El origen de la Reconquista de la Comunidad Valenciana que descoloca a la izquierda
La felicitación de Yolanda Díaz e Íñigo Errejón por «la Diada del País Valencià» desata una polémica con PP y Vox sobre el origen del 9 de octubre
este 9 de octubre, como cada año, se ha celebrado el Día de la Comunidad Valenciana, una festividad que conmemora la entrada triunfal de Jaime I en la ciudad de Valencia en 1238. Sin embargo, este año ha derivado en una intensa polémica política cuando Íñigo Errejón, portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados, felicitó en valenciano el Día del «País Valencià». Su mensaje no pasó desapercibido para Santiago Abascal, líder de Vox, quien criticó duramente la felicitación.
Abascal calificó el comentario de Errejón como un ejemplo de «ignorancia», recordándole que el 9 de octubre conmemora la entrada de los ejércitos cristianos en Valencia, en el contexto de la Reconquista. Según el líder de Vox, esta celebración no solo recuerda una victoria histórica, sino que también debería servir de ejemplo para enfrentar lo que él describe como la «amenaza islamista» en la actualidad. «Volverán a hacer falta muchos 9 de octubre para deshacernos de los islamistas que traen permanentemente», afirmó el líder de la formación verde.
Sin embargo, Errejón no ha sido el único miembro de Sumar que se ha referido a la festividad valenciana, la propia Yolanda Díaz ha felicitado «la Diada del País Valencià», lo que también le ha valido la contestación del Partido Popular que ha exigido a la izquierda que «deje de atacar a la Comunitat Valenciana» y «respete nuestras señas de identidad».
La historia detrás del 9 de octubre
La festividad del 9 de octubre tiene su origen en la histórica Reconquista de Valencia por el rey Jaime I de Aragón. En 1238, tras meses de asedio, el monarca cristiano entró en la ciudad que hasta entonces había sido una taifa musulmana. La conquista de Valencia fue un punto clave en la expansión cristiana durante la Reconquista, un proceso largo y violento de recuperación de territorios peninsulares bajo dominio musulmán.
La toma de Valencia no fue fruto únicamente de la valentía de Jaime I y sus tropas, sino también de un conjunto de circunstancias políticas y religiosas. El monarca aragonés se vio obligado a emprender la conquista como parte de una cruzada impuesta por la Iglesia. Había sido excomulgado tras encarcelar a Bernardo de Monteagudo, obispo electo para la sede de Zaragoza, y la reconquista de Valencia fue su penitencia para obtener el perdón eclesiástico.
Las negociaciones y la toma de la ciudad
El cerco de Valencia comenzó en abril de 1238 y se prolongó durante meses. Jaime I jugó con el tiempo, esperando refuerzos de Aragón mientras el rey moro Zayyan Ibn Mardanish intentaba obtener apoyo militar del rey de Túnez, de quien era vasallo. Sin embargo, las tropas tunecinas nunca llegaron a Valencia, dejando a Zayyan sin refuerzos.
Finalmente, a mediados de septiembre, ambos monarcas iniciaron negociaciones. Aunque Jaime I deseaba tomar la ciudad sin demasiada resistencia, los nobles y obispos que lo acompañaban preferían entrar saqueando Valencia. Sin embargo, se firmaron unas capitulaciones secretas en las que se garantizaba la salida de los musulmanes de la ciudad, con la promesa de que no serían molestados ni despojados de sus bienes. Aunque el pacto fue inicialmente respetado, se trató en realidad de una expulsión forzosa, ya que los musulmanes perdieron todas sus propiedades en el proceso.
El 26 de septiembre, Zayyan ordenó izar el estandarte real de Jaime I en la torre del Temple, marcando así el control cristiano de la ciudad. Finalmente, el 9 de octubre de 1238, Jaime I hizo su entrada oficial en Valencia, lo que dio origen a la celebración que aún hoy perdura. La toma de la ciudad fue un momento decisivo que consolidó el poder cristiano en la región y marcó el inicio de una nueva era. Aunque el relato oficial suele destacar la generosidad de Jaime I al permitir la salida pacífica de los musulmanes, las crónicas de la época revelan una historia mucho más compleja y marcada por la violencia y una expulsión forzosa.