El dedazo de Ferraz no le sale gratis a Morant, que enfrenta un conflicto con el líder del PSPV en Valencia
La ministra de Ciencia no ha llegado a los primeros 100 días de gracia al frente de la federación socialista y ya ha de tratar con un batacazo electoral y una sonora división interna
No es Pedro Sánchez todo lo que reluce. Esa versión del dicho español la está sufriendo la secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant. Su llegada a lo más alto de la federación socialista de la Comunidad Valenciana se la debe no en gran, sino en toda medida al presidente del Gobierno, ya que fue éste quien, con nocturnidad y alevosía, llamó a la sede de Ferraz a los tres aspirantes a las primarias para decirles a dos de ellos que hasta ahí había llegado su camino. Tenía que ser Morant sí o sí. Está por ver si espetó su ya mítica expresión de «pues eso».
Sin embargo, el camino de rosas que la también ministra de Ciencia, Innovación y Universidades tenía en su mente poco ha tardado en derrumbarse, demostrando de nuevo que el sanchismo son muchas promesas y escasos hechos comprobables. Y es que la futura candidata a la presidencia de la Generalitat Valenciana ni siquiera ha podido disfrutar de los nunca escritos pero casi siempre respetados 100 días de gracia.
Desde que fue proclamada a finales del mes de marzo, Morant no solo ha experimentado un giro copernicano en la agenda, tan abultada de actos impostados en la región cuando convenía promocionar su desconocida imagen y luego vacía cuando las vacas en el PSPV venían flacas, sino que también se ha dado de bruces con un tropezón electoral el 9-J de los que hacen daño.
La peón valenciana del muro sanchista
Pero por si todo lo anterior no fuera suficiente motivo de preocupación para sus intereses, ahora el problema lo tiene a nivel interno, ya que el secretario provincial de la organización en Valencia, Carlos Fernández Bielsa (uno de los frustrados candidatos a las primarias), está poniendo a la ministra en un brete a consecuencia de la estructura orgánica. En este caso, el nombre de la polémica es el de Vicente Mascarell. El problema llega porque ocupa el cargo de secretario de Organización del PSPV a nivel autonómico y también en Valencia provincia.
Esta doble responsabilidad es la causa de la apertura de la caja de Pandora en las entrañas del socialismo valenciano, puesto que tal como estipulan los estatutos, es incompatible desarrollar ambos cargos a la par. Aún así, aunque la titular de Ciencia sigue enrocada en mantener al susodicho en sus puestos, no parece que Bielsa, que también es alcalde de la localidad de Mislata, vaya a dar su brazo a torcer.
Este complicado contexto para ña segunda federación del PSOE a nivel nacional lo que deja entrever es la realidad que Sánchez, Santos Cerdán y Morant intentaron ocultar haciendo volar unas primarias de las que tanto presumían pero nunca quisieron que se produjeran: el socialismo en la Comunidad está más que dividido. Lo estaba con Ximo Puig y es algo que de ha agravado en el último año.
Castellón, Valencia y Alicante son tres provincias tan parecidas como, paradójicamente, distintas, tanto en lo político como en lo social y en otras aristas. Es por eso que imponer a Morant, una auténtica desconocida más allá de Gandía, como peón del muro sanchista puede suponer un arma de doble filo, hasta el momento de infaustos resultados en las urnas y de precaria apuesta. Algunos llegaron a calificar la nominación como temeraria, incluso.
Por tanto, el panorama del PSPV-PSOE no se podría calificar como alentador: está fuera del poder autonómico, lo mismo le pasa en lo local y provincial, con una líder que ejerce como tal a tiempo parcial y que, una vez sale de la sede de su partido, pasa desapercibida entre cualquier ciudadano medio porque, y son palabras del CIS de José Félix Tezanos, pasa absolutamente desapercibida. Dicho con otras palabras, a Morant le ha quemado más el poder interno en 100 días que el de su gestión gubernamental en tres años y medio.