Sirtap, el dron de Airbus para el Ejército españolKindelán

Armada

Guerra naval y drones marinos

La realidad es que la aparición de los drones ha transformado la guerra y todos los países, unos más rápidamente que otros, procuran buscar soluciones contra estos «pequeñitos asesinos». Pero lo que resulta evidente, a la luz de las imágenes que podemos observar en los conflictos actuales, es que no estábamos preparados para defendernos de los drones, que se están implementando soluciones temporales mientras no se desarrollan soluciones reales, tanto defensivas como ofensivas. En este sentido, el drama en el mar es mayúsculo, habiendo perdido Rusia varios buques importantes en el Mar Negro y produciéndose una situación nunca vista, una Armada tradicional acosada y arrinconada por pequeños artilugios tecnológicos de bajo coste.

El capitán de navío, Marcelino González Fernández, publicó, en el año 2013, en la revista «Cuadernos de Pensamiento Naval», un interesante artículo del que he extraído una parte de sus reflexiones: «A la vista de sus ventajas y gracias a los adelantos técnicos de los últimos tiempos, se prevé que tengan un fuerte desarrollo……. los vehículos no tripulados, con el tiempo serán muy utilizados y llegarán a ocupar el espacio de los tripulados, aunque no siempre, ya que habrá ocasiones en que será preferible el uso de vehículos tripulados. En este caso, los no tripulados y tripulados tendrán que coordinar sus espacios de actuación y deberán de ser capaces de coordinarse entre sí……. Todo ello lleva a grandes cambios y a nuevos conceptos en los desarrollos de las guerras del futuro, en las que a los vehículos no tripulados se les vislumbra un gran protagonismo y un más que prometedor porvenir».

La realidad es que el capitán de navío de la Armada Española puso sobre la mesa, hace ya más de 10 años, la realidad que hoy estamos viviendo, la de los drones como un arma muy eficaz y destructiva frente a las unidades navales. Pero su premonición parece que no animó, a la vista de los hechos, a que productores y desarrolladores de armamento dotasen a los buques de elementos de defensa contra estos mortíferos aparatos, parece que, como en tantas y tantas ocasiones, no lo vimos venir. Casi nunca se presta la debida atención a los inventos revolucionarios y el campo de batalla no es ajeno a ello.

Uno de los drones de la Armada españolaArmada

Los buques pueden ser atacados hoy con pequeños drones aéreos dotados con cargas implementados de forma manual, con drones con capacidad para disparar misiles o torpedos, con drones suicidas que impactan directamente sobre el buque, con drones de superficie que alojan cargas de explosivo importantes, con drones capaces de volar a altitudes fuera del alcance de la artillería tradicional o con drones submarinos, aunque este tipo es el que quizás esté menos desarrollado.

Si a todo lo anterior añadimos fórmulas combinadas, ejecutando un ataque en el que se emplee un número elevado de ellos (enjambre), los ingenios atacantes se toparán con unos sistemas de detección ineficaces contra ellos, unos sistemas de respuesta inadecuados y un personal no adiestrado contra esta amenaza. El resultado no puede ser otro que el desastre, algo que se ha visto materializado en el Mar Negro con el hundimiento de varios buques de guerra rusos.

Estos «pequeños asesinos navales» disponen de muchas ventajas de las que podemos extraer algunas como son:

• Su pérdida significa una pérdida material y no de vidas humanas.

• Un coste de producción muy bajo.

• Capacidad de esfuerzo máximo, es una máquina no un humano, no necesita descanso.

• Si son derribados no disponen de piloto y no se debe realizar una peligrosa operación de búsqueda y salvamento.

• Su pequeño tamaña dificulta su detección, produciéndose la misma a muy poca distancia del objetivo y dificultando enormemente la capacidad de respuesta.

• Los ataques con «enjambres» engañan o saturan los sistemas de detección y defensa. Esto puede además combinarse con la utilización también de misiles y así aumentar las posibilidades de alcanzar el objetivo por parte de estos.

• Las ineficaces o inexistentes defensas de los arsenales, o astilleros navales, permiten los ataques cuando están atracados, en reparación o en construcción.

Guerra de la propaganda

Además de todas las ventajas anteriores, que no son pocas y no son todas, se produce una nueva, adecuada a la revolución de las comunicaciones que vivimos en la actualidad. Estos artilugios navales pueden ser dotados de elementos de grabación de sus ataques, transmitiéndose en tiempo real para ser utilizada posteriormente en vídeos que se viralizan en todas las plataformas de comunicación. Los drones, por tanto, nos aportan material para ser utilizado en la guerra que siempre discurre paralela a la del campo de batalla, la guerra de la propaganda y la desinformación.

