Imagen del momento del accidente en la base área de Torrejón el 17 de octubre de 2017Europa Press

Ejército del Aire  El F-18 que se estrelló en Torrejón: luz a la tragedia del teniente Pérez Serrano cinco años después

Un auto judicial determina que una cadena de circunstancias provocó el accidente: el piloto estaba angustiado, los mandos no tomaron medidas y una negligencia provocó que una herramienta quedara olvidada en un motor

Ocurrió el 17 de octubre de 2017. «Un #F18 del #Ala12 ha sufrido un accidente en el despegue en #BATorrejon. Se desconoce el estado del piloto. Estamos investigando las causas». Con este mensaje publicado en Twitter, el Ejército del Aire anunciaba la tragedia. Poco después, se confirmaban los peores presagios. El piloto Fernando Pérez Serrano, de 26 años, había fallecido. Pérez Serrano era teniente del Ejército del Aire, de la 65 promoción. Los primeros datos del Ministerio de Defensa indicaban que al joven militar no había tenido tiempo para saltar del aparato cuando iniciaba las maniobras de despegue. El siniestro se produjo dentro de las instalaciones de la Base de Torrejón de Ardoz, cuando intentaba despegar el avión. Fuentes policiales detallaron en aquel momento que cuando el aparato estaba despegando, hizo un ruido extraño e intentó aterrizar, aunque finalmente se estrelló contra el suelo sin tiempo para poder abandonar el aparato mediante el asiento eyectable.

La nube de humo provocada por el accidente del caza F-18 en Torrejón de Ardoz, el 17 de octubre de 2017Ejercito del Aire

Ahora, cinco años después, el Juzgado Togado Militar Territorial número 11 ha dictado un auto, adelantado por El País, que revela que el teniente «sufrió un cambio de actitud» tras regresar de Yibuti, donde fue enviado en 2016 como traductor de francés para la Operación Atalanta. Este traslado le hizo sentirse menospreciado y relegado en su carrera profesional. Siempre había mostrado un «comportamiento personal y profesional excelente», pero a partir de entonces, según el auto, su conducta se volvió errática y temeraria.

Imagen tomada tras el accidente del F-18 en la base de TorrejónEuropa Press

El día de la tragedia, tenía que efectuar una misión de reconocimiento aéreo. El teniente llegó con solo 10 minutos de antelación, por lo que efectuó una demasiado rápida inspección del aparato. No se dio cuenta de que un mecánico había dejado olvidada una herramienta en la tobera de entrada de aire del motor derecho. Pese al ruido, el joven piloto decidió despegar con un solo motor, el izquierdo, incumpliendo el manual de vuelo del F-18. El auto judicial considera que este comportamiento fue «infractor e insensato». Cuando el avión se encontraba a 107 metros de altura, Pérez Serrano pudo comunicar con la torre de control «Se está cayendo el avión». Pero ya nada podía hacerse. El aparato se desplomó sin que pudiera activar el sistema de eyección.

El auto incide por otra parte en que los responsables militares del teniente no tomaron las medidas necesarias para apartarle del servicio, ya que el joven vivía con «ansiedad y angustia» la imposibilidad de compaginar su actividad con un máster en comercio exterior en el que se acababa de matricular. Al final, como en tantos otros accidentes, una cadena de circunstancias propició la tragedia: una situación de angustia personal provocó que el piloto no estuviera en condiciones de volar; los mandos no intervinieron cuando debieron hacerlo. Y una negligencia hizo que una herramienta quedara olvidada fatalmente. La suma de estos factores desencadenó la tragedia.