Defensa El futuro portaaviones francés PA-Ng, un mastodonte nuclear... para 2038
El nuevo buque insignia francés reabre el debate: ¿Necesita España un portaaviones nuclear?
Estos son los portaaviones más grandes del mundo
Los tres buques gemelos del portaaeronaves L-61 Juan Carlos I
Así es el portaaviones USS Gerald R. Ford
Futuro portaaviones PA-Ng. Propulsión nuclear, con una eslora de 310 metros. Capacidad de desplazamiento: 75.000 toneladas. Catapultas electromagnéticas (Emals) de General Atomics, el mismo sistema que el flamante portaaviones estadounidense Gerald R. Ford. Capacidad para 30 cazas de combate de nueva generación y armamento de tecnología punta.
Portaaeronaves L-61 Juan Carlos I. Eslora de 230 metros. Sistema de propulsión eléctrica con una turbina de gas y dos generadores diesel. Desplazamiento de 26.000 toneladas. Puede operar hasta 30 aeronaves entre helicópteros medios y pesados en modo de operaciones anfibias; o bien entre 10 y 12 aviones F-35B o AV-8B+, más un número similar de helicópteros medios, cuando actúe con perfil de misión de portaaviones.
Una simple comparación entre ambos buques pone en primer término el debate sobre la necesidad de la Armada española de contar con un nuevo portaaviones, que la sitúe al nivel de países como Francia. Pero vayamos por partes. El imponente PA-Ng reemplazará con el tiempo al actual Charles de Gaulle, pero por ahora se encuentra en una etapa preliminar. El proyecto actualizado se acaba de presentar en la exposición Euronaval 2022 y se prevé un plazo estimado para su funcionamiento operativo de unos 16 a 20 años. El horizonte está en 2038.
Hay que tener en cuenta que, según la propia definición de la Armada, «el buque anfibio portaeronaves «Juan Carlos I» es un buque multipropósito y el mayor buque de guerra construido en España. Su denominación OTAN es LHD (Landing Helicopter Dock)». Quedando lejos de las capacidades de un portaaviones nuclear, no va a la zaga en muchas de sus funciones. Sin embargo, el proyecto inicial del nuevo portaaviones francés, cuyo objetivo es sustituir al Charles de Gaulle (buque insignia de la Marine Nationale), abre el camino a que nuestra Armada se plantee seriamente la posibilidad de dar un salto cualitativo y cuantitativo.
El principal y gran escollo es su coste, así como el mantenimiento. Su precio depende de muchos factores, obviamente, como el tamaño, la capacidad, la tecnología… El USS Gerald R. Ford (CVN 78), el portaaviones más flamante de la US Army, acaba de comenzar su despliegue inaugural en el Atlántico. Se estima que su coste total ha sido de unos 13.000 millones de dólares, según datos de la Marina estadounidense difundidos a finales de 2021. Se calcula que el L-61 Juan Carlos I costó unos 400 millones de euros. Entre ambas cantidades hay lógicamente posibilidades intermedias. El USS Ronald Reagan, botado en 2001, costó unos 4.500 millones de dólares. ¿Descabellado?
Si nos cernimos a unas cantidades aproximadas, por ejemplo, el Ministerio de Defensa y Navantia van a invertir 4.000 millones de euros en el presupuesto previsto para las cuatro nuevas fragatas F-110 de última generación. Así pues una elevada inversión como esta sería factible para nuestro país si hubiera voluntad política. Pero, de entrada, la alergia del Gobierno a la energía nuclear es un escollo importante, al que se añade en estos momentos el factor Podemos, que hace que, por ejemplo, la posibilidad de adquirir cazas de combate F-35 se lleve con un hermetismo absoluto para no herir susceptibilidades. El Gobierno de Pedro Sánchez no contempla el desarrollo de armas nucleares ni hipersónicas.
A lo largo de los últimos 70 años, España se ha planteado en varias ocasiones el desarrollo de armas nucleares. Hoy en día, la posición oficial sobre las armas nucleares es favorable al desarme y a la no proliferación. España está en contra de la realización de ensayos nucleares y ha firmado media docena de tratados internacionales en este sentido. Este factor, sumado a su elevadísimo coste económico, hace que hoy por hoy sea una posibilidad remota en nuestro país, tal y como informó El Debate.
¿Podría España igualarse a países como Francia? Para ello sería necesario un gran esfuerzo inversor que ninguna Administración se ha planteado acometer seriamente. Quizás, dado el cariz que está tomando la situación geoestratégica, esté llegando el momento.