Diana Morant, y José Luis Ábalos, tras registrar la candidatura del PSPV-PSOE por Valencia al 23-JEuropa Press / Rober Solsona

La auditoría de Puente sobre Ábalos refuerza el dominio de Ferraz en el PSPV y sentencia al exministro

Con Diana Morant en la secretaría general del PSOE valenciano a través de Ferraz y los datos del informe, la influencia del exnúmero dos de Sánchez en la federación está en sus niveles más bajos

A pesar de su abrupta salida del PSOE y de haber recalado en el Grupo Mixto tras ser expulsado cautelarmente de su partido, los últimos meses habían sido de relativa calma política para el exministro de Transportes y exnúmero dos de los socialistas, José Luis Ábalos. Es cierto que las sospechas sobre su gestión en la compra de mascarillas durante las primeras semanas de la pandemia en 2020 y su relación con Koldo García siempre han estado ahí, pero su perfil en las últimas fechas estaba siendo más bien bajo.

Sin embargo, la auditoría encargada por el actual titular del Ministerio, Óscar Puente, todo lo ha cambiado. El informe, que revela que Ábalos amplió la cantidad de mascarillas de cuatro a ocho millones de unidades en 38 minutos cuando ya se había firmado la primera orden ministerial del 20 de marzo de 2020, ha sido todo un mazazo para los intereses del exdirigente.

Dejando a un lado las eventuales consecuencias legales y procesales que pudieran haber, las páginas del escrito suponen de facto la pérdida de toda esperanza que le quedara de recuperar gran influencia en el PSPV-PSOE, la federación donde ha desarrollado toda su carrera en política y en la que está viendo cómo, un tiempo más poco a poco y otro tiempo más rápidamente, su peso orgánico no hace más que menguar.

Congreso del partido y caso Koldo

Hasta la llegada de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, a la secretaría general de la organización en el mes de marzo, el socialismo valenciano estaba compuesto por tres 'familias'. Así, estaban el 'ximismo', que eran los partidarios del expresidente de la Generalitat Ximo Puig, el 'abalismo', que hacían lo propio con el extitular de Transportes, y el oficialismo, es decir, la corriente que seguía a pies juntillas las directrices marcadas desde la sede de Ferraz, en Madrid.

Diana Morant, junto a Ábalos

Si las elecciones municipales y autonómicas de 2023 supusieron un reajuste de estas tres 'patas' con vistas a suceder a un Puig que fue destinado por el Gobierno a París como embajador de España ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Congreso Extraordinario del PSPV, ya en 2024, terminó de reajustar las piezas, más aún teniendo en cuenta que se celebró escasas semanas después del estallido del caso Koldo.

Por aquellas fechas, Ábalos intentó mantener su relevancia interna a través del secretario provincial de los socialistas en Alicante y diputado en el Congreso, Alejandro Soler. Éste llegó, incluso, a presentar los avales para acudir a las primarias de la federación, pero el interés del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en que la elegida fuera Morant, truncó toda clase de expectativa al respecto.

Lejos de liderar el partido, de puertas hacia dentro, su jefa de filas a nivel autonómico le ha otorgado la simbólica presidencia del PSPV y, sea casualidad o no, en la Cámara Baja es quien preside la comisión sobre las compras de mascarillas por el conjunto de las administraciones.

El de Soler era el gran baluarte de Ábalos en aras de coger, en el corto o medio plazo, las riendas de su formación. En cambio, tras darse a conocer las conclusiones de la auditoría, ni siquiera a su núcleo más cercano y fiel le es una tarea sencilla defender su ejecutoria en el Ministerio. De este hecho son bien conocedores Sánchez y el equipo de 'fontanería' de Ferraz, encabezado por su secretario de Organización, Santos Cerdán. Por tanto, ante un contexto de absoluta debilidad del 'abalismo', aprovecharán para reforzar hasta el máximo el dominio teledirigido desde Madrid a través de una Morant que, más si cabe, se encargará de darle al PSPV cuantas capas quiera de barniz 'sanchista'.