Carlos Mazón y Vicente Barrera conversan durante una sesión en las Cortes Valencianas

Carlos Mazón y Vicente Barrera conversan durante una sesión en las Cortes ValencianasCortes Valencianas / José Cuéllar

La política LGTBI, protagonista del primer desencuentro entre PP y Vox en la Generalitat Valenciana

La campaña 'Orgull de Comunitat' ha evidenciado las diferencias entre ambos partidos en esta materia, aunque Mazón seguirá adelante al sentirse «encantado» con la iniciativa

Desde que tomó posesión a mediados del mes de julio, el Gobierno de Carlos Mazón se ha mostrado realmente estable y con unidad de criterio. De hecho, a lo largo de estos meses ha ido aprobando una serie de medidas económicas y sociales para darle la vuelta a la gestión heredada del tripartito de Ximo Puig. Lo ha hecho con una hoja de ruta bien planificada y con una sorprendente ausencia de ruido, ya que éste se producía en las filas de la oposición a colación de los respectivos líos internos tanto del PSPV-PSOE como de Compromís.

Sin embargo, este martes se escenificó un primer desencuentro entre los socios de la Generalitat a cuenta de la política LGTBI del Consell y, en particular, por la campaña impulsada por la Consejería de Asuntos Sociales denominada 'Orgull de Comunitat', que se presentó en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) y de cuyos detalles se informó en el Benidorm Fest, el pasado fin de semana.

Oficialmente, esta iniciativa pretende, según el departamento que dirige la vicepresidenta segunda, Susana Camarero, «visibilizar y celebrar la diversidad y promover una sociedad en la Comunidad Valenciana inclusiva y respetuosa». Algo que no ha gustado a Vox ni en las formas ni en el fondo. En cuanto a lo primero, en una rueda de prensa convocada por el propio vicepresidente primero, Vicente Barrera, el dirigente ha evidenciado su malestar porque, según ha indicado, desde el mismo Ejecutivo autonómico nadie le informó de que se iba a tratar la campaña en el evento musical de Benidorm. «Lo lógico y correcto es que todo se hable y después puede haber diferencias», ha insistido.

«No existe discriminación»

Pero donde más se puede percibir que este tema tiene algo más de trasfondo que, por ejemplo, cuando ambas formaciones votaron distintamente en una cuestión sobre la renovación del pacto sobre violencia de género, es a la hora de analizar las palabras del torero retirado en las que desliza la idea de que el PP no tiene discurso propio al respecto y, por el contrario, se deja llevar por el relato marcado por la izquierda. De este modo, no dejar lugar a la duda de cara a fijar la posición de Vox. «En esta comunidad no existe un problema de discriminación ni de tolerancia. No le vamos a comprar el marco ideológico a la izquierda que solo nos puede traer efectos perniciosos como la ley del 'solo sí es sí'», sostiene.

Aún así, Barrera no quiere que este rifirrafe vaya a más o sea aprovechado por socialistas y nacionalistas para intentar desestabilizar al Gabinete de centro-derecha, por lo que descarta que se trate de una «crisis». Es más, enmarca haber hecho pública la discrepancia dentro de una «declaración de intenciones» fruto de que PP y Vox son «socios, pero no el mismo partido», por lo que las «diferencias» son para él algo de lo que no extrañarse.

Carlos Mazón, presentando 'Orgull de Comunitat' en el Benidorm Fest

Carlos Mazón, presentando 'Orgull de Comunitat' en el Benidorm FestGVA

Respecto a Mazón, no ha evitado la cuestión y reconoce las posturas tan distantes en esta materia entre las dos organizaciones que conforman el Consell. «Es una discrepancia, evidentemente que lo es, no tenemos ningún punto en común en esta cuestión», ha remarcado, asegurando que la de Barrera es una «opinión personal», pero no «la posición del Gobierno de la Generalitat ni lo que va a hacer la Generalitat». «Tal cual, tal y como suena», incide.

Mazón, «encantado» con la campaña

En este sentido, está por ver si las afirmaciones públicas continuarán o si, en cambio, se rebajan y la polémica no pasa de ser algo puntual que termina por solucionarse de puertas hacia dentro, ya que la intención del mandatario regional es la de seguir adelante con la campaña de la discordia. «Forma parte del marco de las competencias de la propia Vicepresidencia (Segunda) y lo vamos a hacer y estoy encantado de haber presentado la marca 'Orgull de Comunitat' precisamente en el marco del Benidorm Fest, que me pareció, además, una situación muy alegre y muy positiva para ponerlo en marcha», señala el 'popular'.

Igualmente, hace hincapié en que el departamento de Camarero va a «poner en marcha esta campaña», aunque ensalza que en el seno del Consell se cuenta con «la lealtad». «La lealtad es no engañarnos, la lealtad es decirnos las cosas a la cara y también la lealtad está en centrarnos y en echarle mucho más tiempo en lo que sí que estamos haciendo bien, en lo que sí que estamos haciendo conjuntamente. Opiniones personales al margen que demuestran que somos partidos distintos y yo me siento muy orgulloso de ser del Partido Popular», apunta Mazón.

Cabe destacar que lo relacionado con el movimiento LGTBI también provocó una divergencia entre los de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal en tierras valencianas. El pasado mes de noviembre, el Ayuntamiento capitaneado por María José Catalá aprobó gracias a los votos de su partido, del PSPV-PSOE y de Compromís solicitar al Gobierno central que dote económicamente en los Presupuestos Generales del Estado durante los tres próximos años sendas partidas para los Gay Games, nombrándolos previamente como «acontecimiento público excepcional».

Tan solo unos días después de ser integrados en el Ejecutivo municipal, Vox rechazó la propuesta. Según se refirió el segundo teniente de Alcalde, Juan Manuel Badenas, con una idea muy similar a la expuesta por Barrera, respaldar esta celebración deportiva habría sido equivalente a apoyar «una invención del marxismo cultural, de la izquierda política y los defensores de la política identitaria» que tiene como objetivo «imponer ideas absolutistas sobre nuestra sociedad». Este episodio apenas duró unas horas en el candelero político valenciano. La primera gran fricción a nivel autonómico es una incógnita cuánto lo hará.

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