La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en el Congreso de los DiputadosEduardo Parra / Europa Press

El silencio de 2,5 horas de la Confederación del Júcar sobre el caudal del Poyo desmonta el discurso de Ribera

La ministra ha negado que hubiese un «apagón informativo» el día de la DANA sobre la crecida del caudal de la rambla, pero la CHJ solo alertó por lluvias en las horas clave

La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, comparecía este miércoles en el Congreso de los Diputados y después en el Senado para defender su gestión de la catastrófica DANA, que ha dejado 227 víctimas mortales en España, de las cuales 219 en la Comunidad Valenciana. La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico defendía la labor durante el fatídico 29 de octubre por parte de la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), dependientes de su Departamento.

En su intervención, la misma en la Cámara Baja y en la Alta, Ribera no conseguía desarticular, al menos al completo, las acusaciones vertidas la semana pasada por el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, sobre el «apagón informativo» que habría mantenido la CHJ la tarde en la que se gestó la catástrofe natural. Ribera ha asegurado que ese día el organismo de cuenca envió a las autoridades valencianas un total de 198 correos electrónicos sobre la situación del temporal, si bien es cierto que sobre la rambla del Poyo, que desencadenó la tragedia y provocó las fatales inundaciones, hay dos horas y media en las que la CHJ no aportó la información sobre el caudal.

De acuerdo con la información a la que ha tenido acceso este diario sobre la cronología de las comunicaciones entre el ente dependiente de Transición Ecológica y el servicio de Emergencias de la Generalitat, así como de la propia información difundida desde la CHJ sobre los avisos que envió a las autoridades valencianas, se desprende que el foco se puso en la presa de Forata y su riesgo de rotura –que habría provocado una tragedia de dimensiones incalculables en caso de haberse producido– y no tanto en el barranco del Poyo.

La propia Ribera indicaba que a lo largo del día, la Confederación del Júcar emitió a las autoridades de protección civil varios mensajes referentes a registros de precipitación, así como avisos de variación de caudales, lo cual es cierto, si bien en los detalles se comprueba que la información no era la idónea durante un lapso de tiempo superior a las dos horas. La ministra y futura comisaria europea detallaba este miércoles que a las 12:07, la CHJ confirma por e-mail a la Generalitat Valenciana un aumento de caudal de hasta 264 metros cúbicos por segundo en el Poyo con tendencia ascendente.

Tras recibir esta información, el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat, el Cecopi, activó la alerta hidrológica en municipios ribereños de la rambla y aconsejó a la población no acercarse a riberas de ríos y barrancos. Después, la Confederación del Júcar envió cinco mensajes a las autoridades de Protección Civil referentes a las variaciones de caudal en la Rambla del Poyo en tiempo real. En concreto, a la información de las 12:07 le siguieron tres confirmaciones de caudal descendente, a las 13:42, las 15:04 y las 16:13, debido a la pausa «en la precipitación en cabecera». El último aviso, ha enumerado, fue a las 18:43, cuando el caudal ya era «equivalente a cuatro veces el caudal medio del Ebro en su desembocadura», en palabras de Ribera.

No se habló en el Cecopi, según el Consell

El problema, y lo que genera indefensión en el seno del Consell, son esas dos horas y media de silencio respecto al caudal del barranco del Poyo, que pasa de registrar, según los datos de la CHJ, 28,7 metros cúbicos por segundo a dispararse hasta los 1.686 metros cúbicos por segundo; cuando ya se estaban inundando municipios como Paiporta, donde perecieron más de cuatro decenas de personas por la DANA. Según el Gobierno valenciano, presidido por Carlos Mazón, aunque a las 17:00 horas ya estuviera reunido el Cecopi, «en ningún momento la CHJ nombró nada acerca de la rambla del Poyo en toda la tarde». A esa hora, denuncian, «el caudal en el barranco del Poyo es de 325,5 metros cúbicos por segundo».

«La CHJ no remitió comunicación alguna sobre esto a Emergencias, pese a que el protocolo del organismo de cuenca obliga a comunicar a Protección Civil cualquier crecida superior a los 150 metros cúbicos por segundo», abundan. Una hora más tarde, según reseñan, el caudal del Poyo ya había ascendido hasta los 1.725 metros cúbicos por segundo. «Cuando llega ese mail de las 18:46 horas a Emergencias –18:43, según Ribera y la CHJ–, está reunido el Cecopi. Nadie de la CHJ alerta en ese momento de la situación del Poyo. Miguel Polo, presidente de la CHJ, está en esa reunión, al igual que la delegada del Gobierno. Ambos asisten de forma telemática a la reunión. Tampoco se vuelve a enviar ningún mail informando de la evolución del caudal en el embalse», aseveran desde el Consell de Mazón.

En una nota de prensa enviada por la Confederación del Júcar el pasado 4 de noviembre, ésta reseñaba 11 comunicaciones enviadas a las autoridades de protección Civil sobre la evolución de los caudales a través de correos. Sobre el del Poyo, a las 12:09, informaba de un caudal de 264 metros cúbicos por segundo; a las 13:20, de 120 m3/s; a las 14:35, de 55,86; a las 15:50, de 28,7; y ya a las 18:43, de 1.686 m3/s. A las 18:55, la fuerza del agua rompe la estación de aforos, con un dato de 2.282 metros cúbicos por segundo.

El resto de avisos enviados desde la CHJ no fueron sobre el caudal de la rambla, sino sobre lluvias. Ribera apuntaba en sus discursos de este miércoles que «entre las 16:26 y las 20:12, la CHJ emite nueve mensajes advirtiendo de elevados registros de precipitación en la rambla. De esos nueve, siete se produjeron, ha asegurado, en esas dos horas de «apagón informativo» sobre los caudales. «Si la lluvia intensa se acumula aguas arriba –en referencia a la cabecera de la rambla–, termina desbordando aguas abajo», disculpaba la ministra. Desde la Generalitat señalan, sin embargo, que esos datos pluviométricos no alertan en ningún caso del riesgo real de desbordamiento del barranco.