Entrevista | Fotógrafo
Jonathan Segade: «La fotografía de moda de hoy es un refrito de las pasadas épocas, y me gusta»
El fotógrafo de moda expone en Valencia hasta el próximo 27 de enero una selección de sus imágenes con un enfoque retrospectivo de su trayectoria internacional
Telva, Vogue, Elle, Vanity Fair, Harpers Bazaar y VS Magazine son algunas de las revistas en las que se han hecho hueco las fotografías de Jonathan Segade. De entre ellas, una selección de imágenes se puede admirar en la galería de arte La Trini Espai d'Art, en Valencia, hasta el próximo 27 de enero. Esta es una exposición retrospectiva de su trabajo como fotógrafo internacional de moda que sostiene la fuerza y la elegancia como hilo conductor. De todo ello, hemos podido hablar con Segade.
–¿Cómo empezó en la fotografía, qué fue lo que le llamó?
–En un principio, no tenía la intención de ser fotógrafo; en realidad, quería dedicarme a las Bellas Artes, pero no pude acceder a la carrera. Durante ese mismo verano comencé a desarrollar el gusto por experimentar con la fotografía digital, que comenzaba a nacer. No fue hasta que, por casualidad, vi en la televisión un documental sobre fotografía de moda, cuando me planteé algo que nunca antes había pensado. Me quedé fascinado y pensé: «Esto es lo mío».
–¿Cómo fueron sus primeros pasos dentro de la fotografía de moda?
–Cuando comencé a sumergirme en el mundo de la moda, solía inspirarme en otros fotógrafos para hacer las mías. No tardé mucho en darme cuenta de que de lo que se trata es de ir, poco a poco, encontrando tu propio enfoque. Alquilé, junto a cinco amigos, un local en el que desarrollar nuestros proyectos. Compramos algunos flashes y aproveché para experimentar de manera intensiva.
Cuando ya había adquirido algo de práctica empecé a colaborar significativamente con la agencia de modelos Carmen Durán, que me permitió aprender a hacer fotografía desde dentro, y entonces llegó el momento en el que decidí emprender y mudarme a París. La clave ha sido mejorar constantemente, luchar por ello y buscar superarme a mi mismo.
Reto personal
–¿Diría que las fotos que ha escogido para esta exposición le definen?
–Sí, claro. Busco mucho la geometría, utilizo el angular y me preocupo, considerablemente, por la luz. Soy muy perfeccionista con las luces. Para esta exposición no he escogido mis mejores trabajos ni tampoco he hecho una sesión especial para exponerla, es lo que me apetecía ver impreso y lo que pensé que quedaría bien en esta galería. Hay fotos que no he seleccionado y me gustan, incluso más. Creo que quien vea estas fotografías y conozca, un poco, mi trabajo sabrá que es una buena selección.
Resulta crucial saber qué es lo que queremos para no dejarnos influir negativamente por las redes
–¿Qué siente al ver sus imágenes a gran tamaño?
–Me lo tomo como un reto personal. Al final, llega un momento en que te saturas y echas de menos imprimir, parece que es de otra época. Pero pienso que es algo bonito y me siento orgulloso de que las nuevas generaciones de fotógrafos estén poniendo en valor la fotografía analógica. Aun así, la mayoría de los que toman las fotos en analógico acaban escaneándolas para verlas en una pantalla. El proceso no acaba en papel. Entonces, cuando ves las fotografías impresas, estas hablan con otro lenguaje. Verlas en vivo transmite de otra manera. Ese es, en parte, el objetivo de la exposición.
–¿Las redes sociales han cambiado la forma en que percibimos y consumimos la fotografía?
–Sí, pero tampoco es una cuestión que me obsesione demasiado. Al final se trata de hacer tu trabajo como lo sientes. Precisamente, el otro día me contaron que el algoritmo penaliza las fotos en blanco y negro. Es, por eso, que resulta crucial saber qué es lo que queremos para no dejarnos influir negativamente por las redes.
–¿Cómo combina los encargos con su estilo personal?
–Ahí existe un gran dilema porque el cliente, al final, te está pagando para que te ciñas a lo que pide. Cuando empecé a dedicarme a la fotografía de moda me focalicé demasiado en hacer catálogos, publicidad, editoriales… Y sí que es verdad que al cabo de los años siempre me daba un poco de rabia no haber trabajado más mi fotografía personal. Pero, a medida que vas cogiendo experiencia, aprendes a encontrar ciertos momentos en los que dedicar parte de la sesión a innovar un poco.
–¿Nos puede contar alguna historia detrás de alguna sesión?
–Te contaré lo que pasó en una sesión de fotos que tuvimos en el Festival de Cannes. Teníamos reservada de 12 a dos de la tarde una habitación de hotel para hacer las fotos. Llegué y comencé a preparar las luces, pero resulta que la modelo se retrasó una hora y media. Ese momento en el que te das cuenta de que no tienes tiempo para hacer fotos donde estaba acordado es crucial para pensar rápidamente alternativas, recoger y encontrar otro lugar.
