Dentro del psiquiátrico penitenciario de Alicante: el posible destino del autor confeso del crimen de Mocejón
El presunto asesino del pequeño Mateo podría ser trasladado a la unidad psiquiátrica penitenciaria de la ciudad levantina, un centro especializado en la rehabilitación de delincuentes con trastornos mentales graves
El brutal asesinato de Mateo, un niño de tan solo 11 años apuñalado mientras jugaba al fútbol en Mocejón, Toledo, ha conmocionado a toda España. El presunto autor, un joven de 20 años con posibles problemas mentales, fue detenido rápidamente gracias a un despliegue policial exhaustivo. Ahora, se espera que el juzgado encargado del caso determine si el detenido es imputable, es decir, si es capaz de responder penalmente por sus actos. De no ser así, podría ser internado en el centro psiquiátrico penitenciario de Alicante, un lugar donde se intentará no solo contener, sino también rehabilitar a un individuo que ha mostrado ser un peligro para la sociedad.
El psiquiátrico penitenciario de Alicante es uno de los dos únicos centros de su tipo en España, junto con el de Sevilla. Situado fuera del perímetro del complejo penitenciario de Alicante Fontcalent, este recinto está diseñado para acoger a internos que han cometido delitos graves pero que, debido a trastornos mentales, no pueden ser plenamente responsables de sus actos según la ley. Se trata de un ámbito sanitario que, aunque cuenta con medidas de seguridad similares a las de una prisión, tiene un enfoque terapéutico y rehabilitador.
El hospital está compuesto por cuatro módulos residenciales distribuidos en dos plantas, además de un módulo de agudos, uno de ingresos y una enfermería. Cada edificio cuenta con su propio patio, instalaciones comunes y talleres donde los internos participan en diversas actividades como parte de su tratamiento. A pesar de ser un entorno restrictivo, se busca que la estancia de los internos esté enfocada en su recuperación y eventual reintegración en la sociedad.
El perfil de los internos
El perfil de los internos en este tipo de establecimientos es bastante homogéneo. Predominan los varones jóvenes con trastornos psicóticos, a menudo agravados por adicciones, sin recursos económicos y con escaso seguimiento médico previo. Estos presos suelen tener una baja adherencia a los tratamientos y, en muchos casos, son reincidentes. Sin embargo, la realidad está cambiando, y cada vez se observa más diversidad en los perfiles, lo que supone un reto para un sistema que ya de por sí está sobrecargado y falto de recursos.
La institución alicantina cuenta actualmente con tres psiquiatras para atender a 242 internos, una proporción significativamente inferior a la media europea. En comparación, el de Sevilla, con una ratio de 2,6 psiquiatras por cada 100 pacientes, está en mejor situación, aunque sigue siendo insuficiente. Según el Libro Blanco sobre la atención sanitaria a personas con trastornos mentales graves en centros penitenciarios de España, la dotación de especialistas en estos centros es mucho menor que en países como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido, donde la media es de cinco profesionales de la psiquiatría por cada 100 pacientes.
Capacidad de rehabilitación limitada
La escasez de personal especializado es uno de los mayores problemas que enfrenta la institución alicantina. La situación se ha vuelto tan crítica que el sindicato Comisiones Obreras ha advertido que, en los próximos meses, se espera la jubilación de tres psiquiatras, lo que dejaría al centro con solo dos especialistas y un médico general para atender a toda la población interna.
Esta situación no solo pone en riesgo la salud de los internos, sino que también limita las posibilidades de rehabilitación. La doble labor del psiquiatra, que actúa como asistente y perito, puede comprometer tanto el seguimiento del tratamiento como la relación médico-paciente, lo que dificulta aún más la rehabilitación de estos internos.
El día a día en el centro
Para los internos del módulo de enfermos mentales, el día a día está estructurado en torno a actividades terapéuticas y rehabilitadoras. El objetivo es mejorar la autonomía personal y la integración social de los internos, incluso para aquellos con mayores dificultades de reinserción. Cada paciente tiene un programa individual de rehabilitación, que incluye desde actividades de socialización hasta talleres ocupacionales.
Además, se promueve la participación en el programa de Apoyo a la Reinserción de Personas con Discapacidad Intelectual, un proyecto que busca mejorar la calidad de vida de los internos y prepararles para su eventual reintegración en la sociedad. Este programa ha sido reconocido con la Medalla al Mérito Social Penitenciario, lo que subraya la importancia de su labor en un entorno tan complejo como es el de un hospital psiquiátrico penitenciario.
El futuro del joven detenido por el asesinato de Mateo aún es incierto, pero si se confirma que padece un trastorno mental que le hace inimputable, su destino podría ser el centro de reclusión de Alicante. Allí, se enfrentará a un entorno diseñado para tratar y rehabilitar a individuos con enfermedades mentales graves. Sin embargo, las carencias en recursos y personal especializado en este tipo de instituciones ponen en duda la efectividad de su rehabilitación.