Descabezar el núcleo duro de Puig y promocionar a Morant: el plan de Sánchez para controlar el PSPV
El presidente del Gobierno no quiere desperdiciar la ocasión para diseñar y dirigir la federación socialista valenciana, la segunda en número de militantes
El 10 de julio de 2021, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acometió la que hasta ahora ha sido la mayor crisis de gobierno en los más de cinco años que lleva instalado en el palacio de la Moncloa. Cambió solo a ministros del ala socialista, pero el revolcón que le atestó a su núcleo duro fue de época, ya que fueron defenestrados la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, el secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos y el jefe de Gabinete del líder socialista, Iván Redondo, que fue el gurú de consultoría que consiguió que triunfara la moción de censura contra Mariano Rajoy.
Entre ese terremoto político causado por el arrollador triunfo de Isabel Díaz Ayuso y el bochorno murciano, se coló en la mesa del Consejo de Ministros, como quien no quiere la cosa, Diana Morant, hasta la fecha alcaldesa de la localidad valenciana de Gandía y quien asumió la cartera de Ciencia. Si a día de hoy sigue siendo una completa desconocida para buena parte de la sociedad española, su popularidad en el momento de su nombramiento era prácticamente absoluta.
La designación resultó extraña más allá de que la agraciada ocupaba la cuota del PSPV-PSOE en Moncloa, pero pensar que el jefe del Ejecutivo actúa sin tener un plan a largo plazo resulta cuanto menos ingenuo. Así, con el Congreso Extraordinario que los socialistas valencianos celebrarán a principios de este año para elegir al sucesor de Ximo Puig a la vista, las piezas encajan y llevan a deducir que la promoción de Morant pudo ser una maniobra para controlar la federación a medio plazo, la segunda con mayor número de militantes, con alguien afín y quien le deba buena parte de su carrera política.
Repetir la 'Operación Illa'
De este modo, el caso de la titular de Ciencia, ahora con Universidades sumadas a sus competencias, sería una suerte de segunda versión de la 'Operación Illa', que se valió (pandemia de por medio) de la visibilidad pública que le otorgó el Ministerio de Sanidad para construirse un perfil propio desde el que reconquistar la Generalitat de Cataluña para el PSC. Lejos de ser descabellado, no sería descartable que esa estrategia se repitiera en 2024 y 2025 con otros nombres de relevancia en el Consejo de Ministros como Isabel Rodríguez o Pilar Alegría, que podrían sustituir a Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha y a Javier Lambán en Aragón, respectivamente.
Para Sánchez tener el control del socialismo valenciano es clave para no repetir episodios de tensión y cabreos como los que en los últimos años ha protagonizado con Puig en diversos temas. Para ello es necesario que su metodología cesarista llegue también a Levante, una tierra en la que todavía no ha podido diseñar un partido a su imagen y semejanza. En cambio, ahora tiene la posibilidad y no parece que la vaya a desperdiciar, ya que está poniendo toda la carne en el asador a tal efecto.
Así, con tal de que no haya candidaturas alternativas a la de Morant, Ferraz está obligando a posponer el Congreso Extraordinario, una cita que ya acumula dos retrasos debido a que figuras como los secretarios provinciales de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, y de Alicante, Alejandro Soler, están meditando dar el paso y postularse al cargo, sin olvidar a la actual delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, persona de la máxima confianza de Puig.
Morant, 'líder de la oposición'
La importancia que el presidente del Gobierno le da al cónclave se refleja en los movimientos internos que ha hecho en las últimas semanas. Sirva como ejemplo que, en aras de aislar al todavía secretario general de la federación y dejarle sin un candidato de peso que le pueda hacer sombra a la ministra, Sánchez ha descabezado el núcleo duro del expresidente autonómico y lo ha hecho sin demasiada dificultad, como a él le gusta, para reforzar su autoestima. Le ha bastado con nombrar a la número dos de Puig, Rebeca Torró, y al tres, Arcadi España, secretarios de Estado. Dos pájaros de un tiro: los aleja de Valencia y los atrae a su causa. Puro 'sanchismo'.
De este modo, Puig queda en fuera de juego, el runrún acerca de que Morant opte a liderar el PSPV-PSOE cree por días y, de hecho, la factoría de propaganda del palacio de la Moncloa la ha destinado en varias ocasiones a la región en las últimas semanas para actos institucionales cuando lo normal en la anterior legislatura era que apenas pisara Valencia, Castellón y Alicante si no era para participar en un mitin de su partido. No solo eso, sino que en ninguno de esos eventos ha descartado la opción de liderar la organización cuando se le ha preguntado al respecto y, por si fuera poco, ha ejercido de 'líder de la oposición' valenciana criticando al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, compartiendo tiempo y espacio con él.
Por tanto, parece que el camino que hace casi tres años se marcó Sánchez para tener las riendas de los socialistas valencianos e importar las prácticas de Ferraz va llegando a su fin. A falta de fijar la fecha para que su candidata sea elegida, si es posible por aclamación y 'a la búlgara', y tras dejar a Puig en la lona política, tan solo le falta convencer a dos de los tres secretarios provinciales de que para ellos es mejor no desautorizar o plantar cara al jefe. Durante estos días, dirigentes del PSOE les están explicando esta situación, pero si todavía no ha sido el presidente del Gobierno el que les ha llamado personalmente para decirles las consecuencias, bien harían Bielsa y Soler en preguntarle a Puig.