Lucentum, la ciudad romana que esconde los orígenes de Alicante
A tres kilómetros del centro, el Tossal de Manises conserva los vestigios de este enclave, testigo del esplendor romano
Pocas ciudades pueden presumir de tener bajo sus calles una ventana directa al pasado. Alicante lo hace gracias a Lucentum, el yacimiento arqueológico que desvela los orígenes de la ciudad. Situado en el Tossal de Manises, a solo tres kilómetros del centro urbano y cerca de la playa de la Albufereta, esta fue una de las ciudades romanas más importantes del Mediterráneo.
Su historia comienza mucho antes de la llegada de los romanos. En el siglo IV a. C., los íberos contestanos eligieron esta ubicación estratégica junto a la costa para establecerse. Desde allí, tejieron redes comerciales con griegos, fenicios y otras culturas del sur de la península. Pero fue con la Segunda Guerra Púnica cuando el enclave empezó a transformarse. Los cartagineses dejaron su huella en las murallas, aunque serían los romanos quienes, tras conquistar la zona en el siglo II a. C., convertirían esta ciudad en un referente del modelo urbano romano.
Durante el siglo I a. C., el lugar alcanzó su máximo esplendor bajo el mandato de Augusto, cuando se le concedió el rango de municipium. Entonces, se levantaron foros, termas, templos y un sistema de alcantarillado que reflejaban la importancia del enclave. El nombre de Lucentum, registrado en inscripciones de la época, simbolizaba esa etapa de apogeo.
Sin embargo, este auge no duró demasiado. A finales del siglo I d. C., la pujanza de Ilici (la actual Elche), mejor comunicada y con un mayor dinamismo comercial, relegó a Lucentum al olvido. A lo largo de los siglos II y III d. C., la ciudad fue abandonada. Más tarde, entre los siglos VIII y X, el lugar fue utilizado como cementerio islámico, un claro testimonio de la huella de las distintas culturas que poblaron el Mediterráneo.
El redescubrimiento de este enclave no llegaría hasta el siglo XVIII, gracias a Antonio Valcárcel, Conde de Lumiares, que identificó los restos del Tossal de Manises como parte de la antigua ciudad romana. Desde entonces, las investigaciones y excavaciones han confirmado la importancia de este yacimiento, que en 1961 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
En la actualidad, su riqueza histórica ha vuelto a ser protagonista gracias a la exposición temporal 'Ciudades de Luz: Ákra Leuké, Lucentum, Laqant', organizada por el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). Esta muestra ofrece un recorrido por las etapas más significativas de la ciudad antigua, a través de 661 piezas procedentes del yacimiento y de otros 27 museos, que ayudan a contextualizar su evolución histórica. La exposición recupera la memoria de Lucentum y pone en valor los esfuerzos realizados para proteger y estudiar este enclave desde 1933, destacando su importancia como origen primigenio de la actual Alicante.
A pesar de su valor histórico, Lucentum no ha estado exenta de amenazas. En las décadas de 1960 y 1970, la especulación urbanística puso en peligro su conservación. Fue la arqueóloga sueca Solveig Nordström quien lideró una firme defensa del lugar, evitando su destrucción y asegurando su preservación para las futuras generaciones.
Un viaje al pasado
Hoy, este espacio ocupa una superficie de 25.000 metros cuadrados rodeado por una muralla que, aunque incompleta, sigue siendo testigo de su pasado. Recorrer sus calles permite adentrarse en una peregrinación en la historia, en la que se pueden contemplar restos de termas, el foro y parte del sistema defensivo que protegía la ciudad.
Aunque el crecimiento urbano ha encajonado el yacimiento entre edificios, su valor cultural sigue intacto. Lucentum es un símbolo de los orígenes de Alicante y una oportunidad única para comprender cómo era la vida en el Mediterráneo hace más de dos mil años. Un viaje al pasado que, desde el Tossal de Manises, conecta a los alicantinos con sus raíces más remotas.