Muerte del alcalde de Alcoy, Agustín Albors, durante la Revolución del Petróleo en 1873

Muerte del alcalde de Alcoy Agustín Albors durante la Revolución del Petróleo, en 1873J. Alaminos vía Wikipedia

Historia Valenciana

La violenta revuelta obrera que acabó con el alcalde republicano de Alcoy despellejado

En 1873 se llevó a cabo en Alcoy la Revolución del Petróleo, la primera huelga general de España

La Comuna de París a la española no se llevó a cabo en Barcelona, sino en Alcoy. En 1873, dos años después de las revueltas en la capital francesa, un tercio de la población de esta localidad trabajaba en la industria textil, seguida de la papelera. Las jornadas laborales llegaban a alcanzar las 18 horas y los trabajadores no daban abasto, por lo que empezaron las concentraciones que acabaron con un alcalde que, después de asesinado, fue atado de pies y manos, y arrastrado por las calles principales.

Primera manifestación

Unas 7.000 personas se concentraron frente al Ayuntamiento, en la Plaza de San Agustín (actual Plaza de España), el 9 de julio de 1873, porque querían el cese de Agustín Albors, alcalde de Alcoy, y de toda la corporación municipal, al no haber sido satisfechas las peticiones y demandas de la Federación Regional Española de trabajadores local.

La huelga tenía como objetivo conseguir la rebaja de horas y el aumento del salario, que por aquel entonces era de 12 a 16 reales al día. Los niños mayores de seis años y las niñas mayores de ocho trabajaban la misma jornada que los adultos, pero por menos dinero.

Los huelguistas esperaban que el alcalde hiciera de mediador entre los industriales y la comisión internacionalista, ya que durante su juventud fue activista liberal. Por lo que la comisión pensó que, dada su trayectoria política, podría jugar un papel interesante como mediador. Sin embargo, la confianza de los huelguistas quedó truncada porque Albors había mantenido reuniones con los fabricantes sin consultarles.

Albors dio órdenes a la guardia municipal para que tomara posiciones desde la altura, por lo que se ocuparon los balcones del Ayuntamiento y el campanario de la iglesia de Santa María. Mientras, Severino Albarracín, dirigente de la comisión, se dirigió al interior de la Casa Consistorial para que el alcalde dimitiese y cediera el poder a la comisión obrera. Pero no se produjo y empezó la revuelta.

Viviendas y fábricas asaltadas

Esa misma noche empezaron los incendios tras el primer muerto y muchas viviendas de patronos y fábricas fueron asaltadas, tomando como rehenes a los dueños de éstas.

Los insurrectos utilizaron el petróleo que se guardaba para prender el alumbrado público para incendiar algunas casas colindantes al Ayuntamiento, principalmente las de los patronos y las de la calle San Lorenzo. De ahí que esta revuelta se conozca como la Revolución del Petróleo.

Incluso llegaron al punto de querer prender las paredes del Ayuntamiento. Ante esta situación, tanto alcalde como corporación intentaron huir por la parte trasera, sin éxito, ya que se había instalado una barricada.

El alcalde fue abatido y arrastrado

El día 10, a primera hora de la mañana, el alcalde trató de huir, pero fue interceptado por la multitud. Uno de los presentes le asestó un tiro y, una vez muerto, lo ataron de pies y manos a un carro y fue arrastrado por las calles principales.

Según el parte médico, llegó al hospital completamente desnudo de cintura para arriba, con infinidad de lesiones producidas por armas blancas y de fuego, la cabeza completamente destrozada y una oreja menos.

Este suceso, lo convirtió en «El Pelletes», o «Pielecillas» en castellano, por la brutal forma en la que el cuerpo de este alcalde quedó despellejado. Sus restos se pueden visitar en las catacumbas del cementerio de Alcoy.

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