Diana Morant y Pedro Sánchez, en una imagen de archivoRoberto Plaza / Europa Press

La estrategia de Morant para llegar a la Generalitat: demonizar a Mazón y entronizar a Sánchez

La ministra de Ciencia sigue a pies juntillas el argumentario redactado y transmitido por parte de La Moncloa y de la sede socialista de Ferraz

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, solo era la favorita para ostentar la secretaría general del PSPV-PSOE para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En términos provinciales, el valenciano Carles Fernández Bielsa y el alicantino Alejandro Soler presentaron los respectivos avales para ser los líderes de la federación socialista. En Castellón, con un Ximo Puig ya facturando las maletas con destino París, la supuesta neutralidad era un hecho. Sin embargo, todo lo cambió una reunión con tanta urgencia como nocturnidad y, según fuentes, con la misma alevosía.

Dicha cita derivó con Morant como una única candidata. Precisamente, ese término, el de candidata, es que le está aquejando a la que fuera alcaldesa de Gandía. Si durante sus primeras semanas en el cargo se le vio por doquier en las tres provincias de la Comunidad, las innumerables polémicas que llevan afectando al Ejecutivo le hicieron, de manera repentina, menguar sus apariciones por Valencia, Castellón y Alicante como si de por ensalmo se tratara.

Aún con todo, desde Madrid o cualquier otro municipio de la Comunidad, lo que ha hecho es seguir a pies juntillas el argumentario redactado y transmitido por parte de los propagandistas del Palacio de La Moncloa y de la sede socialista de Ferraz para que lo hiciera saber a la opinión pública del mismo modo que sus otros compañeros del Consejo de Ministros.

Contra Page, Barbón, Espadas...

Con temas tan relevantes como el cupo catalán, que todavía el Ejecutivo sigue sin explicar el más mínimo detalle, o la crisis migratoria, el relato de Morant en ningún momento está dejando de ser el del 'sanchismo', tanto en tiempos como en formas. De este modo, en cuanto al primero asunto, la gestión del Gobierno es sinónimo de un sinfín de virtudes, olvidando que aliados europeos como Alemania o Italia están llevando o van a llevar a cabo una política al respecto que dista en 180 grados a la del socialista español.

Pedro Sánchez y Diana Morant, en el mitin del PSOE inaugural de las elecciones europeas, en ValenciaEFE / Biel Aliño

Asimismo, en lo concerniente a la financiación, Morant, de golpe y porrazo, ha encontrado un culpable. De hecho, es el gran culpable y se llama Calos Mazón, actual presidente de la Generalitat Valenciana. Según la particular visión de ver el mundo por parte de la socialista, que Salvador Illa, el PSC, y Pedro Sánchez, jefe del Ejecutivo central, hayan pactado con los independistas que Cataluña gestione el 100 % de los impuestos y que se salga de todo aspecto de solidaridad con el resto de las regiones no es algo por lo que protestar.

Todo lo contrario. Para ella todo está bien. Una postura que contrasta con la de la inmensa mayoría de barones socialistas a lo largo y ancho de España: Emiliano García-Page, Javier Lambán, Juan Espadas o Adrián Barbón, entre otros. De nuevo, Morant se erige como la excepcionalidad socialista. De hecho, sigue sin condenar que independentistas catalanes quemasen la imagen boca debajo de Mazón. Por los visto, en su opinión, semejante actuación no es odio, rechazada por Compromís, y puede ser tapada por tuits sobre Sánchez en África o por actos propios de partido en momentos ociosos.

Y es que, la responsable de Ciencia ha disfrutado este verano de fiestas populares a lo largo de las tres provincias de la Comunidad, pero donde mejor y más cómoda se le ha visto ha sido cuando ha tenido que relatar palabra a palabra lo escrito por los agitadores monclovitas. Así, no ha disimulado para cargar contra Mazón por el hecho de gobernar en minoría, olvidando que el Ejecutivo al que pertenece es de coalición, que su partido obtuvo 121 de 350 escaños y que se vale de los secesionistas de toda raza y condición. Lo ha hecho, a mayor abundamiento, bajo dos hechos que quizás no ha calibrado: las encuestas, que dan al 'popular' más votos y escaños que a toda la izquierda junta y, a la par, a ella misma como perdedora del órdago, puesto que ni mucho menos la ponen cerca del Palau de la Generalitat.