sexuales de su marido a una menor cuya tutela tenía encomendada, la formación no levanta cabeza.

Ambos panoramas internos hicieron que los que hasta mediados del mes de julio eran aliados se pusieran a hacer la 'guerra' por su cuenta a la hora de fiscalizar la acción de gobierno de Mazón. La relación entre socialistas y nacionalistas se rompió abruptamente en la primera sesión parlamentaria de la presente legislatura, cuando el PSPV-PSOE intentó quedarse con dos de los cinco puestos de la Mesa de las Cortes dejando fuera a Compromís. Sin embargo, un acuerdo de estos con el PP mandó al traste el plan de los de Puig y abrió la 'caja de Pandora' con acusaciones por una parte de traición y de estar del lado de los 'populares' y Vox; y de no querer pluralidad en el órgano del Hemiciclo por otro.

Esas son las circunstancias que se han dibujado a lo largo de los siete meses de mandato, pero tanto unos como otros han llegado a la tardía conclusión de que Mazón no está encontrando especiales dificultades para defender su gestión al frente de la Generalitat. Por ello, aunque cada formación mantenga su propia línea de actuación, en los últimos días han comenzado a levantar unos puentes que ellos mismos habían volado.

De esta manera, la eventual reconciliación de la izquierda en la Comunidad se cimentará sobre dos grandes asuntos: la renovación de los órganos estatutarios y el nombramiento del próximo director de la Agencia Valenciana Antifraude. Respecto al primer tema, recuerda a lo que a nivel nacional se está viviendo con el Consejo General del Poder Judicial, pero en lo autonómico se trata de Sindicatura de Cuentas, el Consejo Jurídico Consultivo, el de Transparencia y el Consejo Valenciano de Cultura. En cuanto a la Agencia, el sucesor de Joan Llinares tendrá que ser elegido por mayoría mínima de tres quintos de la Cámara regional, por lo que no basta con los 53 escaños que juntan PP y Vox.

Para tener una posición de fuerza, la estrategia del PSPV-PSOE y Compromís es acudir en bloque y no por separado a las conversaciones con Mazón y las personas que designe para abordar la materia en cuestión. De todos modos, el nivel de desconfianza mutuo no se ha evaporado de un día para otro por más que estén condenados a entenderse, más aún cuando están en proceso de refundación y renovación.