Así es Port Saplaya, la pequeña Venecia valenciana
Este llamativo enclave se ha consolidado como uno de los más punteros de la provincia y donde el visitante puede escapar de la masificación de otras zonas
La playa más famosa de Valencia es la de La Malvarrosa. El alimento más reconocido de Alboraya es la horchata. Entre ambos municipios colindantes hay un espacio que, más allá de los residentes y algún turista, resulta prácticamente desconocido y que aúna ambos contextos. Se trata de Port Saplaya o, como se le conoce en la zona, la pequeña Venecia valenciana.
Esa fama no es casual ni caprichosa, ya que este pequeño lugar costero de Alboraya se caracteriza por contar con un puerto deportivo cuya entrada deriva en varios canales que se adentran en la ciudad con amarres para decenas de embarcaciones al más puro estilo de la ciudad del norte de Italia. Además, el paisaje se completa con edificios alrededor del recorrido con fachadas pintadas en colores rojizo, pastel y ocre.
Todo ello le confiere a Port Saplaya un atractivo más que sorprendente, ya que los visitantes pueden recorrer y bordear tanto las aguas como su perímetro a modo de paseo marítimo, ir por todo ese tramo e, incluso, pararse a comer en los bares y restaurantes que hay. Situado a dos minutos del casco urbano de Alboraya y a tan solo diez kilómetros del centro de Valencia, este llamativo enclave cuenta con dos playas semiurbanas de arena dorada que están separadas por el mencionado puerto deportivo.
Ideal para huir de la masificación
Así, este recinto separa el lugar en dos partes, como son la zona sur y la norte. En la primera se levantó hace años un centro comercial que cuenta con un aparcamiento para poder dejar en él el coche. Igualmente, también hay un poblado marinero junto al que se puede disfrutar de una variada oferta gastronómica en no pocos establecimientos con sus correspondientes y demandadas terrazas. Del mismo modo, es donde más apartamentos se construyeron y en la que, de bloque a bloque, se puede pasar de una playa a otra.
Respecto al norte de Port Saplaya, es lo más recomendable para todo aquellos que buscan paz, tranquilidad y nada de agobio, ya que está más lejos de las mayores concentraciones de gente (que tampoco son tales). Aun así, también ofrece una generosa oferta en lo que se refiere a la hostelería. No solo eso, sino que, además de la playa, los que prefieran la piscina a la playa pueden encontrar allí una pública para poder bañarse. Esta, a su vez, está equipada con sombrillas, tumbonas y servicio de cafetería.
En cifras, las playas miden en total 50 metros de ancho y en torno a 1,4 kilómetros de largo. Asimismo, aunque en verano y otras temporadas alta se acercan miles de turistas, a lo largo del año viven algo menos de 2.000 personas, lo que permite que el día a día se disfrute en un entorno privilegiado y sin ningún tipo de masificación.