Otra situación similar ocurrió cuando estaba fotografiando para la portada de Telva. La localización era un cuarto de apenas diez metros cuadrados, y teníamos que disparar todas las fotos allí. Así que decidimos jugar con lo que teníamos y salimos al balcón para hacerlas al aire libre. Se trata de asumir riesgos y adaptarse. Al principio, cuando comencé, quería tener todo bajo control, pero esto es como un juego de ajedrez. Te encuentras con situaciones inesperadas y tienes que improvisar.
–¿Cómo ha evolucionado la fotografía?
–La veo muy sugerente. Pienso que la fotografía de moda de hoy es un refrito de las pasadas épocas, y me gusta. Ahora las nuevas generaciones están, casi sin saberlo, reviviendo los tonos de las fotos de William Egglestone gracias a la curiosidad por el color analógico, por ejemplo. Al final, consiste en recuperar técnicas antiguas y adaptarlas a un concepto más moderno. Me parece interesante.
–Si tuviese que quedarse con la técnica fotográfica de una época, ¿cuál escogería?
–No sabría con cuál quedarme. Es complicado porque todas tienen sus puntos buenos. Por ejemplo, cuando empecé, en los 2000, me daba la sensación de que no había nada que definiese a esa época. Cuando el pasado deja rastro enseguida te das cuenta de qué lo definía. Ahora se está cultivando y será con la perspectiva del tiempo cuando veamos lo que florece. Resulta complejo darse cuenta de qué marcará esta época, pero yo apuesto por la idea de que, tanto en la fotografía como en la moda, se está apostando por volver a estilos y técnicas que ya hemos vivido.
Como deportistas de élite
–Actualmente, ¿cuáles son sus referentes?
–La verdad es que siempre han sido los mismos. Son fotógrafos bastante clásicos, pero me encantan. He explorado sus obras, tengo libros, algunos descatalogados, que he buscado a conciencia. Creo que, al final, si profundizas en el pasado, obtienes más impulso para proyectarte hacia el futuro. Ahora en las escuelas hay un número significativo de personas interesadas en la fotografía con muchos referentes, y eso me parece fascinante. Yo no tuve la oportunidad de ver a muchos profesionales o personas dedicadas a esto en Valencia cuando empecé; los había, pero no en abundancia.
–¿Hay hueco para todos?
–Hay hueco para todos, pero hay que lucharlo. Esto, al final, no es una carrera a corto plazo, sino de fondo. En parte somos como los deportistas de élite. Una persona que quiere ser futbolista, bailarina o bailarín, tiene que entrenar su cuerpo. Esto es igual. Lo que pasa es que mucha gente tiene miedo a equivocarse y esto en la fotografía es una constante. Pero el fotógrafo no solo es eso. Eres buen fotógrafo, sabes que en la sesión te han salido buenas fotos, pero el punto clave lo encuentras al llegar a casa y tienes que seleccionar de un gran número, unas pocas. A mí me cuesta mucho, le dedico muchas horas. Por eso digo que para hacerse hueco es fundamental el trabajo constante.
–¿Tiene algún límite ético para hacer las fotos?
–La fotografía en gran parte se basa en la intuición. No suelo preparar demasiado las cosas porque me gusta que salgan de forma natural. Esto es así; cuando veo algo que me gusta y que me llama la atención, cojo la cámara y hago la foto.
Creo que, al final, si profundizas en el pasado, obtienes más impulso para proyectarte hacia el futuro
–¿Tiene algún proyecto de futuro en mente?
–Seguir mejorando mi fotografía personal. Cada vez me apetece más explorarme como fotógrafo fuera de las sesiones bajo demanda. Lo que he estado haciendo por el momento han sido catálogos en los que debía cumplir ciertos requisitos. Cuando sobraba algo de tiempo intentaba experimentar después de la sesión y hacer un par de fotos para mí a nivel personal. Pero sí me gustaría en un futuro hacer sesiones donde tenga un límite de media hora. A lo mejor es un error. Quizás lo que funciona es lo otro. Quién sabe.
–Finalmente, ¿algún consejo a aquellas personas que quieran dedicarse a la fotografía de manera profesional?
–Mi consejo es que disfruten de cada paso al máximo. Es evidente que el monstruo de las dudas e inseguridades va a estar presente, sobre todo al principio, pero no hay que dejar que nos asuste. Se trata de marcarse una disciplina e ir escalando, paso a paso, sin rendirse. Esto es el poco a poco, ni muy rápido ni lento. Todos tenemos momentos de dudas y bajones, pero hay que tener en mente que todo pasa. Es una carrera de fondo, pero resulta muy gratificante cuando se experimenta al máximo y miras al pasado para darte cuenta de lo que has conseguido.