Los efectivos de la DANA relatan la descoordinación «total» del operativo: «Es como si fueran dando bandazos»
Miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de Bomberos narran el caos y la desorganización vivida durante los primeros días de la catástrofe
Casi una semana después de la catastrófica DANA que ha dejado más de 200 víctimas mortales en la provincia de Valencia, el Ejecutivo central y el autonómico constituían los llamados «grupos de respuesta inmediata», integrados por ministros de Pedro Sánchez y consejeros de Carlos Mazón. La sensación en buena parte de la sociedad valenciana es que la respuesta institucional llega de todo menos inmediatamente.
Parte de ese descontento ayuda a explicar el episodio violento en Paiporta de este domingo o la música de caceroladas que ya se empieza a escuchar en las calles de la capital del Turia. La rabia, la indignación o la impotencia, sin embargo, también la sienten los uniformados. Miembros de la Policía Nacional, Bomberos Forestales de la Generalitat Valenciana y de la Guardia Civil narran a El Debate cómo han vivido unos primeros días en los que no han podido actuar de la mejor manera por una descoordinación «total», según denuncian.
«La verdad es que lo peor que ha habido desde que empezó todo esto es la desorganización y la descoordinación. Imagino que un poco por culpa de todos», explican fuentes policiales, que precisan que este descontrol ha sido «muy grande y desde el principio». Indican que «ahora el problema es que hay mucha gente que está viniendo de forma particular», pero esto conlleva que «hay sitios donde se está masificando mucho la ayuda y otros sitios donde no está llegando».
Estábamos un montón de compañeros preguntándonos por qué no nos mandaban
Las mencionadas fuentes del CNP reconocen que la organización ha ido mejorando con los días, pero que durante estos días «estábamos un montón de compañeros preguntándonos por qué no nos mandaban, por qué no mandaban a la UIP y a la UPR, que son grupos que están acostumbrados a esto». Asimismo, recuerdan que cuando sucedió el terremoto de Lorca en 2011, la respuesta fue inmediata: «A Lorca salimos en hora y media un grupo de Valencia y otro de Granada directos. Llegamos allí y nos pusimos a mover escombros y a buscar personas y a ayudar en todo lo que pudimos».
Una opinión parecida sostienen fuentes de la Guardia Civil, que hablan de «desorganización total» por parte del Ministerio del Interior. Según su testimonio, el despliegue carece de una estructura de mando clara y muestra carencias de equipo y personal, lo que ha afectado directamente la capacidad de los agentes para responder a la crisis de manera efectiva. «Este Gobierno tendría que haber declarado el Estado de alarma desde el principio, pero no quiere asumir responsabilidad», apuntan, sobre la gestión del Ejecutivo de Sánchez.
Nos encontramos en puntos fijos sin comunicación, porque las nuestras no valen en Valencia
Aseguran que la decisión de retrasar la activación de refuerzos y la asignación de agentes de comisiones de servicio ha generado retrasos que han impactado en las operaciones en el terreno: «Es como si fueran dando bandazos, sin saber cómo hacerlo». Los agentes de la Benemérita que llegaron a Valencia se encontraron con una situación crítica: un panorama de desolación, con calles repletas de lodo, troncos y escombros arrastrados por la riada, que imposibilitaban el tránsito y dificultaban los desplazamientos.
Además de la gran cantidad de residuos y vegetación acumulados, se suma la incertidumbre de los ciudadanos, quienes buscaban orientación y ayuda en los agentes de seguridad que debido a la descoordinación que denuncian se ven incapaces de atender correctamente las necesidades de los vecinos. «Nos encontramos en puntos fijos sin comunicación, porque las nuestras no valen en Valencia», afirman.
Además, para facilitar el paso de maquinaria pesada y vehículos de emergencia, se han retirado algunos de los coches de los voluntarios. «Hay gente voluntaria preguntándonos dónde están sus coches, retirados para despejar el paso a los vehículos de emergencia, pero como no hay coordinación es como buscar una aguja en un pajar», apuntan.
