Valencia, un callejero plagado de gremios, curiosidades y nombres llamativos
Las vías del centro histórico de la capital levantina tienen nombres tan singulares como Cachondo, Engordo o Negrito
Una de las principales características que distinguen a una ciudad es su urbanismo. Habitualmente, este aspecto se suele asociar a la planificación de sus calles, a la forma de colores de sus edificios u otros aspectos similares, pero hay otro que aporta un toque genuino a las vías urbanas, como es el nombre de sus calles. Y es que el callejero de un municipio, sea pequeño, mediano o grande, dice mucho de este, de su historia y de su sociedad.
En el ámbito de la Comunidad Valenciana, la capital regional no podía ser menos y es que numerosos historiadores la sitúan como una de las grandes ciudades de España con un callejero singular. Al respecto, su principal característica sería su innumerable número de calles que están dedicadas a los gremios profesionales. De este modo, sobre todo si uno camina por el centro histórico, lo normal es que se tope con placas en honor a trabajos como carniceros, cajeros, cerrajeros, corredores u horneros.
Germen de Podemos
Pero no solo eso, ya que también están las de los horneros, juristas, libreros, zapateros, zurradores, tejedores o carteros, entre otras muchas labores. Como curiosidad, cabría destacar que en el número 8 de la calle Carniceros tiene la sede social el Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), el que fue el germen del partido político Podemos.
Además, la ruta por el callejero levantino también deja ver no pocos nombres cuanto menos llamativos. Por ejemplo, uno de ellos es el de la calle de las Impertinencias. Al parecer, su nombre se debe a que encontrarla era una odisea y que, para colmo, una vez allí, era más que estrecha, de apenas 20 metros de longitud y sin salida. De ahí que la gente que se metía en ella luego salía jurando en arameo.
Otra denominación similar podría ser la de calle Cachondo, cuyos viandantes se asombran y no dudan en hacer fotos a la placa que la rotula. Se encuentra en la pedanía valenciana de Castellar-L'Oliveral. Lo mismo sucede con la calle de Engordo, cuya historia se dice que se debe a la familia Gordo, a la que se añadió la partícula «en», que en valenciano significa «don».
A escasos 30 segundos del Palau de la Generalitat, en pleno centro de la capital levantina y del barrio del Carmen está la plaza del Negrito, uno de los lugares con más ambiente, no solo en fin de semana. Heredera de la tradición oral de la época, esta ubicación debe su nombre a una pequeña fuente en la que un niño desnudo sostiene un gran cántaro desde el que sale el agua. Aunque la figura no es negra, se le llama así por el color del hierro oscuro del chico.
Por último, aunque habría un sinfín de vías a destacar, está la calle Las Barcas, que transcurre entre la plaza del Ayuntamiento y Don Juan de Austria, en el mismo centro comercial y financiero de Valencia. Cuando la ciudad se fundó en tiempos del Imperio Romano, la playa quedaba sumamente lejos, a unos ocho kilómetros. De este modo, y puesto que no existía puerto alguno, los barcos que llegaban no tenían más remedio que ser remontados al río Turia. Es por eso que esa ahora céntrica calle servía como varadero para barcas y botes.