La guerra de la propaganda tiene un efecto inmediato sobre la opinión pública, pero también sobre los dirigentes políticos, que sienten cómo sus ciudadanos reciben información en directo de sus fracasos en la guerra, algo que no suelen encajar muy bien. Todos hemos podido observar esas imágenes de un buque ruso donde toda su tripulación intenta parar el ataque con drones disparándoles todo lo que tenían a mano, incluso ráfagas de fusil ametrallador, para después recibir los impactos y hundirse. Este tipo de imágenes son una victoria paralela a la del propio hundimiento.

En el caso de Rusia parece que destituciones como las del Almirante Jefe de la Flota del Mar Negro, Igor Osipov, o la más reciente del Almirante Jefe de la Armada Rusa, Nikolai Yevmenov, se han llevado a cabo para intentar enmendar el fracaso actual en la contienda naval. La pérdida de 26 buques, el 25 % de la Flota del Mar Negro, y la retirada de los buques desde Sebastopol al puerto de Novorossisk son algunas de las consecuencias de los ataques de los drones ucranianos.

Cesar Kunikov, buque de guerra ruso atacado por Ucrania en el mar NegroTwitter

¿Cómo protegemos a los buques de los ataques con drones?

Aquí se presenta un dilema importante y es la necesidad de mejorar en dos campos de trabajo, los sistemas de detección y los sistemas de respuesta. Actualmente parece que se estén centrando más los esfuerzos en lo segundo que en lo primero.

La necesidad de protección en la mar implica la protección de la propia unidad naval y también el mantenimiento de su capacidad de protección de aquellas naves a las que escolta y protege en un despliegue naval. Aunque las imágenes trasladadas desde las unidades desplegadas en el Mar Rojo pudieran hacernos pensar que los buques de las armadas occidentales están mucho mejor preparados que los rusos, la realidad es que las peticiones urgentes de desarrollos de defensa de una armada como la de los EE.UU. parece indicarnos que no es totalmente cierto.

Sistemas de combate como el Aegis, con el que cuentan algunos de nuestros buques, no han sido diseñados para defenderse de un ataque con drones y mejorar esta capacidad significará tener que sustituir o modificar estos sistemas para que permitan una detección lejana y disponer así, con la modificación también de los sistemas de respuesta, de la posibilidad de repeler un ataque de estas características con ciertas garantías.

La fragata 'Blas de Lezo' (F-103)dispone del sistema de combate Aegis, con gran capacidad de defensa aéreaArmada Española

Algo que está ocurriendo en la actualidad, al no disponer de los sistemas de defensa adecuados, es que se están utilizando costosos misiles para derribar drones, algo inaceptable desde el punto de vista económico, pero también desde el punto de vista operativo. Al utilizar los sistemas de misiles para la defensa contra los drones disminuimos la capacidad del buque para continuar realizando su misión de escolta o protección, al no disponer actualmente las armadas de capacidad para reaprovisionar los silos en el mar.

La Armada de los Estados Unidos ha sido la más rápida a la hora de reclamar a su poderoso sistema de defensa el desarrollo de soluciones ante los drones, tanto de defensivas como ofensivas, incluyendo la posibilidad de operar con drones de reconocimiento y ataque desde unidades navales más pequeñas que los portaaviones. Esto parece indicar que quisieran combinar la capacidad de la aviación tradicional con la nueva de los drones, algo que tendrá que producir unos sistemas combinados de control y reparto de operaciones.

Quizás hemos diseñado bases para guerras antiguas, quizás algunas de las actuales bases se hayan convertido en verdaderas ratoneras ante el ataque de los drones

Las opciones defensivas que se están desarrollando barajan la posibilidad de generar interferencias, denegar la señal GPS, denegar las comunicaciones y también armas láser o microondas o sistemas de artillería específicos para derribar este tipo de aparatos. Muchas de las soluciones de artillería barajan la posibilidad de una mayor cadencia de fuego y un calibre menor, pudiendo así alojar mayor cantidad de munición en el mismo espacio. La realidad es que cualquier sistema que se desarrolle debe tener en cuenta la cantidad de munición a embarcar, la cantidad de espacio ocupado por los propios sistemas, la cantidad de consumo eléctrico, hidráulico o de cualquier tipo, que su funcionamiento no interfiera en los demás sistemas del buque, el tiempo de recarga y muchas otras cuestiones. Un buque es un arma muy compleja y cualquier modificación o desarrollo futuro debe encajar perfectamente dentro de un espacio y un sistema de combate general del buque.

Protección de las bases

Un último apunte sería recordar la protección y posición de los buques cuando están en sus bases, arsenales o astilleros. Quizás hemos diseñado bases para guerras antiguas, quizás algunas de las actuales bases se hayan convertido en verdaderas ratoneras ante el ataque de los drones, quizás la posición de algunos buques en puerto debería modificarse para facilitar una salida más rápida al mar, por ejemplo, la posición de submarinos en dársenas proa a tierra y no proa a la dársena, además de la insuficiente o inexistente protección antiaérea de estas instalaciones.