Un pueblo valenciano quemará en honor a san Antonio Abad una de las hogueras más altas del mundo

Esta semana la Comunidad Valenciana y muchos de sus pueblos se visten de gala y celebran la fiesta de san Antonio Abad, una tradición de más de 200 años, que está reconocida como fiesta de interés turístico provincial. Congrega a cientos de animales, que son bendecidos por sacerdotes con una rama de olivo y posteriormente se enciende una gran hoguera.

Si hay un pueblo que destaca especialmente en esta tradición es Canals, en la provincia de Valencia. Este municipio, de unos 13.000 habitantes, alberga la segunda hoguera más grande del mundo, que se quemará este jueves 16 de enero. Y es que san Antonio Abad es su patrón, al que rinden especial homenaje cada año, desde la cremà, hasta el Dia dels Parrells, el 18 de enero, donde los festeros reparten por todas las calles del pueblo miles de juguetes a los niños, montados sobre caballos.

Durante muchos años Canals presumía del récord de quemar la hoguera más alta del mundo, pero desde 2019 se la arrebató la de Hofstalder Funkenzunft Lustenau, en Austria. Este grupo organiza una hoguera cada año en la localidad austriaca de Lustenau para marcar el final del Carnaval, una tradición que está vigente desde la Edad Media. Así pues, el 16 de marzo de 2019 lograron construir una hoguera de 60,64 metros de alto, que superó a la de la localidad valenciana.

A pesar de este dato, la hoguera de Canals no tiene nada que envidiar, ya que sigue siendo una de las más altas del mundo, que está mucho más elaborada y cuenta con elementos más naturales. Todos los años suele tener una altura comprendida entre los 17 y 25 metros, donde todo está milimetrado y estudiado, para que los troncos de pino, envueltos con verdes ramas de pino piñonero y rodeno, ofrezcan a los asistentes un espectáculo único.

Origen milagroso

Este acontecimiento reúne cada enero a cientos de personas que no se quieren perder este evento, y que tiene su origen en el 1748. Ese año hubo un terremoto que provocó grandes destrozos de consideración en todas las poblaciones cercanas. El castillo de Montesa se derrumbó, y la iglesia y algunas casas de Onteniente cayeron derruidas, al igual que en Enguera.

Como en Canals no se produjo ningún seísmo ni se lamentó desgracia alguna, los habitantes de la localidad, admirados por el extraordinario fenómeno de que alguien les había protegido del peligro, atribuyeron el milagro a san Antonio Abad, convirtiéndolo a partir de ese momento en su venerado patrón y, desde entonces, rindiendo homenaje con fuego y con una tradicional hoguera que con los años ha tomado el estado actual.

Desde el día 1 de enero, con el inicio del año, ya se planta el 'Primer pi', que da forma a lo que posteriormente se convertirá en la hoguera. Durante los siguientes 15 días se a formando y, finalmente, el 16 de enero es la esperada cremà, a las 21:00 horas de la noche. La fiesta adquiere un mayor simbolismo durante la procesión del día 17 en la que la gente grita el «vítol» durante el recorrido. Los festeros y las festeras también lo vitorean constantemente en todos sus actos, que suele trasladarse de generación en generación esta tradición festiva. De entre estos actos a destacar, está el que se produce durante el 18 de enero, donde un festero asume el papel de «Bandera» y otro el de «Cuiro». El Bandera es el más importante y es el encargado de recitar el «vítol» final en los actos, siendo su indumentaria un traje oscuro y un sombrero que lanza al final de la fiesta, siendo el que lo coja quien obtiene entradas para la cena en la que se sirve arroz al horno.

Para finalizar las fiestas en honor al patrón, el día 26 de enero, a las 12:15 horas, en la misma plaza, se procederá a la bendición de animales de tiro y arrastre y caballerías; y del 27 al 31 de enero, Canals celebrará la Semana del Árbol con actividades, charlas, plantaciones en los centros educativos, asociaciones y para el público en general.

El montaje de la hoguera dura 15 días, en los cuales la Plaza Mayor de Canals está ocupada en los laboriosos trabajos. Aunque es una tradición centenaria, cada año se ha ido profesionalizando más, con un gran salto cualitativo tanto en materiales como en seguridad, a lo que este año 2025 también se ha sumado un salto en materia de sostenibilidad.

La empresa a cargo de la plantà ha sustituido las maquinarias elevadoras de diésel por brazos articulados 4x4 totalmente eléctricos que evitan emisiones CO2 y alcanzan una altura de hasta 24 metros. Y los nuevos vehículos están completamente insonorizados, que ahorran a los vecinos ruidos durante las dos semanas de montaje y también humos y contaminación del ambiente.