Según explican, «realmente fue anoche (por este domingo) en Paiporta, en la zona cero, cuando empezó a llegar el Ejército, que es quien puede hacer algo allí». Sin embargo, la falta de coordinación y personal aún dificulta el control efectivo de las zonas más afectadas.
También ponen en evidencia la falta de equipo básico para los desplazados. Según relatan, los guardias civiles carecen de linternas, prendas de abrigo y chubasqueros, elementos esenciales para operar en medio de lluvias y bajas temperaturas. «Hace falta más personal y medios para patrullar», zanjan, destacando que el impacto de la riada ha dejado los caminos llenos de escombros que no se removerán en meses sin un despliegue masivo.
Desde los Bomberos Forestales de la GVA, cuentan a este diario, episodios y situaciones similares, que sintetizan como de desconcierto e impotencia por parte de varias unidades de estos profesionales que, a pesar de estar listas y preparadas para actuar en los rescates en Valencia, no fueron movilizadas para asistir a las labores de emergencia.
«Tengo un cabreo monumental», confiesa a El Debate el bombero, que, desde el miércoles, estuvo esperando la llamada para unirse a las operaciones de búsqueda y rescate en Valencia. Según cuenta, hubo un preaviso para desplazarse en un helicóptero con piloto, copiloto, mecánico y dos bomberos preparados para colaborar en las tareas de rescate en el área afectada. Sin embargo, la llamada nunca llegó y, en su lugar, él y otros compañeros permanecieron esperando órdenes que finalmente no llegaron.
Estábamos listos para ayudar, mientras se llamaba a medios de toda España y se reclutaba incluso a voluntarios sin formación ni materiales adecuados
«Aquí en Alicante teníamos los medios y la formación para actuar, pero estuvimos todo el día parados, esperando instrucciones que nunca se dieron», explica. A pesar de que algunos de los 15 equipos de Valencia fueron movilizados, el bombero alicantino denuncia que ni desde Alicante ni desde Castellón se activó a ninguna de las unidades, lo cual les generó una gran frustración. «Estábamos listos para ayudar, mientras se llamaba a medios de toda España y se reclutaba incluso a voluntarios sin formación ni materiales adecuados para intervenir en este tipo de emergencias», recalca con evidente indignación.
Su relato también subraya la presencia de un helicóptero que partió del municipio alicantino de Muchamiel con una técnico, el capataz y los pilotos para trasladar a nueve forenses a la zona, pero el resto de las unidades de bomberos permanecieron inactivas durante toda la jornada del miércoles, sin recibir la orden de despliegue en las zonas afectadas.
Según su testimonio, la situación llevó a la frustración en un equipo que cuenta con los conocimientos y los medios para asistir de manera inmediata y que, sin embargo, se vio sin capacidad de acción en el momento en que más se necesitaba apoyo. En contraste, durante el fin de semana, finalmente se movilizó a los bomberos alicantinos para trabajar en el vaciado de agua en varias zonas con camiones y motobombas, jornadas en las que han estado interviniendo «día y noche».
No vamos a irnos hasta que todo esté como estaba. De día y de noche. Con todo lo que tenemos
Ahora, asegura que los equipos están desplegados en las zonas más afectadas pero denuncia «falta de coordinación en los relevos». Asegura que durante este lunes han permanecido en la base listos para continuar con las tareas que han ido desarrollando durante el fin de semana pero sin conocer si les van a llamar o no. Asimismo, asegura que cuentan con material «de sobra» para trabajar, como palas, trajes de agua y bombas, pero la falta de coordinación lastra las tareas en las zonas afectadas.
Por último, fuentes del Ministerio de Defensa explican a este periódico que, a nivel militar, «como se ve, se movilizan las capacidades necesarias, desde Toda España, en cada fase de la operación. Esto es complejo y exige un esfuerzo de coordinación y logístico muy importante». «No vamos a irnos hasta que todo esté como estaba. De día y de noche. Con todo lo que tenemos», zanjan sobre las labores titánicas ya en marcha para la que es la mayor catástrofe natural en la historia de la Comunidad Valenciana.