Juzgan a un hombre por violar a su hijastra adolescente en Castellón
La joven tenía 18 años en el momento de los hechos y vivía en el mismo domicilio durante los años que se cometieron los supuestos abusos
La Audiencia Provincial de Castellón ha iniciado el juicio por las presuntas agresiones sexuales repetidas a una mujer de 25 años por parte de padrastro cuando era adolescente y vivía en la localidad de Nules. La joven ha sido la primera en testificar, donde ha revivido los hechos que supuestamente acontecieron cuando tenía 18 años mientras vivía bajo el mismo techo con su madre y el acusado.
La Fiscalía pide para el acusado ocho años y cinco meses de cárcel por los hechos, que el procesado negó en su declaración ante el Tribunal de la Sección Primera.
En las declaraciones la víctima, que ha adelantado el periódico Mediterraneo, explica cómo sucedían estos abusos. «Me tumbaba boca abajo, me cogía de las muñecas y me penetraba en contra de mi voluntad», siempre en ausencia de la madre. «Han sido tantas veces que ni lo recuerdo», añadía la joven al ser preguntada por el Fiscal por detalles concretos de los presuntos abusos.
«A veces pasaba varios días seguidos y, en otras ocasiones, lo hacía varias veces al día, según él estuviera», aclaró la joven. «Al final, llegué a pensar que yo tenía que contentarlo y que sería así para siempre, así que pasaba ese mal rato y no me resistía para que me dejara en paz», ha declarado la víctima.
La chica decidió denunciar gracias a las insistencias de su expareja, que fue quien le animó a contar lo sucedido a la policía. El joven también fue llamado a declarar: « Yo notaba que algo le pasaba y, tras mucho insistir, me lo confesó. Yo la creí», asegura su ex novio.
La madre no creyó a su hija
La víctima y el acusado estuvieron viviendo juntos durante cuatro años, mientras este mantenía una relación sentimental con la madre. En aquel entonces el hombre negaba los hechos, acusando a la adolescente de «mentir» y «no obedecer». El presunto violador ha alegado que le «podía considerar un estorbo» en su vida, especulando sobre por qué la víctima le denunció.
Durante el periodo en el que se mantuvieron los abusos, la madre de la víctima creía a su expareja, como también ha declarado en el juicio. «Era mi hija, pero era una adolescente y yo confié en la palabra de un adulto».
A día de hoy la madre asegura que se arrepiente «de no haberle dado el beneficio de la duda», además añade que estuvieron separadas porque no le creyó. La mujer alega que después de los hechos su hija empezó a tener secuelas por los presuntos abusos, como ataques de epilepsia y pérdida del habla. «Cuando me lo pude permitir, empecé a llevarla al psicólogo», añadió.