La Universidad de Valencia toma muestra para analizar los restos contaminados en garajes después de la DANAUniversidad de Valencia

La Generalitat Valenciana comienza a limpiar los garajes privados para evitar problemas de salud tras la DANA

La acumulación de lodo y aguas fecales comienza a ser peligrosa para las personas que se exponen a ella y ya son cinco los casos de leptospiria confirmados tras la DANA

Prácticamente un mes después del paso de la DANA más catastrófica de la historia valenciana, los más de 180.000 afectados, sobre todo en los municipios de la comarca de la Huerta Sur de Valencia, siguen luchando con sus consecuencias. Además de los destrozos e importantes pérdidas económicas en viviendas, negocios y vehículos, existe otra repercusión no tan visible ocasionada por el temporal: las infecciones y enfermedades.

La mezcla del barro, el lodo e incluso las aguas fecales más de tres semanas después es una combinación muy tóxica que puede afectar a la salud de los que conviven con ella. Estos restos se acumulan sobre todo en aparcamientos y garajes subterráneos, uno de los puntos más críticos tras la riada y que todavía muchos siguen sin limpiar.

Un vehículo atrapado en un garaje de Alfafar tras la DANA, ValenciaRober Solsona/ Europa Press

Estos garajes se han convertido prácticamente en alcantarillas después de que muchas tuberías se rompiesen debido a la fuerza del agua, que arrasó con todo y los golpes de los coches. Aunque los equipos de limpieza siguen trabajando, en las propiedades particulares casi no han llegado profesionales y son los vecinos y voluntarios, casi sin conocimientos, los que se enfrentan cara a cara diariamente a las enfermedades que puede producir esa contaminación.

La actuación en los garajes particulares se ha retrasado debido que, al tratarse de propiedades privadas, las administraciones han relegado la gestión a las comunidades de vecinos durante las primeras semanas. Y así ha sido hasta estos últimos días. Ante los riesgos para la salud que se estaban ocasionando, la Generalitat Valenciana ha puesto en marcha junto a la Diputación de Valencia el plan 'Lodo Cero', para que, «con carácter de urgencia», empresas privadas refuercen estas acciones mediante la adjudicación de contratos de emergencia.

Lodo cero

Este plan para combatir el lodo y despejar los garajes con supervisión profesional ha iniciado este lunes. Los efectivos actuarán en las localidades de Albal, Cararroja, Masanasa, Sedaví, Alfafar, Paiporta, Picaña y Benetuser, donde se han registrado las mayores acumulaciones de barro y se han censado más de 660 ubicaciones para actuar, según avanzó hace unos días la portavoz del Consell, Susana Camarero.

Las inspecciones previas se realizaron el domingo, según ha confirmado la directora general de Prevención de Incendios, Rosa Tourís, quien ha puntualizado que es un proceso de «extrema complejidad». En este sentido, ha indicado que los trabajos «se han priorizado las ubicaciones donde, por razones de salud pública y emergencia, hay que actuar y se está dotando al personal de los medios y EPIS necesarias».

La Consejería de Medio Ambiente ha publicado el balance de retirada de residuos desde que se activó el plan de choque extraordinario hace menos de un mes, que contabiliza alrededor de 200.000 toneladas de estiércol y otros restos de enseres. La cantidad, «sin precedentes»: supera ya el volumen de residuos que se generó el año pasado en toda la Comunidad Valenciana con 180.000 toneladas.

Cinco casos de leptospiria

Dada la exposición de las personas a estos residuos, ya se han confirmado los primeros casos de enfermedades y bacterias. Son cinco los confirmados de leptospiria detectados en toda la Comunidad Valenciana desde el 29 de octubre, según ha confirmado la Consejería de Sanidad.

Jóvenes voluntarios ayudando en labores de limpieza por la dana

«La leptospirosis es una de las infecciones esperables en situaciones de inundaciones de este tipo. Los residuos de los roedores en las aguas estancadas hacen que aumente la probabilidad de esta infección, que suele aparecer entre 7 y 14 días, quizás hasta 20 días, desde su periodo de incubación. Por lo tanto, es normal que en este momento empecemos a detectar casos de este tipo», ha explicado el portavoz de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), Javier Arranz, en declaraciones a Europa Press.

Se trata de una enfermedad bacteriana que puede contraerse al contacto con aguas de inundación, tierra húmeda o lodos contaminados con orina o tejidos de animales infectados, siendo las ratas los reservorios más frecuentes. Estas bacterias pueden entrar en el organismo a través de lesiones cutáneas o mucosas, afectando tanto a personas que residen en las zonas afectadas, como a aquellas involucradas en labores de limpieza y rescate.

Recomendaciones sanitarias

Por todo ello, el experto ha aconsejado «tener cuidado con los materiales que se utilizan de protección personal como botas, guantes y mascarillas», así como «mantener una muy buena higiene de manos y pies».

«También se debe estar atento a esos síntomas iniciales para hacer una consulta rápida y evitar tener complicaciones más serias. De ahí, que lo más importante es enviar el mensaje a todas las personas que han sido voluntarios que cuando noten algún síntoma piensen en esa posibilidad de que hubiera una infección y contacten con un servicio sanitario lo antes posible», ha finalizado el portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.

Aunque por el momento la situación epidemiológica se mantiene «estable y controlada», según han confirmado fuentes de Salud Pública, el peligro sigue estando presente. Y es que, además de los casos de legionela, también se han registrado episodios de gastroenteritis. Por otro lado, un par de semanas después de la riada comenzó una campaña de vacunación contra el tétanos, que en estos momentos se considera la enfermedad de mayor riesgo en las zonas afectadas.