El concierto catalán retrata a Morant, que encadena la carrera electoral a su lealtad a Sánchez
La ministra de Ciencia no solo choca con el PP en lo relativo a la financiación, sino que también discrepa de los barones socialistas e, incluso, de un Compromís que le está ganando la batalla por el discurso de izquierda
Diana Morant, actual ministra de Ciencia, Universidades e Innovación, en ningún momento fue la favorita para hacerse con la Secretaría General del PSPV-PSOE en el supuesto proceso de primarias que se iba a celebrar a principios de este 2024. Lo que sucedió es que, reunión ‘a malas’ en la sede de socialista de Ferraz mediante, la exalcaldesa de Gandía se hizo con tan deseado puesto defenestrando a los que, todavía, son los responsables de la formación en Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler, respectivamente.
El ‘pucherazo’ socialista a la valenciana sucedió en febrero, pero eso no evitó que la ministra durante todo este tiempo haya estado, políticamente, pagando sus deudas con su mayor acreedor, es decir, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. De este modo, más allá de cuestiones internas que ponen negro sobre blanco su dependencia ‘sanchista’, Morant ni disimula en lo que a pagar sus deudas se requiere.
Valga como ejemplo el cupo catalán pactado por su partido con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) con tal de que Salvador Illa sea el presidente de la Generalitat. Dicho pacto establece que el Ejecutivo catalán tenga «la llave de la caja» en el ámbito fiscal. Este privilegio impositivo no lo ha sabido explicar hasta la fecha la titular de Hacienda, María Jesús Montero, pero, de manera sorpresiva, Morant ha sido una de sus principales defensoras.
Ni Compromís apoya a Morant
Así, la exalcaldesa de Gandía ha tirado a lo largo de este verano del argumentario esgrimido desde el Palacio de La Moncloa. «Solidaridad» y que va ser «bueno» han sido sus manufacturados términos, sin llegar a hacer la más mínima pedagogía sobré por qué podría llegar a beneficiar a la región que el Govern gestione la totalidad de los tributos. Eso sí, mucho Mazón: toda la crítica a su ejecutoria pero, a la par, ni palabra sobre que quemen su foto en un concierto en Cataluña.
La hoja de ruta llevada a cabo por la ministra deja varios huecos. Uno de ellos es el interno. Lejos de intentar tapar los agujeros orgánicos por su forzada nominación como líder del PSPV-PSOE, Morant mantiene los dictados de Ferraz. ¿Conjugar a las distintas familias? Como deseo podría estar moderadamente bien, pero en la práctica está siendo todo lo contrario.
Adrián Barbón en Asturias, Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, Juan Espadas en Andalucía… y así hasta un sinfín de dirigentes del puño y la rosa han sido los que se han significado en contra de los beneficios rubricados ante los secesionistas. No obstante, Morant en todo momento ha sido la gran nota discordante. Sánchez, a su juicio y como dicen los más aficionados, «a tope».
Para la responsable de Ciencia, el ‘sanchismo’ todo lo vale. Lo malo para su discurso no solo es que sea uno de los pocos miembros del embutido Consejo de Ministros que trata de justificar la enésima cesión el secesionismo. Lo tiene peor porque, dado que ni siquiera sus aliados de la izquierda, eventuales aliados para que pudiera llegar a la Generalitat, le apoyan.
Así, Compromís le ha dicho por activa, por pasiva y por socialista que en ningún momento va a respaldar con sus votos en el Congreso de los Diputados favor alguno hacia Cataluña. Morant, no obstante, es diputada además de ministra. Este hecho significa que tendrá que votar a favor, en contra o abstenerse cuando la reforma de la ley llegue a la Cámara Baja.