PP y Vox afrontan su «primera fisura» en el Ayuntamiento de Castellón tras un «encontronazo» por el feminismo
Después de más de medio año de Gobierno tranquilo en la capital de La Plana, las relaciones entre ambas formaciones se deterioran a cuentas de la instalación de un punto violeta
En las relaciones de dos, tarde o temprano empiezan a aparecer dificultades y ello sucede tanto en las parejas como en los gobiernos de coalición. En el caso de la alianza entre el Partido Popular y Vox en el Ayuntamiento de Castellón, como en no pocos noviazgos, la primera discusión la ha traído el feminismo.
En concreto, la instalación de cuatro puntos violeta para las fiestas de la Magdalena por parte de la alcaldesa, la 'popular' Begoña Carrasco, sin consultar a la parte de los de Santiago Abascal en el Ejecutivo municipal, que consideran este silencio «una falta de lealtad grave».
La polémica en torno a estos lugares habilitados para denunciar, atender, informar y ayudar a aquellas mujeres que hayan sufrido algún tipo de ataque sexista, surgía este lunes, aunque se ha ido agriando poco a poco.
Hasta el punto de que este miércoles el grupo municipal Vox anunciaba que había presentado una moción para que se debata en el Pleno «eliminar los puntos violeta ideados por la izquierda y sustituirlos por puntos de información y seguridad».
El concejal de Seguridad y Emergencias y portavoz adjunto de Vox en el Ayuntamiento castellonense, Antonio Ortolá, señalaba tras registrarla que «el motivo de esta moción es denunciar la medida ideológica que impuso la izquierda y que el Partido Popular, lejos de la reflexión entorno a las ideas fruto del abandono de la batalla cultural, no solo no cuestiona sino que promueve y utiliza el presupuesto de todos los castellonenses para perpetuarlas».
La propuesta de Ortolá pasa por sustituir estos «puntos violeta podemitas» e «ideológicos» que, «en lugar de combatir la desigualdad, promueven activamente enfrentamientos entre hombres y mujeres», por «puntos de seguridad que aborden diversos problemas durante las festividades, como la violencia, las peleas, el consumo excesivo de alcohol o drogas, así como robos».
Según apunta el líder municipal de Vox, en las pasadas fiestas de la Magdalena –que este año se celebran del 2 al 10 de marzo– los informes no recogieron ninguna atención por agresión sexual, pero la Policía sí tuvo que atender numerosos casos por esas otras cuestiones.
Y si en público las discrepancias ideológicas son más que palpables, en privado se tornan todavía más evidentes. Fuentes de Vox reconocen a El Debate que, tras más de medio año en el que las dos formaciones han gobernado de manera tranquila, este «encontronazo» supone «efectivamente, la primera fisura» en el seno del Gobierno de coalición.
Las mismas fuentes indican que en este tema ha habido una «falta grave de comunicación», así como «ausencia de coordinación y voluntad de consenso por parte del PP» con sus socios. Y más en un tema como el del feminismo y la colocación de unos puntos que desde Vox consideran «chiringuitos ideológicos de la extrema izquierda» y «una herencia intolerable del Ministerio de Igualdad de Irene Montero».
Discrepancias locales y autonómicas
Estos rifirrafes entre PP y Vox no son nuevos en la Comunidad Valenciana. Hay ejemplos a nivel local y a nivel autonómico en los que otro de los caballos de batalla ideológicos de Vox, su oposición al «lobby LGTBI», han generado enfrentamientos. Por ejemplo, los surgidos entre la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, y el teniente de alcalde, Juanma Badenas, por los Gay Games o los generados entre el presidente Carlos Mazón y Vicente Barrera tras la campaña turística «Orgull de Comunitat».
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Ambos llegaron pasado medio año de 'matrimonio' y los dos se han resuelto con el tiempo, recuperando la estabilidad que necesita cualquier Ejecutivo con más de un color político. Ahora está por ver si el desencuentro en Castellón deriva en crisis o ambas formaciones vuelven a ir de la mano pese a no coincidir en todo.