El renacimiento de la algarroba: Castellón impulsa un cultivo tradicional con nuevas iniciativas
La Consejería valenciana de Agricultura lanza un ambicioso plan que incluye un programa de formación y una campaña de sensibilización para la siembra de la planta
La algarroba está en el centro de un nuevo proyecto de la Consejería valenciana de Agricultura que busca darle una «segunda juventud». Esta iniciativa, crucial para numerosas localidades del interior de la provincia de Castellón, se enmarca dentro de una apuesta creciente por la sostenibilidad y el descubrimiento de las propiedades saludables de este producto.
El departamento autonómico, liderado por el «popular» Miguel Barrachina, ha detallado un plan que incluye un programa de formación y una campaña de sensibilización. Se organizarán cursos y talleres para enseñar las mejores prácticas de cultivo sostenible y se difundirán los beneficios del consumo de la algarroba entre la población. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, en 2023 había 6.433 hectáreas dedicadas a este cultivo en Castellón, y 16.200 en toda la Comunidad Valenciana.
La producción anual en la región oscila entre 18.000 y 20.000 toneladas, representando casi un tercio de la cosecha total de España. Históricamente, la algarroba procesada se utilizaba como una alternativa al cacao, pero la Consejería ahora destaca nuevas propiedades que pueden atraer a las generaciones más jóvenes.
Según Agricultura, la harina de algarroba posee propiedades antioxidantes, ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre, disminuye el colesterol y favorece la digestión. Además, estudios científicos respaldan sus beneficios, señalando que es rica en vitaminas A, B, C, y E, y contiene minerales esenciales como calcio, potasio, hierro y magnesio.
Estos nutrientes son cruciales para la salud ósea, la producción de glóbulos rojos y la protección contra el daño celular. Además, su alto contenido en fibra la convierte en un protector hepático y una buena opción para personas sensibles al gluten.
A pesar de sus ventajas, el cultivo de la algarroba enfrenta retos significativos, especialmente relacionados con la volatilidad de los precios. Hace dos años, el precio por kilo superó los dos euros, pero en 2023 descendió por debajo de los 80 céntimos. Sin embargo, requiere poco mantenimiento, lo que podría mejorar su rentabilidad a largo plazo.
Con todo ello, la Generalitat confía en que estas iniciativas no solo revitalicen un cultivo tradicional, sino que también posicionen a la algarroba como un superalimento en el mercado global. Con una combinación de educación, sostenibilidad y promoción de sus propiedades saludables, Castellón espera que la algarroba vuelva a florecer, beneficiando tanto a los agricultores locales como a los consumidores y hacerlos conscientes de su salud.